Foto: AFPSi el minuto 106 evocó la gloria de Camerún en 1990, el 105 narra cómo los 'Leones Indomables' fueron eliminados de ese Mundial. Fue merced a dos penales de Gary Lineker, que hasta ese día jamás había podido ejecutar alguno con la selección inglesa.

 

La historia que corresponde al minuto 105 comienza un rato antes, en el 83. Y remite también al artículo publicado ayer en esta misma sección, respecto de Camerún y su condición de sensación en aquel Mundial Italia 1990 que fue el de menor promedio goleador de la historia pero que vaya si dejó grandes recuerdos y momentos emotivos, al son de Gianna Nannini y Edoardo Bennato y su Un'estate italiana.

Porque fue hasta los 83' que parecía que la hazaña de Camerún se hacía más grande. Que ya no solo le ganaría un partido inaugural a Argentina o bailaría goles ante Colombia: no, parecía que también podría colarse en las semifinales, y a costa de otro campeón mundial como Inglaterra. El partido iba 2-1 y en ese instante, Gary Lineker se coló en el área en medio de los cuatro zagueros de los 'Leones Indomables'. Benjamin Massing, en parte por inercia y en otra por nervio, estiró el pie de más, y trabó al goleador inglés. El mexicano Edgardo Codesal, que ya había cobrado un penal para los cameruneses -y que luego pasaría a la historia por el penal de la final entre Alemania y Argentina- no titubeó: corrió con las dos manos y lo sancionó.

 


 

Pero el penal era muy especial para Lineker. Llevaba cuatro años como ejecutor designado de penales en la selección inglesa y hasta ese momento había pateado... ninguno. Recuerda el goleador en declaraciones posteriores al partido que en ese momento se le vino a la mente el día del primer penal de su carrera, con el Leicester City en 1981: lo pateó cuando el partido iba 5-0 a favor y se dio el lujo de tirarlo afuera. Con ese fantasma en mente llevó la pelota al punto de cal, y con la furia necesaria la tiró a la izquierda de Thomas N'Kono. Empató Inglaterra y al alargue.

Y así se llegó al minuto 105. Rato antes, Codesal, que por lo visto sufría de penalitis, no titubeó cuando Lineker quedó mano a mano contra N'Kono tras carrera larga y el golero camerunés estiró la mano derecha para hacer caer al inglés. Nuevamente el goleador frente al punto de sentencia, y su relato lo dice todo: "Yo siempre me preparé para patear un penal con Inglaterra y siempre practiqué qué haría con él. ¡Pero jamás pensé que podía llegar a tener dos penales para patear la primera vez! Tuve que improvisar: vi que el arquero se movió muy rápido en el primer penal, por lo que decidí que le pegaría justo al medio. Y en esa ocasión particular, todo salió acorde al plan".

El gol eliminó a Camerún. Al final del partido, los 'Leones Indomables' igual se fueron aplaudidos por las cuatro tribunas del estadio San Paolo de Nápoles, y por el mundo entero que los veía por televisión: eran los campeones morales del torneo porque habían logrado lo imposible para el fútbol del continente más sufrido del planeta. Y detrás del arco, alguien más los agasajaba: Gary Lineker, con la camiseta de Camerún puesta tras haberla intercambiado, alzaba el puño derecho en señal de victoria junto a su socio David Platt satisfecho por ese gusto raro de ser el héroe que nunca se preparó para una jornada de gloria.

Foto: AFP

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