Foto: AFPLejos del merecimiento, Milan aprovechó las oportunidades que no capitalizó Celtic y ganó en el debut. Lejos de cualquier evaluación táctica, los dirigidos por Allegri no se sonrojan si ganan y no gustan.

 

Si te convence o no, pasa por un tema de estética. Hoy, Milan fidelizó un estilo y ganó un partido que en situaciones normales no lograría: con desorden y aprovechando las acciones fortuitas. Y es que los dirigidos por Massimiliano Allegri, lejos de dominar, fueron sorprendidos por un interesante planteo de Neil Lennon y sus dos líneas sólidas en el campo. El toque de calidad en Celtic fue exclusividad de Giorgios Samaras, quien provocó más de un susto sobre el arco de Abbiati siempre que se la dieron.

El 4-3-1-2 que plasmó Milan en el inicio y que no tuvo mejores resultados fue cambiado a una especie de 4-3-3 con Robinho, Balotelli y Matri en el frente de ataque. Con estas medidas, se presagió un cuadro vulnerable, sobre todo por las oportunidades que desperdició el cuadro escocés. Sin embargo, el fútbol tiene esas cosas, que cuando uno menos se lo merece, llega; Zapata remató, se desvió en Stokes y gol. Poco después, Balotelli remató de lejos, se estrelló en el poste y llegó el 2-0. Todas las emociones en menos 5'. Al margen de cómo lo consiguió, Milan debutó con buen pie en un grupo donde Barcelona parece fijo y en el que, sin menospreciar nada, su objetivo será buscar la segunda plaza a octavos, guste o no.

Foto: AFP

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