Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLos dos únicos títulos continentales que ostenta el Perú en el nivel de clubes tuvieron como uno de sus protagonistas a alguien que conoció todos los ámbitos del balompié local, pues cerró su carrera vigente en Segunda. El colombiano Rodrigo Saraz, que acaba de cumplir 40 años, no necesitó marcar demasiados goles -y sí los importantes- para hacer historia fuera de su tierra.
Daniel Reátegui | @danielreateguiw
Redactor

La buena imagen que dejaron Jorge Luis Pinto como DT de Alianza Lima y algunos jugadores colombianos, como Harry Castillo en Unión Minas, Mahler Tressor Moreno en el propio cuadro íntimo y John Tierradentro en Sport Boys, motivó que alrededor del cambio de siglo el foco de atención del fútbol peruano se trasladara hacia la tierra del café. De allí provenían jugadores del gusto de la afición local: habilidosos, rápidos y sobre todo, a un costo menor que el que promediaba el mercado rioplatense.

Así llegó al Perú Rodrigo Alonso Saraz López (Medellín, Colombia, 26 de agosto de 1978), en búsqueda de nuevos horizontes y la consagración definitiva. Natural del barrio paisa de El Coco, se había formado en las categorías menores de Atlético Nacional de su ciudad natal, en cuya reserva permaneció hasta el año 2000, año en que fue cedido al ya desaparecido Bello Fútbol Club para participar en la Primera B de Colombia. Si bien su club no logró ascender a Primera División -quedó en el puesto 13 de 16 clubes-, la performance individual de Saraz fue interesante pues se convirtió en el segundo goleador al marcar 7 tantos.

El llamado trujillano

Luego de su experiencia en el ascenso de su país y sin chances reales de formar parte del primer equipo de Atlético Nacional, Saraz desembarcó en el Perú en el último trimestre de 2000 para defender las sedas del Deportivo UPAO, que pugnaba por rehuir el descenso apenas un año después de haber llegado a la máxima categoría como campeón de la Copa Perú. Su debut se produjo el 15 de octubre en el Mansiche y fue inmejorable: el cuadro trujillano venció 3-1 a Deportivo Pesquero y el colombiano marcó dos goles en el pórtico de Homar Reynoso.

Saraz entre los hincados de UPAO en el día de la revalidación ante Aviación. (Foto: Facebook) 

Tal como suele ocurrir con los equipos que recién ascienden, UPAO era el favorito de la cátedra para descender. Sin embargo, los injertos que el cuadro trujillano hizo en su ataque en el tramo final de la temporada -además de Saraz, llegó el argentino Fabián Arias, muy identificado con Trujillo- le permitieron alzar cabeza y aventajar a Deportivo Municipal en la tabla acumulada. Con los ediles condenadados al descenso directo, a UPAO le cupo revalidar su permanencia en la máxima categoría con el campeón de la Segunda División, Deportivo Aviación.

El partido se jugó en el estadio Nacional la tarde del 13 de diciembre de 2000, y es muy recordado por el hecho de que UPAO debió jugar con chalecos amarillos, pues los colores de las camisetas de ambos equipos eran de similar color y ninguno contaba con camisetas alternas. Ese día, el equipo que dirigía Juan Caballero Lora fue con todo al frente y Saraz comenzó a mostrar que en los partidos decisivos asumía el protagonismo: anotó el primer gol trujillano y señaló el camino hacia la permanencia, que luego confirmaron Néstor Mordini -otro gran goleador, que ese día jugó el último partido de su carrera- y Miguel 'Rana' Huertas para el 3-1 final.

En Trujillo, la estancia de Saraz se prolongó hasta el año 2002, aunque no precisamente en el mismo club. Justo alrededor de aquella revalidación, UPAO fue adquirido por el Grupo Coopsol de Freddy Ames, quien ya poseía el Deportivo Coopsol en la Segunda División -por entonces solo de Lima- y por cuestiones de marketing bautizó al nuevo club como Sport Coopsol Trujillo, para ganarse el cariño de la afición norteña.

Saraz tuvo una buena temporada con Coopsol en 2001. (Foto: diario El Bocón) 

En esas dos temporadas con Sport Coopsol, Saraz fue habitual titular y protagonista. Primero tuvo como compañero de ataque a su compatriota Farley Hoyos, y para el segundo semestre llegó alguien que se convertiría en un excelente socio: el argentino Oscar Dertycia. Lo llamativo es que pese a que ambos delanteros gozaron de mayor atención mediática -fuera de sus indiscutibles aptitudes goleadoras, acaso por sus looks rapados-, los indicadores goleadores de Saraz en filas coopsolistas fueron superiores a los de ambos: marcó 26 tantos en dos temporadas con camiseta roja, contra 9 de Hoyos y 16 de Dertycia el mismo lapso.

