Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comDeChalaca rinde tributo a la memoria de Miguel Loayza con una joya de archivo: el recuerdo de su debut profesional y primeros goles, hace 60 años. Fotos, anécdotas y relatos de alto valor histórico que, por sí solos, describen por qué desde el primer día el 'Maestrito' fue un predestinado a ser uno de los mejores jugadores peruanos de todos los tiempos.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Nota de Redacción: El contenido del presente artículo estuvo destinado a ser parte de una entrevista con don Miguel Loayza, fallecido este 18 de octubre en Castelar, Argentina, su lugar de residencia. DeChalaca tenía previsto presentarla como parte de sus entregas previas al partido recientemente jugado por la selección peruana en 'La Bombonera' por Eliminatorias, pero lamentablemente el delicado estado de salud del 'Maestrito' impidió materializar la conversación.

La familia, con suma cortesía y atención, solicitó a esta página web discreción acerca de la situación, lo cual respetamos cabalmente. Hoy, compartimos el homenaje que le teníamos preparado a este gran ídolo del fútbol peruano a partir del hallazgo de un capítulo importantísimo de su carrera deportiva.

La mañana del 6 de agosto de 1957 pudo cambiar buena parte de la historia del fútbol peruano de no haber mediado un mero papel. El joven Miguel Ángel Loayza Ríos corría presuroso al estadio Nacional para cumplir uno de los grandes sueños de su vida cuando un guardia de seguridad lo detuvo a unas cuadras del coloso de José Díaz: era tiempo de leva y el rostro adolescente lo delataba como un joven pasible de ser reclutado para el servicio militar obligatorio.

Un casi niño Miguel Loayza con la primera camiseta que vistió: la del Surquillo FBC. (Recorte: diario La Crónica)Pero el joven Loayza, precavido y listo para hacer su debut en Primera División, llevaba en el bolsillo su partida de nacimiento. Ella confirmaba que ya tenía más de 18 años de edad y, por tanto, estaba exento de obligaciones militares. El guardia comprendió y lo dejó correr a alcanzar el vestuario de Ciclista Lima, en el que el debutante entrenador Luis López ya se había preparado para no contar con él en su partido debut de la temporada frente a Sporting Cristal y le había dado la camiseta con el dorsal '8' a Carlos Ramos. En solo 5 minutos, el joven, apresurado y sudoroso, se puso la camiseta tallarinera e inició su camino a la gloria.

Tal era el día

Si bien había nacido en Iquitos el 21 de junio de 1938, Miguel Loayza surgió futbolísticamente en las antiguas canchas del estadio Carlos Moscoso. A los 11 años de edad, se había enrolado en las filas del Surquillo FBC, club infantil, a instancias de Carlos Arias, también delegado del Ciclista Lima. En el elenco surquillano conoció a otro personaje vinculado al cuadro tallarinero como preparador físico que se convertiría en su primer entrenador y mentor: el 'Cholo' Alejandro Heredia.

Pero si bien por uno u otro lado se decantaba que algún día el talento incipiente de Loayza llegaría a enfundarse la camiseta blanca y negra listada del 'Decano', en realidad el gran impulso para su emergencia futbolística lo dio un torneo de menores organizado por el diario La Crónica: el Campeonato de la Juventud, en el que brilló con luz propia a partir de 1955. Por eso, dos años después, en el cotejo que abría la temporada 1957 de la Primera División Profesional de Lima y Callao, ya el periodismo estaba alertado de que podía encontrarse frente a la aparición de un jugador llamado a ser grande entre los grandes.

El rival de turno no era cualquiera. Cristal, bajo la dirección técnica del chileno Luis Tirado, inciaba la defensa del título que había ganado en la primera temporada de su historia, en 1956. Tenía como gran figura al uruguayo Antonio Sacco, quien lideraba la pléyade de grandes nombres del inicio de la historia cervecera: Raúl Pini, 'Tachero' Martínez, Carlos Zunino, Faustino Delgado y Máximo 'Vides' Mosquera, entre otros.

