
En un partido intenso, se impuso la habilidad impuesta por los diferentes. Del lado rosado, Montaño sacó un nuevo conejo de la galera
para adelantar a los del puerto. Pero en el otro bando, el jugador
diferente, Carrillo, también apareció cuando nadie lo esperaba para
poner el empate definitivo entre Boys y Áncash en una mañana de
trenzas, goles y sangre en el Callao.