Fama preescrita

No obstante, los goles de tan eficaces atacantes no pudieron evitar el descenso de Sport Coopsol al final de la temporada 2002, por lo que para el año siguiente Saraz buscó mejores aires. Le tocó llegar a Cienciano, un club en el que sus expectativas eran de mayor protagonismo, aunque nunca se supuso que de tan alto vuelo. De hecho, durante el Apertura 2003 al colombiano le tocó ver la mayoría de los partidos desde la banca, pues la dupla titular bajo el mando de Édgard Ospina estaba a cargo de Ernesto Zapata y Ramón Rodríguez.

Con la llegada de Freddy Ternero y la irrupción en la Copa Sudamericana, todo cambió para el ariete antioqueño. Germán Carty se convirtió en su aliado principal, en una dupla que se complementaba de maravillas: Saraz iba por fuera y arrastraba marcas con su movilidad para que el 'Avestruz' se hiciera famoso en el continente con sus bailes y sus goles. A él no le tocó anotar en la campaña, pero su consagración internacional fue plena: fue titular en los diez partidos que llevaron al 'Papá' a tocar el cielo en aquella noche mágica de la UNSA ante River Plate.

El gol más recordado de Saraz con Cienciano: el que le marcó a Boca en la Recopa Sudamericana. (Foto: revista El Gráfico Perú) 

No obstante, el destino le tenía preparado a Saraz un lugar preponderante en la historia del cuadro rojo. La Recopa Sudamericana puso a Boca Juniors al frente de Cienciano el 7 de setiembre de 2004, en el Lockhart Stadium de Fort Lauderdale, ciudad que aún sufría los estragos causados por el huracán Iván. Los xeneizes eran ultrafavoritos y ya celebraban una nueva conquista continental gracias a un gol de Carlos Tévez, pero a un solo minuto del final la historia estaba destinada a escribirse en quechua.

Saraz apenas rozó con la cabeza el balón lanzado por el uruguayo Daniel Gamarra. Desvió así su trayectoria del balón y venció al ‘Pato’ Roberto Abbondanzieri. El 1-1, después de su recordada celebración de rodillas, forzó la definición desde el punto penal, en la que Oscar Ibáñez atajó sendos penales a Carlos Tévez y al colombiano Fabián Vargas, para regalarle al país y al Cusco su segundo trofeo continental en apenas nueve meses.

El gol de Saraz resultó elegido como el segundo gol más gritado por los hinchas del ‘Papá’ en la encuesta efectuada por DeChalaca en 2011 a propósito del aniversario 110 del club. El colombiano reservó con ese momento imborrable un lugar en la estantería de los ídolos de camiseta roja, y mucho más allá de no haber sido un eximio goleador con ella: en el certamen local, apenas sumó 8 tantos en sus dos primeras temporadas en el Cusco.

Demanda y peregrinaje

Entre Vallejo y Bolognesi, Saraz intentó recuperar su mejor nivel. (Foto: diario Líbero)Luego de saborear el éxito internacional con el ‘Papá’ -y algo relegado de la titularidad por la llegada al club de Sergio Ibarra-, Saraz recaló para 2005 en la Universidad César Vallejo, que buscaba repetir su buen estreno en la categoría. Por el intento de huelga de futbolistas a inicios de aquel año, el Torneo Apertura rompió fuegos con la fecha 3, y el cuadro poeta igualó 3-3 con Alianza Atlético, partido en el que Saraz tuvo un buen estreno al marcar el segundo gol trujillano.

Al colombiano no le fue mal en su retorno a Trujillo: en aquel Apertura 2005 hizo 6 tantos, pero entre los problemas que tenía Vallejo con el promedio -que acabó llevándolo al descenso- y la mudanza de localía, prefirió mudarse para el segundo semestre a la frontera sur y aceptar una oferta de Coronel Bolognesi. Con el cuadro tacneño, anotó 4 tantos y se ubicó en tercer lugar del Clausura, lo que valió una clasificación a la Copa Sudamericana. Ese objetivo se logró en buena medida porque Saraz marcó un gol clave de sentimientos encontrados: en la penúltima fecha de la temporada, le dio a 'Bolo' un triunfazo por 0-1 en el Garcilaso de La Vega ante Cienciano, el cual no quiso celebrar por respeto a la afición roja.

