Mariscal Sucre 90 años: Mariscal con noventa galones

En un sistema informal como el que predomina en el fútbol peruano, es frecuente que aparezcan y desaparezcan clubes. Pero que se extinga alguno que supo ser alcanzar el éxito máximo de ser campeón y encumbrarse como el mejor de su época es bastante extraño. Eso le pasó al Mariscal Sucre de La Victoria, uno de los dos equipos campeones de la antigua Primera División amateur de Lima (iniciada en 1926) junto a Sport Progreso, que ha dejado de existir, quién sabe si para siempre. Acá, a cuento del nonagésimo aniversario de su fundación, el repaso de una historia lo suficientemente rica como para merecer otro destino.
1. La fundación y el ascenso
El siempre movido jirón Canta, a solo dos cuadras del estadio Nacional cruzando la Vía Expresa, casi donde comienza La Victoria, vio nacer el 1 de setiembre de 1925 a un club llamado a hacer historia grande para su distrito: el Sucre Football Club. Su primer presidente fue Eduardo Gallegos, y desde el primer día el club adoptó los colores que lo harían famoso en el fútbol limeño: camiseta blanca con una equis celeste cruzada sobre el pecho, y pantalón y medias negras. Estas últimas, a tono con el color secundario de la casaquilla, variaban ocasionalmente a ser celestes.
Sucre fue conocido coloquialmente desde siempre, por la equis, como el equipo cruzado. Sin embargo, ya en sus primeros años de incursión en la División Intermedia (segunda categoría) de la Liga de Lima, el juego guapo y aguerrido del equipo victoriano le hizo ganarse otro apelativo: comenzó a ser llamado el equipo dinamitero, por lo fogoso de su accionar, según narra en diversas crónicas el periodista Teodoro 'Lolo' Carrera.
En 1932, Sucre consiguió su primer ascenso al fútbol grande al ubicarse en primer lugar de la División Intermedia, en disputada lucha con el Sport Boys, que culminó segundo. En principio, tanto cruzados como rosados debían revalidar el ascenso en la llamada 'Rueda Trágica' junto a los dos últimos ubicados de la División de Honor, que eran Sportivo Tarapacá Ferrocarril y Circolo Sportivo Italiano, pero se decidió que la máxima categoría se engrosara de ocho a diez clubes para 1933 y así no fue necesario el trámite. Así, en su primera temporada, Sucre terminó ubicado en cuarto lugar, detrás de Alianza Lima, Universitario y Ciclista Lima.
2. Los primeros años y el clásico victoriano
Sucre se habituó a hacer campañas aceptables en sus primeros años en la División de Honor. Si bien su arrastre popular era limitado en comparación con el de otros clubes como Alianza, Chalaco o Universitario, e incluso por debajo de los recién surgidos Boys y Municipal, el equipo dinamitero logró conformar una barra que se apostaba en la antigua tribuna de madera en el estadio Nacional (situada donde hoy está Occidente) hacia el lado Sur, debajo de donde solía sentarse la barra aliancista.
Esta cercanía con Alianza Lima, tanto en tribunas como geográficamente por representar ambos al mismo distrito, generó rápidamente una rivalidad fuerte entre cruzados e íntimos. El punto clímax que inscribió para siempre el clásico victoriano se produjo el 27 de noviembre de 1938, cuando Sucre y Alianza debieron jugar un partido extra para definir el descenso, puesto que habían igualado en el penúltimo lugar con 14 puntos y solo uno de los dos debía descender a la Liga de Lima junto al Progresista Apurímac. Contra todo pronóstico y hasta con el periodismo explícitamente en contra, Eduardo Lazo y Luis Tejada decretaron el triunfo 2-0 que envió por única vez en su historia al descenso a los blanquiazules y erigió a Sucre como una de sus mayores sombras.
