Marcelo Sozzani: Guerra gaucha
Para seguir con los argentinos en estos días, hay quienes dicen que no están hechos para la idiosincrasia de Alianza Lima. A mediados de los '90, hubo alguien que en un inicio pareció hacer denodados esfuerzos por ratificarlo. Pero, con el tiempo y con un estilo muy particular, se encargó de mejorar su imagen y acabó metiéndose en el corazón de la tribuna Sur. La historia de Marcelo Sozzani es una de esas llenas de paradoja y cambio de insultos por apelativos de carácter guerrero.
Composición fotográfica: Sandro Mena / DeChalaca.com
El verano de 1995 presentaba a un Alianza Lima decidido a acabar con el maleficio de los años sin campeonar, para lo cual no escatimaba inversiones. Para apuntalar el objetivo, Pío Dávila, el mandamás íntimo de la época, hizo montar lo que con los años se convertiría en un clásico: la presentación a todo dar de inicios de temporada, con los jugadores saliendo uno por uno en un túnel de luz antes de jugar el primer amistoso internacional.
El comparsa elegido era uno de polendas: nada menos que el Green Cross de la Segunda División ecuatoriana. Risas al margen, la inconfundible voz de ‘Lalo’ Archimbaud comenzó a nombrar a los jugadores blanquiazules y buena parte de la expectativa se centró en uno que venía a vestir la camiseta ‘3’ que José Soto había dejado vacante tras marcharse a Sporting Cristal. Saltó al campo de Matute y la reacción de la hinchada fue tibia por defecto. “Argentino, rubio, melenudo y trotón: este no es para Alianza”, fue el comentario terminante.
LO MÁS DIFÍCIL ES EMPEZAR
Así empezó la historia en Matute de Marcelo Adrián Sozzani (Mar del Plata, 15 de enero de 1969), que se tornaría más difícil cuando las primeras acciones del zaguero con el balón denotaron escasa técnica y un tratamiento del balón que instaló en el mercado local un nuevo paradigma de lo rústico y rudimentario. En un solo verano y a partir de los primeros amistosos, cualquier rechazo a la nada en una pichanga escolar o de barrio pasó a ser conocida por los hinchas aliancistas como “un despeje a lo Sozzani”.
Lo curioso es que el blondo defensa había sido recomendado expresamente por el técnico Iván Brzic, quien lo había dirigido en el Blooming de Bolivia. En el país altiplánico, Sozzani había jugado ya una Copa Libertadores con el San José de Oruro, luego de haber debutado -y despedídose rápido- de la Primera División de su país con la camiseta del Racing Club de Avellaneda, club en cuyas canteras se formó. De hecho, el paso de Sozzani por las filas de la ‘Academia’ no es olvidado por los hinchas blanquicelestes, que hasta hoy lo evocan en foros de Internet con comentarios del corte de “(tengo 29 años) y sí, ya vi a Sozzani sin poder marcar a nadie” o lo incluyen en onces ideales de lo nefasto en la historia del club.
Volviendo a Alianza, se avecinaba la Libertadores del 95’ y las críticas hacia la zaga que conformaba Sozzani con Frank Ruiz -otro coloso de la paradoja defensiva- arreciaban mientras Soto se asentaba con Marcelo Asteggiano en la zaga de Cristal. La dirigencia decidió entonces dar un golpe grande: importar a otro compatriota argentino con mucho mayor cartel. El elegido fue Pedro Damián Monzón, subcampeón del mundo en Italia ’90 y autor de un tanto en esta justa (ante Rumania).
Los primeros partidos, sin embargo, agravaron la crisis. Cristal goleó 3-0 a Alianza en el estreno copero en un partido en el que el dominio fue compartido pero donde los celestes desnudaron en cada ocasión que tuvieron la fragilidad defensiva íntima. En el segundo cotejo, en Cochabamba, Brzic apostó por jugar con tres al fondo (Monzón, Ruiz y Sozzani) y Alianza sacaba un empate valioso. Sin embargo, Monzón perdió los papeles y se fue expulsado por reclamar irasciblemente a poco del final; y en la última jugada, el también argentino Maladot aprovechó que Sozzani se quedó en el cierre para batir de cabeza a Jacinto Rodríguez.
PURGA Y SALVACIÓN
Alianza se volvió un polvorín y empezaron a rodar las cabezas de acento gaucho. Primero, la de Monzón, acusado de conflictivo y afín a actividades de alta aspiración en la concentración. Luego, la del ‘Loco’ Enrique, de quien se decía acompañaba a su compatriota en dichos quehaceres y acabó mandándose a rodar con Brzic cuando este lo sustituyó en un cotejo ante Sipesa -era la época en que en Alianza todavía estas situaciones derivaban en el cese del jugador y no del técnico-. La pregunta se caía de madura: ¿y Sozzani cuándo se iba?
Lo cierto es que el serbio se la jugó entero por el zaguero y lo mantuvo como titular a costa de todo. Con el correr de las fechas, el equipo fue tomando forma y sacando ventaja en el campeonato local: llegó a ponerse nueve puntos arriba y se acabaron los insultos. Para Brzic, para Sozzani y para los demás, porque el sueño de romper la sequía de títulos parecía cerca.
