Para seguir con los argentinos en estos días, hay quienes dicen que no están hechos para la idiosincrasia de Alianza Lima. A mediados de los '90, hubo alguien que en un inicio pareció hacer denodados esfuerzos por ratificarlo. Pero, con el tiempo y con un estilo muy particular, se encargó de mejorar su imagen y acabó metiéndose en el corazón de la tribuna Sur. La historia de Marcelo Sozzani es una de esas llenas de paradoja y cambio de insultos por apelativos de carácter guerrero.
En la megadiversa gama de futbolistas extranjeros llegados al Perú se cuentan todas las especies. Pero son pocos los que, como le ocurrió al brasileño Adilio en el Alianza Lima de 1990, oscurecieron en estas canchas una trayectoria que supo de momentos gratos con la camiseta de un auténtico grande sudamericano como el Flamengo de ZIco y compañía. Este es el recuerdo de un volante que llegó destinado a ser figura y acabó perdiéndose en las silbatinas de la tribuna Sur.
Para días en que Sport Boys naufraga sumido en el más hondo de los descalabros institucionales de su rica historia, es pertinente evocar a quien fuera uno de los jugadores más reconocidos que llegara del extranjero a vestir la rosada. Un bicampeón mundial que, primero como líder en la zaga y luego desde el banco como técnico, supo guiar a la ‘Misilera’ a dos de sus mejores campañas. Este fue Zózimo, un auténtico ídolo de esos que el Callao añora.
En 1990 el Perú era un país castigado por la hiperinflación, el terrorismo y todos los males que el diablo pudo inventar. En medio de la crisis, llegaron un día al Jorge Chávez cuatro argentinos. La gente bien pudo haberlos confundirlo con algún cuarteto de bailanta que llegaba a brindar algo de alegría ante tanto infortunio. Pero no. Eran los nuevos jales de Sporting Cristal. Uno de esos se llamaba Maximiliano Cincunegui, era delantero y esta es su historia.
El tiempo se convierte en el gran enemigo de esta época. En la lucha contra este debe mencionarse a un crack entre los cracks, el extraordinario Antonio Sacco. El maestro de “La Bicicleta”. El que popularizó con genial maestría esta jugada circense para utilizarla en beneficio del equipo y decidir partidos importantes. Sacco, campeón con el primer equipo de la historia de Sporting Cristal y figura en otros clubes del medio, fue ese papá que nos enseñó a “montar bicicleta” dentro de un campo de fútbol.
Un instante bastó para que Facundo Gareca no engrosara la voluminosa lista de jales nefastos que Alianza Lima llena año tras año con una entrañable persistencia hacia el error; la coherencia en el yerro, dirían algunos. Pero ese era un día de clásico y era también el día de Gareca. El año: 1998. Con un tiro libre, sentenció una victoria blanquiazul sobre Universitario. Balonazos al cielo, arrítmicos quiebres, cabezazos hacia la nada; todo se olvidó. Para los hinchas victorianos, fue más que suficiente.
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