El clásico victoriano continuó disputándose hasta 1968, año en que Sucre jugó por última vez en la máxima categoría. Y aunque los cruzados no fueron la mayor sombra de Alianza en aquellos años de transición del amateurismo al profesionalismo -rótulo que se ganó Centro Iqueño con varios triunfos claves y memorables sobre los blanquiazules-, sí consiguió una marca histórica: la mayor goleada de la historia del duelo. El 20 de octubre de 1951, por la fecha 14 del primer torneo profesional disputado en el país, Sucre vapuleó 7-0 al cuadro íntimo con goles de Carlos Lazón (2), Juan Bassa, José Abán, Víctor Espinoza, López y Carlos Stolzembach.
3. El primer título
Inmediatamente luego de pelear el descenso, Sucre cuajó una gran campaña en 1939, año en que quedó subcampeón detrás de Universitario. La miel en los labios se le quedaría al equipo victoriano por cinco años más, cuando saborearía el primer título de su historia.
En aquel torneo de 1944, disputado por ocho clubes, el cuadro cruzado encontró un rendimiento parejo y eficiente, sostenido en líneas sólidas, con una pareja de centrales que hizo historia: la que conformaban José 'Gallareta' Luna y Máximo 'Macho' Gómez -abuelo de Mario 'Machito' Gómez-. Su quinteto de ataque, con Julio Aparicio Ayllón como máxima figura, fue contundente y le reportó a Sucre la friolera de 40 goles anotados, contra solo 25 recibidos en el arco que compartieron Gustavo Tarrillo y Atilio Xamin.
En general, Sucre ganó 10 partidos, empató 1 y perdió 3 en su exitosa campaña. Logró el título a falta de una jornada para el final, sin necesidad de jugar: el triunfo de Universitario por 3-2 sobre Municipal en el preliminar del doblete disputado el 16 de octubre en el antiguo Stadium Nacional era suficiente para garantizar que los ediles no podrían alcanzar a los cruzados en la tabla de posiciones. Así, en el estelar, Sucre se dio el lujo de celebrar su título pese a caer goleado 4-1 por Sport Boys, con algunas ausencias en el once titular puesto que Xamin y Luna habían sufrido un accidente dos días antes y Juan Huapaya atravesó un proceso gripal. A la semana siguiente, ya con el equipo completo, los dinamiteros celebraron su título con un contundente 4-0 sobre Atlético Chalaco.
4. Las grandes figuras
La historia de Sucre cuenta que sus íconos importante fueron de corte defensivo. A la comentada 'Pareja Dinamita' que formaron durante la década del cuarenta 'Gallareta' Luna y 'Macho' Gómez, se sumaron luego como líderes de la zaga, para los años cincuenta, el capitán David Rodríguez y Félix Sono, quien también tuvo un paso por Alianza Lima.
Del mismo modo, en el centro del campo, el gran líder y capitán del primer Sucre campeón fue un futbolista de corte defensivo: Germán Colunga, quien a partir de su notable rendimiento en la media línea cruzada pegó el salto para brillar luego con Municipal y Universitario. Juan 'Canino' Huapaya en los cuarenta y Arturo 'Camay' da Costa en los cincuenta fueron otros referentes de la posición, en paralelo con el surgimiento de un futbolista que marcó época en la posición con casaquilla cruzada: Carlos Lazón, luego transferido a Alianza Lima.
No obstante, los dos mayores nombres que Sucre legó al fútbol peruano como productos de su cantera fueron atacantes, y ambos de exportación. El primero fue el moreno Julio Aparicio Ayllón (este último era su apellido paterno), quien luego de ser campeón en 1944 hizo prolífica carrera en el fútbol mexicano con Moctezuma, Veracruz, León y Tampico, y llegó a ser máximo anotador de la Primera División de ese país. El otro también hizo historia al ser el primer peruano en militar en el fútbol brasileño: Jesús Villalobos fue vendido por Sucre directamente al Fluminense en 1949. Otros atacantes como los hermanos Genaro y Eduardo Lazo, el moreno Marín 'Chita' Reyna, el chiclayano Carlos 'Mochito' Ramos y, posteriomente, Dante Rovay, José Abán y Juan Bassa, hicieron historia con camiseta cruzada.
