Que pase el bicampeón
El Bernabéu vivió una noche espectacular. Con pasillo incluido, el Real Madrid coronó el bicampeonato de la Liga Española humillando a su archirrival el Barça. Un 4-1 que corona una semana redonda. Los ultras festejan en Las Cibeles, mientras en la ciudad condal todo suena a renovación. Las dos caras de la moneda que, con gloria, cayó en el lado blanco.
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Fotos: Marca.com, As.com / Video: You Tube - Usuario: caipiroskinha
La tarde del último sábado fue intensa. Entrando a la página de As, vi que Cannavaro había sido expulsado y que el Osasuna se había adelantado. Bah, ganaríamos al Barça y listo. Minutos después, un amigo entró al MSN con un nick que gritaba a los cuatros vientos ¡HALA MADRID!.
Preguntándole, me contestó emocionado que el ‘Pipita’ había marcado la remontada en un final inédito. La casta del Madrid de los 90’ se hacía presente. Ese que no daba ningún partido por perdido y hacía vivir grandes tardes con históricas remontadas. Recibí una llamada de mi padre que emocionado me comentaba el final. Es fanático fiel del Madrid y se emocionaba viendo videos de ‘La Quinta del Buitre’. Conversamos y finalizó la llamada con un nuevo ¡hala Madrid!
Buscando por Internet me sentía orgulloso de cómo Cibeles esperaba ansiosa la llegada del bicampeón. Era la trigesimoprimera liga y hacía 18 años que no se lograba el bicampeonato. Los gritos de “campeones, campeones, oe, oe, oe” se mezclaban con los de “Raúl selección”. Raulito se ha ganado el derecho de ir a la Eurocopa. Creo que Luis sí lo va a llevar. El respeto y el factor emocional que se ha ganado es muy importante para una selección que busca las grandes cosas que siempre se queda a punto de conseguir.
Las celebraciones en Cibeles llegaron hasta la madrugada y tras la resaca llegaba una nueva jornada. El Barça visitaba el Bernabéu y el pasillo era comentado. Siempre que un equipo campeona antes de que finalice la Liga existe un acto honorífico en el que el rival hace un pasillo para que pase y a su vez felicitarlo. Se decía que Eto'o y Deco se habían hecho sancionar para no estar presentes. Que iban a usar camisetas blancas apoyando a Gaby Milito por la lesión que lo deja fuera seis meses. Ni lo uno ni lo otro: con Rijkaard comandando su equipo, ofrecieron un acto de caballerosidad y aceptaron su cruel destino.
Pero el pasillo no acabó ahí. El partido fue dominado ampliamente por el equipo merengue. Hacía tiempo que no había una diferencia tan abismal de juego. Es cierto que el árbitro influyó, pero el Madrid también perdonó. Dos a cero en el descanso. Y en el complemento más de lo mismo.
Partidazo de Diarra, desbordando al más puro estilo de Cristiano Ronaldo. Marcelo, tan criticado como lateral, redondeó una brillante actuación. 
Higuaín, que seguía con la euforia de Navarra, entró y la primera que
tocó la mandó a guardar ante un Valdés que llegó a lagrimear. El retorno de Van Nistelrooy tras su lesión fue inmejorable; marcó el cuarto de penalty. Escuchaba el partido por Radio Marca y los locutores, exagerados ellos, desconocían al equipo catalán. Abidal, lateral izquierdo de la selección francesa, les parecía que era del equipo de pichangas de Pastelerías Mallorca -una conocida pastelería española-. Al final, y con un gol de Henry que maquilló el resultado, fue un cuatro a uno que supo a poco para el desequilibrio que hubo.
Los periódicos catalanes deshonran a su equipo. No lo llaman digno de representar al Barcelona. En Barcelona hay plan de renovación y Pep Guardiola parece ser el elegido para ejecutarlo. En Concha Espina, en cambio todos son festejos, y también se mira la campaña venidera con la segura contratación de David Villa. Por ahora, el ambiente futbolístico se centrará en la Eurocopa. Y Raúl y compañía estarán seguramente presentes para escribir otra historia.
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