En acción contra el arco de Cristal, exigiendo al golero Reynaldo Párraga. (Recorte: diario La Crónica)

A ese gran equipo se le plantó al frente un Ciclista bastante más modesto aunque también con algunos apellidos para la colección. Al arco iba Santos Guerrero; Gastón Bravo, el argentino Santiago Armándola y Rolando Bayona figuraban en defensa; el también argentino Antonio Bernasconi y el arequipeño Carlos García se paraban al medio; y en ataque, el quinteto lo integraban Enrique Tenemás, Miguel Loayza, Juan Emilio Salinas, Gualberto Bianco y Francisco Pérez Vargas.

Brillo para los ojos

La concurrencia que había ido al Nacional a ver a Cristal se topó, sin embargo, con un espectáculo de otro corte pero de tanto o mayor calibre que el previsto. Que La Crónica lo relate por sí solo.

Loayza el día de su debut junto a otro monstruo: el uruguayo Antonio Sacco, de Sporting Cristal. (Recorte: diario La Crónica)"Cristal -el campeón del año pasado- apenas si pudo empatar 1-1 con Ciclista. Empate injusto. Como jugó Ciclista Lima, sobre todo en el primer tiempo, merecía la victoria. Al minuto y medio Bianco hizo el gol. Y él fue más que todo producto del pase que le hizo Miguel Loayza, un muchachito delgaducho, de 72 kilos, pero oro puro de la mejor ley. Loayza acaparó las miradas y las ovaciones de los espectadores con su juego magnífico. No es rápido, más bien camina a trancos, pero lleva la pelota como un maestro y tiene visión de gol. Uno de sus tiros se estrelló en el travesaño y otro que trató de hacer con el taco se estrelló en un poste".

Había nacido para el fútbol un tocado. Lo sufría el campeón, al que le costó mar, cielo y tierra llegar al empate: solo cayó a falta de 13 minutos para el final, producto de una hábil jugada de 'Vides' Mosquera que culminó en un remate corto. Pero el 1-1 no discutía en absoluto quién había sido la gran figura de la fecha y de toda la primera jornada de la temporada.

"Desde el primer toque de balón se metió al público en el bolsillo. Sus giros descolocadores, hábiles pases en callejón, dominio de balón de crack cuajado y valentía para enfrentar a defensas con mayor peso sin achicarse ante el juego rival fueron las cartas de presentación de Miguel Loayza, que de crack de las canchas de barrio pasó a ser estrella de nuestro primer coliseo deportivo".

La glosa acompañaba la crónica vespertina post-jornada, en la que La Crónica ahondaba en detalles acerca del nuevo niño mimado de la afición. Por ejemplo, que su contrato con Ciclista se había cerrado por una prima de 8,000 soles oro, de los cuales 3,000 habían sido pagados al contado y el resto quedaba previsto en cómodas cuotas. Además, Loayza percibiría un salario mensual de 700 soles, con premios de 100 por partido ganado y 50 por empate. Todo muy transparente, todo muy cincuentero.

La dedicatoria de Loayza a La Crónica luego de su debut. (Recorte: diario La Crónica)

Por supuesto, las fotos de Loayza firmando contrato decoraban la página y se acompañaban de un agradecimiento de puño y letra al diario, con autógrafo incluido. "Dedico mi actuación a La Crónica por el apoyo que siempre brinda a los deportistas peruanos. Guardo los más gratos recuerdos del campeonato juvenil organizado por el diario de los deportistas, al que debo todos los éxitos que hasta ahora he obtenido".

El primer grito fue por dos

Un detalle que no pasó desapercibido para los espectadores más observadores que asistieron esa tarde al Nacional fue el signo del crack marcado en la vestimenta de Loayza: las medias caídas. Señal de desenfado y confianza en sí mismo. En su talento. Como Enrique Omar Sívori, ese monstruo que había domado al coloso de José Díaz meses antes en el Sudamericano ganado por la Argentina de los 'Carasucias'. O como el gran ídolo que decía tener el jovencísimo Loayza en el fútbol: el señor Alberto Terry.