5. El benefactor y el cambio de nombre
Sería imposible escribir sobre la historia de Sucre sin hacer un acápite especial para la persona que forjó su éxito institucional: Carlos Cárdenas Costa, socio fundador y cuasi eterno presidente del club. Recibió el mandato en 1930, de manos de José María Loayza, Félix Ugaz y Juan Meza, y no lo dejó sino hasta 1973, cuando la desactivación de la Segunda División envió a Sucre a militar en la Liga Mayor de Lima.
Cárdenas fue, en tiempos en que la figura del mecenas explicaba mejor que nada los destinos de un club, el auténtico pater familia del Sucre. Fungió de benefactor, padrino y hasta entrenador del club cuando fue necesario. Instaló la sede del club en la cuadra 9 de la avenida Iquitos, la arteria paralela a aquella en la cual había sido fundado, y además sostuvo económicamente a muchos jugadores del club -tanto en actividad como en retiro- al darles trabajo en la chacra que poseía en Chacra Ríos, con cuyos réditos solventaba económicamente los destinos del Sucre.
La visión de Cárdenas lo condujo a dar un paso ambicioso el 19 de junio de 1951. El suyo debía ser un club que no solo se proyectara al fútbol, sino que promoviera la práctica de otros deportes entre la juventud de La Victoria. Así, ese día el Sucre FBC se transformó oficialmente en el Mariscal Sucre de Deportes, denominación que mantuvo hasta su desaparición.
6. Los argentinos y sus peculiaridades
No obstante, el cambio institucional de Sucre estuvo acompañado por algunas ideas que hoy lucirían estrambóticas pero que en ese tiempo asomaban como vanguardistas. Carlos Cárdenas era un dirigente que, en tiempos en que la mirada futbolística era muy centrada en lo local, hacía la diferencia al mirar hacia el extranjero, y por eso apostó por la escuela argentina para la construcción del que debía ser su nuevo proyecto.
Así, en 1951, optó por fichar al conocido Ángel Fernández Roca -que había dirigido a la selección peruana en el Sudamericano de Montevideo en 1942- como entrenador del club. Pero ya que los servicios del DT argentino eran muy demandados, no se hizo mayor problema en compartirlos con Alianza Lima, a pesar de la rivalidad entre ambos equipos y de que disputaban el mismo torneo. Al año siguiente ocurrió algo parecido: Asociación Chorrillos subió a Primera División y Fernández Roca dirigió tanto a Sucre como al elenco chorrillano en el mismo torneo. Cosas de la época o gajes del oficio.
Pero la apuesta más llamativa de Cárdenas fue la conformación, en 1951, de una oncena integrada enteramente por jugadores argentinos para defender la casaquilla del Sucre, en línea con la profesionalización del sistema. La idea era presentarlos en algunos amistosos, hacer algunas giras y luego hacer la diferencia con ellos en el torneo local. Fernández Roca se encargó de la selección de los futbolistas, entre los cuales, en realidad, se contaba un paraguayo: el mundialista Santiago Mello. Sin embargo, la AFA denegó el pase de los jugadores y ellos no pudieron ser inscritos ante la FPF, por lo que el proyecto quedó trunco.
7. El segundo título
Entre los cuarenta y los cincuenta, Sucre vivió experiencias diversas: peleó el título en 1949, la baja en 1950, nuevamente el título en 1951 y quedó a media tabla en 1952. Por eso, el vaivén que le ocurrió en la temporada 1953 no le fue ajeno, aunque tuvo un desenlace tan inesperado como feliz. Uno que inscribió en la historia del fútbol local como campeón a un equipo que, fechas antes, había estado refundido en la cola de la tabla.
