Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEn un mundo futbolístico donde el resultado se valora mucho más que las formas, surge el debate sobre si los clubes con más historia deben priorizar la tradición ante las características particulares del entrenador que contratan.

    Jorge Frisancho | @wolfs_venom15
    Redactor

En los últimos años, el fútbol ha cambiado paulatinamente su, podría decirse, perspectiva intrínseca: se está dejando en un segundo plano la estética y el "buen" trato del balón por el resultado y la correspondiente estrategia que conduce a él. En este sentido, la crítica apunta al hecho de que tal o cual equipo "está renunciando a su historia" en pos de obtener una mayor cantidad de títulos. Por ello, en la mayoría de ocasiones, los entrenadores son los máximos responsables de asumir las implicancias de plasmar su idea de juego, sobre todo cuando esta contraviene con lo que la historia y los seguidores acérrimos del respetivo club puedan proclamar con orgullo.

Ejemplos alrededor del mundo sobran, pero se podría tratar el caso más inmediato: Boca Juniors -uno de los clubes más ganadores del continente- decidió contratar a Gustavo Alfaro, un técnico de corte defensivo, el cual plasmó en clubes como Arsenal de Sarandí, Tigre, Gimnasia y Esgrima La Plata y Huracán. Tras la salida de Guillermo Barros Schelotto, se pensó que la dirigencia xeneize contrataría a un entrenador de características parecidas, pero dio la sorpresa al decidirse por Alfaro. En el cotejo de ida de la semifinal de la Copa Libertadores, así como en los cotejos previos de octavos y cuartos de final, diversos sectores han criticado al también exentrenador de San Lorenzo de no tener una idea de juego definida y de, incluso, ser demasiado conservador, cuando Boca ha ganado sus títulos con esquemas totalmente distintos -netamente más ofensivos- tal como pasó con Carlos Bianchi en una de sus épocas más ganadores a finales del siglo pasado.

A pesar de haber llegado hasta las instancias finales de la Copa Libertadores, los hinchas de Boca Juniors y parte de la prensa especializada han criticado la forma cómo lo logró: un global de 3-0 ante Atlético Paranaense en octavos y el mismo marcador ante LDU de Quito en cuartos de final -con un empate sin goles como local en la vuelta-. Estos rendimientos han dejado bastante preocupados a aquellos que pregonan que Boca es un equipo de estirpe ofensiva y que se ha caracterizado por la calidad de sus atacantes a lo largo de los años. Una muestra de esto último es que, ante River, Alfaro optó por un 4-3-2-1 con Ramón Ábila como único atacante y dejó en el banco de suplentes a Carlos Tévez, Eduardo Salvio y Mauro Zárate, quienes ingresaron en el complemento y que podrían ser titulares en cualquier club de Sudamérica. Otros ejemplos de este tipo de paradojas son el Real Madrid de Mourinho, entrenador que también se caracteriza por un estilo de corte defensivo y que llegó a su cúspide con el título de la Liga de Campeones con Inter de Milán en 2010, en la que eliminó al Barcelona en semifinales aplicando dicha estrategia.

Soso cambió de libreto en la final de 2016 a uno más parecido al que habitúa su entonces rival Reynoso, y le ganó. (Foto: archivo DeChalaca.com) 

En el Perú, esta discusión no es muy ajena, pues en Alianza Lima se habla mucho del estilo "defensivo" que ha impregnado Pablo Bengoechea en Alianza Lima tanto en su primera etapa 2017-2018 así como en la actualidad. La principal crítica hacia ese modelo de juego es que el club de La Victoria se ha caracterizado por el juego quimboso y de espectáculo, el cual ha sido sustituido por un esquema de juego que apela a la efectividad de los atacantes a través de pelotazos y que prioriza en demasía la defensa. Asimismo, en 2016, Sporting Cristal campeonó el Descentralizado con un esquema de juego bastante peculiar: si bien Mariano Soso formaba parte de la tan famosa escuela bielsista, sobre la recta final de dicho campeonato apeló a un juego bastante defensivo para lograr el éxito. Tanto así varió el juego de Cristal que venció en la final a uno de los técnicos que más ha recibido el mote de "ratonero", como Juan Reynoso. En el caso celeste, la decisión de Soso llamó mucho la atención, principalmente porque la dirigencia había preparado el tan mentado Manual de Estilo que pregonaba todo lo contrario a lo que aplicó el técnico argentino. Estos dos ejemplos marcan la pauta del fenómeno que se vive a nivel mundial: resultado sobre forma de jugar.

Respecto de los "estilos" de juego de los entrenadores, Sergio Markarián comentó en la famosa conferencia de prensa después del partido ante Chile en la fase de grupos de la Copa América 2011 que, si bien hay entrenadores que se autodenominan ofensivos o defensivos debería ser, finalmente, la calidad del plantel la que defina qué estrategia es la mejor para emplear en cada partido. En este aspecto, queda claro que en equipos menos tradicionales o "chicos" la idea del 'Mago' calza perfectamente: según el presupuesto que maneja cada club, se contrata lo mejor que se puede y el técnico de turno debe aterrizar su ideología y acoplarla a las características de sus jugadores -mayormente, los técnicos optan por ser conservadores debido a que sus planteles son inferiores, a priori-. Sin embargo, en los clubes llamados grandes -y que manejan presupuestos mayores- se esperaría que dada su capacidad de contratar a los mejores futbolistas, la elección del entrenador tenga como criterio principal el estilo de juego del plantel -es decir, a mayor cantidad de jugadores de avanzada y delanteros, el técnico debería ser de un perfil "ofensivo"-.

En resumidas cuentas, más que rótulos prefabricados y críticas al por mayor, se debería entender que el fútbol ha evolucionado y que ahora las necesidades puntuales de cada partido son las que determinan qué estrategia emplear y qué jugadores son los que mejor interpretan dicha idea. Si bien lo ideal es que el fútbol brinde espectáculo a través de hilvanar jugadas vistosas y atacar lo más que se pueda, ahora se ha convertido en un deporte que apela más al físico y que busca el resultado por sobre todas las cosas. Toda estrategia es válida y los aficionados deben ser conscientes de que el fútbol show está quedando en la historia, más allá de algunos chispazos que brinden por ejemplo, FC Barcelona o el Manchester City, y esto no tiene por qué traicionar o ir en contra de la historia de los clubes, pues simplemente es adaptarse a los tiempos modernos.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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