Sin embargo, Brzic se marchó al Oviedo de España a mitad de campeonato y los fantasmas volvieron. Ramón Estay tomó el mando y en un cotejo ante Cienciano en el Cusco hizo lo indecible por conservar el invicto: arrancó jugando con Sozzani y Ruiz y, con el correr del cotejo, hizo ingresar a Sandro Gamarra y Walter Machaca para acabar jugando con cuatro zagueros centrales. En la última jugada del partido, Sozzani no habló bien con ‘Panchi’ Pizarro, Paul Cominges se avivó, les ganó en el cruce y rompió el invicto íntimo.
Luego de eso, Alianza perdió tres de cuatro partidos y la paciencia para con Estay se acabó. Llegó Julio César Uribe y, además, se trajo como refuerzo para la zaga al paraguayo Miguel Ángel Acosta, de quien se decía traería la solidez que Sozzani no otorgaba. No obstante, el ‘Diamante’ prefirió dar más oportunidades a Gamarra (para “apoyar al elemento nacional”, como diría Ítalo Villarreal).
Alianza ya no era primero: Cristal se catapultaba al bicampeonato y los cambios se sucedían fecha a fecha en Matute entre los acostumbrados experimentos de Uribe. Sozzani vio la roja en un nuevo cotejo clave: ante San Agustín, el cual acabó en empate, y no volvió a jugar hasta el final del campeonato. Cuando Alianza perdió el cupo a la Libertadores en cotejo definitorio ante la ‘U’, con aquel gol de Roberto Martínez -en el que Acosta no llegó al cruce-, había quienes decían, con resquemor de incurrir en blasfemia, que se había extrañado al melenudo argentino.
APARECE EL GUERRERO
Aunque muchos dudaban de su continuidad, Marcelo Sozzani se mantuvo en Alianza para la temporada 1996. Con el tropicalísimo Gilberto Alves ‘Gil’, los íntimos, con camiseta Adidas y Pilsen Callao en el pecho, se aprestaban para un nuevo año de ansia de título, ahora solo concentrados en el certamen local.
Y la verdad es que aunque el equipo de Gil no era nada extraordinario, tuvo un arranque inmejorable. Le ganó a Pesquero, a Aurich-Cañaña y a Republicana, para después despacharse con un 6-0 sobre San Agustín realmente extraordinario. Y no tanto por el marcador, sino por hechos que lindaron con lo fantástico como que ‘Pañalón’ Quesada se posara en el arco íntimo sin que le convirtieran un gol. O que Marcelo Sozzani se hiciera presente en el marcador; y no solo una, sino dos veces.
Es difícil confirmar que esa tarde de sus goles ante los canarios -los únicos tantos que anotó en su paso por canchas peruanas- haya surgido el apelativo de ‘Guerrero’ para referirse a su figura. Pero bien podría habérselo ganado con la acrobacia cuasi rupestre que describió en el aire para meterse con balón y todo al arco de Carlos Silvestri en uno de ellos. La Sur coreó su nombre, y hasta algún incauto hincha adolescente que había apostado en su colegio que el día que Sozzani metiera gol le pagaría un helado a todo su salón debió reventarse la propina.
Aunque Alianza haya sido claramente superado por Cristal en el tramo final, el argentino mantuvo un desempeño regular y la titularidad junto a Ruiz toda la temporada. Hasta podría decirse que se convirtió en caudillo de la zaga, sin que hayan faltado los altibajos en su desempeño. Por ejemplo, en la fecha final del Descentralizado y justamente ante los rimenses -ya campeones para ese momento-, protagonizó un auténtico blooper al despejar contra su propio arco y forzar un autogol de José Luis Reyna. Sin embargo, apenas dos semanas luego, en la Liguilla por el subtítulo, jugó el que acaso fue su mejor partido en el Perú: el clásico ante Universitario que acabó 0-0 y fue clave para la clasificación íntima a la Copa Libertadores. Esa tarde de diciembre del ’96 en un soleado Nacional, Sozzani anuló por completo a Adrián Czornomaz, el goleador de moda por entonces.
Acabado el certamen, el ahora ‘Guerrero’ íntimo recibió un premio a su buena labor: le llegó una oferta del Shoda Xhanti griego y se marchó a jugar allá un semestre. Pero debía volver al Perú para participar de un momento glorioso que tenía pendiente: la vuelta olímpica de Alianza luego de 19 años, en el mismo Matute.
RETORNO Y EPÍLOGO
No se asuste, falta precisar que Sozzani participó de esa tarde pero con otra camiseta. Para el Clausura 1997, el Melgar de Arequipa requirió sus servicios, aunque lo hizo jugar solo esporádicamente. Pero sí le permitió jugar en aquel 5-0 del 8 de noviembre de 1997 con que los íntimos aplastaron al ‘Dominó’ para festejar el ansiado título que habían conseguido tres días antes. Entre la indiferencia del público que lo había sabido aplaudir, Sozzani fue testigo de excepción de aquella gesta.