Así, para el inicio de la temporada, Ángel Fernández Roca hijo (ya que el padre había pasado a acompañar a William Cook en la selección peruana) se hizo cargo del equipo y le fue pésimo: solo empató con Tabaco en el debut y luego perdió tres partidos al hilo. Se optó entonces por relevarlo por Alfonso Huapaya, quien en 1951 había sido campeón como DT de Sport Boys: las cosas no cambiaron y el técnico nacional solo pudo ganar un partido de los cuatro que dirigió, frente a Municipal. Así, para la octava jornada del torneo, Sucre era colero absoluto con apenas 5 unidades.
Entonces, Carlos Cárdenas tomó una decisión arriesgada: priorizar la preparación física del equipo y darle la conducción a alguien con credenciales en la materia. Apostó, entonces, por alguien que no había sido futbolista, pero era un excelente preparador: Carlos Iturrizaga, quien había adiestrado a Ciclista Lima. Colocó también a Carlos Domínguez como director deportivo, de manera que pudiera orientar las decisiones futbolísticas, y ambos construyeron en conjunto un sistema defensivo basado en un sistema conocido como "la espera estratégica" que catapultó a Sucre al éxito. En la fecha 9, el cuadro cruzado venció 3-1 a Alianza, y desde entonces le dio un vuelco a la historia. En la segunda rueda, ganó seis partidos y empató 2, y llegó así como líder solitario a la última jornada. Y tan increíble fue su caso que, como en 1944, logró ser campeón sin jugar: el empate 1-1 entre Tabaco e Iqueño y la victoria 3-1 de Chalaco sobre Universitario en la jornada doble del sábado 19 de diciembre de 1953 aseguraron el título sucrense que, otra vez como nueve años antes, pudo ser cómodamente festejado al día siguiente a despecho de una derrota (1-0 ante Alianza).
8. Los grandes arqueros
El gran baluarte de la campaña 1953 con Sucre fue un golero de moda en la época. El 'Flaco' Luis Suárez había sido ídolo de Municipal en la brillante trayectoria edil de los años cuarenta, y en 1952 se había mudado a tienda dinamitera. Su excelente desempeño y reflejos intactos en el arco sucrense lo llevaron de regreso a la selección nacional, con la que disputó el Sudamericano de 1955 en Santiago de Chile. En la campaña del título, encajó 22 goles en 18 partidos, y así fue ungido por la prensa especializada como el mejor jugador del torneo.
De hecho, ya Sucre había para entonces contado con dos arqueros que hicieron escuela y supieron sostener una disputa leal por el puesto. Uno era el recordado Atilio Xamin, conocido como 'Carne 'e Chancho' por su gordura y sus blancas piernas, como cita el periodista José Carlos Serván. El bigotudo portero fue el primer identificado con el pórtico dinamitero hasta que su titularidad fue amenazada por el excelente desempeño de un golero llegado desde Chiclayo: Gustavo Tarrillo -tío del luego dirigente-periodista Ricardo Miranda Tarrillo-, quien era conocido como 'Tarro de Leche' y tuvo memorables actuaciones en la gira que Sucre sostuvo en Colombia luego de ganar su primer título en 1944.
En la camada más próxima, Sucre tuvo como referente del arco a Rodolfo Bazán, quien surgió de las canteras del club y ocupó el lugar dejado por Suárez desde su debut en 1957. El popular 'Mago' se mantuvo en el club dos temporadas, hasta que Alianza Lima requirió sus servicios. Ya en sus últimos años, el cuadro cruzado promovió a otro golero que llegó a ser de selección: David 'Chicho' Uribe.
9. Los descensos
La crisis económica que azotó al fútbol peruano entre finales de los cincuenta e inicios de los sesenta no fue ajena ni para los negocios de Carlos Cárdenas ni para el Sucre, que se vio afectado y por eso comenzó nuevos vaivenes pero hacia la parte baja de la tabla. Así, descendió por primera vez en 1958, al quedar último con 15 unidades, pero volvió al año siguiente luego de ganar la Segunda División en cotejo extra contra KDT Nacional disputado en el estadio Lolo Fernández.
