Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comLa primera fecha del campeonato de 1940 no solo tuvo el debut de ‘Tito’ Drago con Municipal, también fue escenario del último partido de un baluarte en la historia de Universitario: Arturo Fernández. El ‘manco’, tras diez años, se despidió de la crema con un clásico en el que la noche le ganó a todos.

 

Fue el hermano mayor de ‘Lolo’ Fernández y quien llevó al ‘cañonero’ a vestir la camiseta crema por primera vez en 1931. Solo por ello, la historia de Arturo Fernández Meyzán quedó ligada para siempre a la de Universitario, pero además, porque también fue uno de los jugadores más respetados de su tiempo, fuera con la ‘U’ o con la selección nacional.

Defensa recio como muchos de los de antaño, al mayor de la dinastía Fernández le tocó ser casi inamovible durante diez temporadas. Así, y luego de ser campeón en 1939, un año después tomó la decisión de dejar la crema y le tocó hacerlo nada menos que ante su clásico rival: Alianza Lima.

Compadre, me despido

Luego de pasar una temporada en la que el clásico del fútbol peruano brilló por su ausencia, el fixture del campeonato de 1940 señaló que el último partido de la fecha inaugural lo iban a disputar Universitario y Alianza el domingo 12 de mayo a las cuatro y media de la tarde.
Equipo de Universitario que se presentó a jugar el primer clásico de 1940 con Arturo Fernández, el antepenúltimo en la fila, en su último partido vestido de crema (Recorte: diario La Prensa)
Aquel equipo íntimo lucía completamente renovado, pues había sumado varios refuerzos con miras a no repetir la mala campaña que los llevó a jugar en El Potao. Fue por ello que la expectativa del encuentro estaba centrada en ver qué podía hacer el nuevo once blanquiazul. Ver si era capaz de estar a la altura de los jugadores a los que comenzaron a dejar de lado, con Alejandro Villanueva como el más renombrado.

Cuando comenzó a rodar el balón la ‘U’ arrancó con Juan Honores, Arturo Fernández, Juan Martínez, Antonio Villavicencio, Adolfo Biffi, Orestes Jordán, Mario Pacheco, Edgardo Mabama, ‘Lolo’ Fernández, César Socarraz y Enrique Quiñónez. Alianza hizo lo propio con Juan Valdivieso, Agapito Perales, Manuel Zúñiga, Guillermo Janneau, Gerardo Arce, Máximo Lobatón, Prisco Alcalde, Adelfo Magallanes, Óscar Espinar, José Quintana y Armando Rivera.

Con las primeras acciones apenas calentando, el cuadro blanquiazul sufrió una baja, pues a los 15’ se quedó con diez jugadores cuando Espinar chocó en una jugada con Martínez y se lesionó un tobillo que lo obligó a salir del campo. Eran tiempos en los que los cambios no existían ni por asomo. Mermado su rival en ataque, fue Universitario el que tomó la batuta del juego, pero sin llegar a concretar un gol por obra de los parantes y del ‘Mago’ Valdivieso que se lució en más de una intervención.
El primer once de Alianza Lima luego de regresar a la máxima categoría para afrontar un nuevo clásico (Recorte: diario La Prensa)
La reacción aliancista llegó recién mediante un penal a los 37’ tras falta de Jordán sobre Alcalde, pero el remate de Arce fue tan malo que la pelota se fue desviada. Faltas van y vienen, la primera etapa se consumió, casi tanto como la luz del día que se terminó por extinguir a falta de veinte minutos. Con el 0-0 y sin opción a seguir jugando, el árbitro Humberto Stagnaro dio por suspendido el clásico en el segundo tiempo.

En los días posteriores las críticas hacia la Liga Nacional se hicieron sentir por su mala programación, pero la noticia que movió el medio fue el viaje de dos figuras de Universitario, César Socarraz y Arturo Fernández, que se fueron a Chile para cumplir un contrato firmado.

Factor albo

En las semanas previas al inicio del campeonato, desde Chile llegaban noticias de la solicitud que hacía Colo-Colo para contar de inmediato con Socarraz y el mayor de los Fernández Meyzán. Ambos ya habían vestido la divisa alba como refuerzos durante 1939, y un año después, en una gira de la 'U', fue que llegaron a un acuerdo para disputar el torneo de 1940 que -por coincidencia- comenzó el mismo fin de semana que el peruano. César Socarraz y Arturo Fernández, al centro, reforzando a Colo-Colo en 1939, cuando firmaron un contrato que un año después cumplieron (Recorte: revista Equipo)
En el Perú, la Federación de Fútbol era renuente en dejar ir a sus mejores figuras, pues la prioridad la tenía la selección peruana que se pensaba iba a disputar el Sudamericano que organizaba Bolivia en La Paz (que finalmente no se realizó). Para este fin fue que acordó no conceder el pase internacional de ningún jugador, buscando conminar a los chilenos para que desistieran de su intención.

El problema para la FPF era que lo firmado estipulaba una ventaja económica (con estudios universitarios incluidos) que los cuadros peruanos no tenían cómo equiparar, pues aquí aún reinaba el amateurismo, al menos de manera oficial, mientras que en Chile el fútbol profesional estaba ya plenamente instalado desde que se instauró en 1933. Así, y pese a las amenazas de sanción, el viernes 17 de mayo tanto Socarraz como Fernández abordaron el barco italiano Conde Biancamano para emprender el viaje rumbo al sur.

Con su decisión, los dos cerraron todo un ciclo en Universitario. Uno como joven promesa que no exhibió lo mejor de su potencial en tierras peruanas, mientras que el otro, con 34 años a cuestas, acabó su larga data en el fútbol peruano jugando uno de esos partidos que siempre sacan lo mejor a los de su clase. En 1941, ya retirado, Arturo Fernández regresó al equipo crema para comenzar a escribir su historia como técnico, una que fue -quizás- mucho más exitosa de la que tuvo como jugador.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Prensa y revista Equipo


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