Loayza cumpliendo el sueño de su vida: posando junto a Alberto Terry en su segundo partido como profesional. (Recorte: diario La Crónica)Y como el destino es caprichoso y a veces patea un balón, el siguiente partido marcado para Ciclista y Loayza en el calendario, el domingo 13 de agosto de 1957, ponía al 'Decano' frente al Universitario de 'Toto' y compañía. Un nuevo partido desafiante pero en el que los cremas ya no iban a ciegas respecto del flamante crack, por todo lo que se había hablado sobre él en la semana.

Por eso, se resolvió que en la 'U' un nombre de peso haría marca personal al talentoso joven. Y se nominó a un ducho en esas lides: René Gutiérrez, uno de los grandes protagonistas de aquella inolvidable despedida de Teodoro 'Lolo' Fernández en 1953. 'La Lora' haría postas con otros dos futbolistas cremas de peso en tal misión: el 'Ahijado' Manuel Márquez y Víctor 'Monín' Salas.

Pero la estrategia no pudo durar poco más de media hora. A los 33', Ciclista plasmó su superioridad cuando el 'Feo' Salinas intercambió roles y se puso en función de asistidor: se escapó por el medio y metió un pase en cortada hacia el ingreso fulgurante de Loayza, por el medio del área. Gutiérrez le fue encima, pero el naciente 'Maestrito' lo usó de acompañante: lo arrastró algunos metros y, a la salida de Dimas Zegarra, hizo un sensacional cambio de pie para tocar el balón por el medio de las piernas del espigado portero crema. Golazo de huacha; sí, de huacha y a uno de los porteros más altos de la historia del fútbol peruano.

Al parecer el gol encajado de tal forma tocó a Dimas, pues 7 minutos luego Salinas le reventó el pecho con un disparo que Pérez Vargas tomó en el rebote para estirar diferencias. Antes del descanso, Terry, quien había posado con Loayza para cumplirle el sueño antes del cotejo, descontó para los cremas. Pero Ciclista tenía más por pedalear. 

Joya para la historia: el primer gol de la carrera de Miguel Loayza, con huacha a Dimas Zegarra incluida. (Recorte: diario La Crónica)

Tras la reanudación, corrían 54' cuando Nemesio Mosquera -sustituyó para este partido a Tenemás- escapó por derecha y tras hábiles fintas, le puso un servicio al área a Loayza. El 'Maestrito' entró por el medio y mostró que lo suyo también podía servir como hombre de área: zapatazo y a cobrar el tercero. El tanto desató la euforia del golero Santos Guerrero, quien cruzó todo el campo para abrazar al joven goleador y, en vistosa acrobacia, expresar su júbilo ensayando un salto mortal.

Camino al estrellato

Universitario igualó luego el partido con tantos de Jacinto Villalba y Daniel Ruiz, aprovechando el visible cansancio del cuadro tallarinero y sobre todo de Loayza, facturado por el rigor de la exigencia física del profesionalismo. "Eso de hacer gimnasia nunca me gustó. Pero después de jugar con Cristal, al salir cansado, me di cuenta de su importancia", explicaría luego el joven jugador a los medios, en claro presagio de un aspecto con el que le costó lidiar en la carrera.

Así, con fulgurante luz propia, se inició una ruta que describiría la carrera de un futbolista excepcional, que paseó su clase por camisetas de privilegio como las de Boca Juniors, River Plate o Barcelona. Que hizo un gol de chalaca memorable que lo encumbró como figura de una de las mejores selecciones peruanas de todos los tiempos. Que se ganó idolatrías en casas difíciles como las de Huracán o Deportivo Cali.

El gol que completó el doblete de Loayza ante Universitario: un remate a boca de jarro que lo reveló como goleador. (Recorte: diario La Crónica) 

Pero alguien que, sobre todo, hizo feliz a mucha gente jugando al fútbol. A toda esa que tuvo el privilegio de verlo y contar a quienes vinieron después que habilidades como las de Loayza, el peruano que vivía en Castelar y cuya habilidad había quedado clara desde esa mañana después de zafar de la leva, hubo muy pocas o casi ninguna en estas canchas.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica


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