Al partido siguiente, ante Cristal en la primera fecha de la Liguilla, Alberto Tejada lo expulsó por acción brusca y con ello selló el final de su carrera en estas canchas. Sozzani jamás volvió a jugar un partido en el Perú y se marchó al lugar
de donde vino: Bolivia, donde prolongó su carrera en Wilstermann (con
el que llegó a convertirle un gol a San Lorenzo de Almagro en Copa
Libertadores), Destroyers y Unión Central de Tarija.n este último club, en la temporada 2004, protagonizó un hecho luctuoso al dar positivo en un control antidopaje, suceso que lo impulsó a poner fin a su carrera.
Al año siguiente, sus ex compañeros pretendieron imponerlo como asistente técnico en Unión Central, lo cual motivó que el propio presidente del club, Jorge Lema Morales, presentara su renuncia. Como fuere, Sozzani acabó esa misma temporada fungiendo de asistente pero en el Real Potosí, en el comando técnico encabezado por Juan Carlos Andrada, ex compañero suyo en Racing y también objeto de “generosos” adjetivos en el recuerdo de los hinchas de la ‘Academia’.
No obstante, a Sozzani se lo volvió a ver hace algunos meses por Avellaneda, para un homenaje a Ruben Paz, el extraordinario volante uruguayo que fuera ídolo racinguista. Y ya sin la melena larga, sino pelado al ras, como lucía desde sus últimos partidos en Bolivia. Hasta su hermano mayor, Gabriel, decidió seguir sus pasos hace poco y se rapó para una producción fotográfica del diario Olé con la que algunos hinchas de Boca Juniors pretendieron expresar su apoyo al técnico Carlos Ischia, un abanderado del look a lo Lex Luthor.
Modas al margen, en el Perú y sobre todo en Matute el apellido Sozzani seguirá siendo tan sinónimo de cabellera frondosa como de juego picapedresco. Pero sobre todo, de tesón y esfuerzo inagotable por parte de un futbolista sencillo y trabajador al que los adjetivos en contra le sirvieron de estímulo para ganarse un lugar a prueba de golpes y terminar inscribiéndose en los recuerdos del hincha local con señales de cariño.
Fotos y recortes: revistas Estadio, Conmebol y 100% Svr; diarios El Comercio, El Bocón y Líbero; coralbolivia.com; alianzalima.tv; eldeber.com.bo

J
Donde esté maestro, un fuerte abrazo...
Estuve en aquella tarde inolvidable del 97 del 5 a 0 de Alianza sobre Melgar festejando la vuelta olimpica que obtuvimos en Talara, en la popular sur, y recuerdo como si fuera ayer segundos antes que empiece el partido el ¡Sozzani Corazon Sozzani Corazon! el grito de toda la la gente de Sur, y cuando Marcelo volteo a la popular y se toco el corazon con un gesto expreso que Alianza esta en su corazon
Yo tambien estuve y recuerdo ese gran momento tambien se grito Quezada Corazon pero el que estaba en el arco de Melgar en ese entonces era Alejandro Mullet haha ...un saludo desde aca a "calidad" Sozzani,un aliancista de Corazon.
sALudos
GRACIAS POR TANTO
Esperamos q firmes para el equipo "tutatuta" cuanto antes
te esperamos con ansias
abrazo de gol
saludos desde Houston
escribenme a mi correo gracia arriba alinza carajo
quien no recuerda marcelo sozzani fue un jugador que llego con el cartel de parrillero pero que con coraje y garra se gano un lugar en la historia blanquiazul fue todo un guerrero en la cancha y eso guerreros ya no existen saludos sozzani
xfa agradeceria la respuesta
QUIEN NO RECUERDA A MARCELO SOZZANI
ESTES DONDE ESTES MARCELO
ESTAS EN NUESTRAS MENTES Y EN EL CORAZON
UN ALIANZISTA QUE VIVIO ESOS TIEMPOS BUENOS
HOY RADICO EN EL EXTRANJERO Y PENSAR EN ALIANZA
ES PENSAR EN AUQELLOS ANOS
Tal era la devoción por este jugador en algún momento, que, y no miento, en una radio escuchaba durante un partido de Alianza Lima, que podrÃa estar en la mejor defensa de la década de AL. Hasta ese punto llegó.
Marcelo Adrián, cuyo nombre lleva mi sobrino (por coincidencia), donde quiera que estés recibe una gran abrazo y ARRIBA ALIANZA
En esa presentación arrancó el Poeta de la Zurda, cuando lo reemplazó Marquinho a los poco minutos del segundo tiempo como que el estadio se apagó.
Si tan solo tuvieramos dos Sozzani hoy en Alianza, estariamos tranquilos atras.
Mis recuerdos y emociones brotan al recordar a este gran prfesional que punta de entrega, pundonor y amor por la blanquiazul se erigió como el caudillo que quisieramos tener siempre, Saludos Marcelo, estes donde estes siempre te recordaremos con mucho cariño.