Esas buenas actuaciones en el fútbol peruano llamaron la atención del Cúcuta Deportivo de Colombia, lo cual le permitió a Saraz cumplir el anhelo de debutar en la máxima categoría del futbol de su país. Así, bajo la batuta de Jorge Luis Pinto y con el uruguayo Roberto Bobadilla y el panameño Blas Pérez como socios de ofensiva, fue campeón  del Torneo Finalización 2006 al vencer a Deportes Tolima en partido de ida y vuelta. La participación de Saraz fue decisiva, pues en el partido de ida en Cúcuta el 17 de diciembre de 2006 marcó el gol de la victoria por 1-0. Nuevamente, no necesitó gritar mucho para hacer historia: apenas marcó 5 goles en 23 partidos, pero uno de ellos valió un campeonato.

 Aunque sin destacar del todo, un título con Cúcuta marcó el regreso de Saraz a su país. (Foto: AS Colombia)

Luego de ello, Saraz tuvo un primer y fugaz regreso al fútbol peruano, para defender a su querido Cienciano en el Apertura 2007. Marcó 5 goles, pero para el Clausura recibió una oferta de Sport Boys y decidió mudarse al Callao. En filas rosadas empezó como titular, pero perdió espacio a manos de -otra vez- Sergio Ibarra y su compatriota José 'Monón' Herrera. Así, terminó relegado al rol de ingresante en segundos tiempos y solo pudo marcar un gol, que acabaría siendo el último que convirtió en la Primera División peruana: se lo hizo a Diego Penny en un empate 2-2 ante Bolognesi en el Miguel Grau.

Tras ese año en el Perú, Saraz retornó nuevamente a Colombia para defender a Boyacá Chicó en la temporada 2008. Con camiseta ajedrezada, ratificó estar tocado para participar gestas con dimensión de proezas para equipos poco acostumbrados al éxito: fue nuevamente campeón de la Primera División colombiana al hacerse del Torneo Apertura 2008. En el cuadro que dirigía Alberto Gamero, no obstante, disputó 13 partidos y anotó 3 goles, por lo que no fue un indiscutido y pasó a filas del Deportes Quindío para el Torneo Finalización 2008, y luego al  Envigado (2009) y al Itagüí Ditaires (2010), tras lo cual recibió el llamado de un viejo conocido.

El primer amor

Con 33 años, Saraz respondió la llamada de Freddy Ames y regresó al Perú para encarar la última etapa de su dilatada carrera. El Sport Coopsol Trujillo ya había desaparecido, por lo que ahora el reto se llamaba Deportivo Coopsol, el otro equipo de la corporación originado en Lima pero para 2011 afincado ya en Chancay y como un protagonista de la Segunda División.

Rodrigo Saraz viste las sedas de Coopsol en 2015. (Foto: Antonio Alcarraz Martínez / Prensa Coopsol)

Con el 'Submarino Amarillo', el ariete colombiano disputó los torneos de ascenso de 2011 a 2016, y obtuvo los subtítulos de 2011, 2012 y 2014; méritos importantes que en temporadas que -a diferencia de la actual- no premiaban con chance de ascenso a nadie más que al campeón de la Segunda. En esos años, su producción goleadora fue variada: en su primera campaña, por ejemplo, no anotó goles, pero en 2014 llegó a ser el segundo máximo anotador del equipo con 9 tantos. Aquel 2014 -en el que promedió 13.39 para DeChalaca, su mejor marca en seis años en Chancay- tuvo, como en otras campañas, un gran socio de ataque: el paraguayo Carlos Alberto Pérez, quien fue goleador de la temporada.

Sumando 114 partidos y 21 goles con divisa amarilla, su último partido en el fútbol profesional lo disputó el 30 de octubre de 2016 en la derrota de Coopsol por 1-0 ante Sport Loreto en Pucallpa. Luego de eso, pudiendo seguir en el 'Patito', prefirió colgar los botines. Su imagen para entonces ya tenía un lugar bien reservado para una afición que lo recuerda por sus apiladas, sus quiebres por los flancos de la cancha y por sus asistencias, y sobre todo por el inolvidable gol a Boca Juniors, el cual valió más que cualquier otro que se haya gritado por estas canchas.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Revista El Gráfico Perú, diarios El Bocón y Líbero


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