Posteriormente, Sucre descendió en 1961 y nuevamente volvió a fungir de ascensorista al campeonar la Segunda en 1962. Volvió a bajar en 1963, y pegó el retorno al ganar la Segunda en 1965. De este modo, el equipo logró figurar entre los participantes en el primer Torneo Descentralizado disputado en 1966, con un renovado equipo dirigido por Roberto Reinoso y en el que destacaban como principales figuras Juan Leturia y el 'Cóndor' Fernando Mellán.
Así, con cierto esfuerzo, Sucre pudo mantenerse en la categoría hasta 1968, cuando una campaña floja lo llevó a igualar la última posición frente a otro club que había sido campeón antaño y no pasaba su mejor época: Centro Iqueño, que logró alcanzarlo con 14 puntos en la última jornada luego de que los cruzados perdieran 4-3 ante Defensor Lima. Ambos debieron ir a un partido extra para salvar la categoría; el 15 de enero de 1969, en el estadio Nacional y con entrenador de emergencia -Roque Caliba renunció y debió asumir como técnico-jugador el volante Segundo Silva-, Roberto Reaño decretó el gol del 1-0 que envió definitivamente a Sucre a una baja de la que nunca más pudo volver.
10. Los últimos años y la desaparición
La historia de Sucre prosiguió en Segunda División, en la que se mantuvo por cuatro temporadas. Al cabo de 1972, la intervención estatal en el ascenso forzó la desaparición de la categoría, y así Sucre pasó a ser confinado a la Liga Mayor de Lima, que constituía la Región XIII de la Copa Perú. Esa decisión coincidió con el alejamiento de Carlos Cárdenas de la directiva.
Así, Sucre acabó disputando en 1974 el octogonal de ascenso de la Región XIII, junto a Citsa, Sport Vitarte, Deportivo Fabrisa, Ciclista Lima, Santiago Barranco, Deportivo Helvético y Atlético Barrio Frigorífico, que finalmente fue el ganador que consiguió llegar a Primera. Al año siguiente, luego de quedar nuevamente relegado y en búsqueda de recursos para subsistir, el equipo cruzado resolvió fusionarse con el Deportivo Epsep (equipo de la Empresa Estatal de Servicios Pesqueros) y mudarse a la Liga de San Isidro, en la que tras descender no se presentó a jugar en 1977, con lo que quedó desafiliado y consumó su desparición.
Alguna vez llegó a DeChalaca la información sobre el interés explícito de algunos empresarios en Comas por reflotar a Mariscal Sucre en ese distrito. ¿Se hará algún día realidad ese proyecto? Si caben dudas de que algún club merece la resurrección en el fútbol peruano, la rica historia aquí expuesta ofrece sobrados motivos.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Foto: Facebook; Recortes: diario La Crónica; Cromo: álbum Ídolos 1969, Importadores Peruanos

Que buena nota, muy amena é interesante
El principal problema, fue diluir la (poca o mucha) calidad de jugadores en demasiados clubes. Es decir, si antes de 1966 se jugaba la Primera (de Lima) con 10 equipos, al volverlo una Primera "Nacional" con 14 ó 16 equipos, no se le quitó competitividad.
El desastre futbolÃsticamente, fue cuando se diluyó la poca calidad que quedaba al meter en un campeonato de Primera hasta CUARENTA equipos, lo que sucedió en los espantosos Torneos Regionales y más aún mezclando la Copa Perú, donde cualquier equipo puede subir a primera directamente.
Y gracias dechalaca por esta remenbranza de mi equipo de toda la vida y de la mención tan acertada de mi abuelo Don Carlos Cárdenas Costa, el último mecenas del futbol peruano, criollo y jaramero que cumplió su otro sueño al abrir en el antiguo local del club el Centro Cultural Valentina, junto con Doña Valentina Barrionuevo, que al igual que en el futbol fue un semillero de artistas afroperuanos.
Los inversionistas del fútbol deberÃan apostar por equipos históricos y les irá muy bien