A más de una semana de la vergüenza de Quito, la afición peruana ya ha relajado el amargón gracias al Clausura y la siempre “salvadora” Champions League. Pero goleadas en contra por cuatro tantos de diferencia o más inevitablemente quedarán marcadas en el historial de la selección, que desde su mismo primer partido sabe de esas historias dolorosas.