Donde manda árbitro, no manda capitán

Durante el campeonato de 1980, a Sporting Cristal le tocó cumplir una campaña pareja en cuanto a resultados en busca del bicampeonato durante la mayor parte del Descentralizado, pero esa buena racha culminó en las últimas fechas de la primera etapa del torneo, justo antes de la Liguilla con la que se definió al campeón.
Hasta la fecha 25, el equipo que dirigía Marcos Calderón solo había sufrido una derrota, cuando Sport Boys le quitó un invicto de 32 partidos. Luego no volvió a perder hasta su visita a Puno, donde Alfonso Ugarte venció 2-1 por la fecha 26. Aquel resultado fue el inicio de una serie de cuatro derrotas consecutivas para los rimenses, en la que se destaca la que una jornada después le propinó Juan Aurich, resultado que sacó de sus casillas a más de un jugador rimense.
Las postales
El gol de Rodolfo Chávarry sobre el arco de Ramón Quiroga que terminó por darle el triunfo al Aurich. La experiencia le falló por completo a Cristal la noche del 25 de octubre, cuando protagonizó el partido de semifondo de un triplete que en el Nacional culminó con el choque entre Universitario y Alianza Lima. Los de Chiclayo, que eran entrenados por Orlando de la Torre -ex jugador celeste-, le plantearon un encuentro en el que la defensa fue su bastión, pero también armando contragolpes que hicieron daño. En esa línea fue que por el ‘Ciclón’ se destacó la presencia en el ataque de Ever Negrete, César Ubidia, Pedro Aicart y Chávarry, siendo este último autor del único gol del partido tras burlar a buena parte del fondo local.
Ya en la segunda mitad, sin encontrar el empate ni la manera de llegar con claridad al pórtico defendido por el arquero José Vargas, lo que sí encontraron en Cristal fue la tarjeta roja del árbitro Enrique Labó, que a los 70’ expulsó al ‘Panadero’ Rubén Díaz luego de golpear en forma desmedida a Ubidia, quien tuvo que salir del campo en camilla. Peor aún para los celestes fue lo que pasó dos minutos después, cuando se dispuso el ingreso de Gerardo Baigorria en reemplazo de Alfredo Quesada para intentar cubrir el hueco en la zaga.
El capitán de Cristal, lejos de apurar el cambio, se demoró en exceso al salir cruzando toda la cancha para llegar a los vestuarios, desoyendo incluso el pedido de Labó para que lo hiciera por un costado. La reiterada desatención colmó la paciencia del juez principal, que también lo expulsó, lo que obligó a sacar en su lugar a Eloy Ortiz para poder cumplir con la variante. El martirio de Marcos Calderón recién culminó a los 78’, cuando Luis Reyna dejó a su cuadro con ocho jugadores. Y es que ante ese panorama, ya no había nada más por hacer.
El árbitro Enrique Labó y Héctor Chumpitaz cruzan miradas mientras la policía escolta al capitán celeste. Fue triunfo chiclayano por 0-1, pero con una historia que se alargó aún más después del pitazo final, pues a Chumpitaz se le vino la noche cuando al salir se encontró con el árbitro y reaccionó dándole un empujón a vista de todos. La mala acción motivó la intervención de la guardia policial, además de las airadas protestas de Augusto Moral, entonces dirigente de Cristal que puso en duda el estado en el que Labó cumplió con su función, solicitando a la COREJA (la actual Comisión Nacional de Árbitros) a que su asociado pase una prueba de dosaje etílico, el mismo que pasó sin mayor contratiempo.
Esa jornada le terminó costando caro a Chumpitaz, pues recibió la máxima pena por parte de la Comisión de Justicia: seis meses de suspensión, los que luego fueron ratificados también en segunda instancia. El castigo le costó perder la última parte del campeonato, el mismo que culminó en una nueva vuelta olímpica para su club. Pese a que la pena no le impedía actuar en amistosos con la selección peruana, su actividad oficial recién se reanudó al comenzar la siguiente campaña, ya en marzo de 1981, cuando aún le restaba cumplir un mes, pero que fue conmutado gracias a las gestiones de su directiva.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica
