Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa muerte de Luis de Souza Ferreira abre camino para una renovación dirigencial en la alta esfera del fútbol profesional. Pero no una de borrón y cuenta nueva: más bien una que construya sobre la parte más importante del legado que deja, relacionada con la estabilidad financiera.


Luis de Souza Ferreira Salinas falleció el último sábado a los 73 años de edad tras una vida dedicada al balompié hasta el último día. Aun con muchos detractores, el presidente de la ADFP supo tener la habilidad principal que debe caracterizar a un dirigente de fútbol: saber gobernar para sus stakeholders, es decir, velar por los intereses directos de los clubes. La pericia política de preocuparse por funcionar bien para los que votan por él antes que para los que critican su gestión.

Sin caer en el elogio desubicado que caracteriza el día después de cuando alguien deja este mundo, sí hay que decir que, en cierta manera, 'Lucho' de Souza Ferreira era un incomprendido de este fútbol. Un personaje cuya voz aguardentosa o dislates retóricos escondían su real y mayor capacidad: la habilidad financiera. Poca gente sabe que su trayectoria dirigencial tiene mucho que ver con el aspecto económico: por ejemplo, allá por 1983, cuando la crisis de los ochenta comenzó a asolar el fútbol profesional, era él quien vía su empresa particular se encargaba de gestionar el transporte de los clubes para circular por todo el país a fin de jugar el Torneo Descentralizado. Como el sistema no tenía capacidad de pago, él extendía créditos que permitían mantener los traslados.
Luis de Souza Ferreira en plena gestión de créditos para los clubes en 1983 en la ADFP, junto al recordado Augusto Moral. (Foto: revista Flash Deportivo)
Lo anterior no es una anécdota oral, sino que consta en publicaciones de la época, y de la pluma del propio Ricardo Miranda Tarrillo, quien por entonces andaba promocionando en medios de comunicación -como paliativo a la crisis económica- su fatídico proyecto de torneos regionales que acabó llevando al fútbol peruano al descalabro que vive hasta estos días. Por eso, no sorprende que la gestión de 'Lucho' Souza en estos cinco últimos años al frente de la ADFP haya tenido, como principalísimo logro, uno económico: la creación del Organismo de Control Económico y Financiero (OCEF) y el logro, después de la crisis de 2012 y la hecatombe de Cobresol, que en los dos últimos años no haya habido equipos con sueldos atrasados en la Primera División.

Este mérito no es tan popular o fácilmente entendible por el periodismo promedio, por supuesto, como la taquilla de un clásico; pero es muy significativo. Sin duda, en la ADFP hay mucho por hacer y corregir hacia delante: pero en la administración De Souza se ha sembrado un paso que constituye la base fundamental para construir futuras reformas.

¿Qué se requiere ahora, entonces, al frente del fútbol profesional? Avanzar en lo que 'Lucho' Souza no hacía bien, que tenía que ver con el marketing personal de su labor. Romper con el estilo dirigencial antiguo, ese que permite salir en cámaras llamando "Torneo Apertura" a la primera rueda de un Descentralizado sin certámenes cortos o que puede llevar a un "no va a haber partido extra porque igual va a campeonar Aurich". No son palabras que pasen por la mala intención o el sesgo hacia un club, como interpreta el hincha común: son más bien parte del estilo antiguo de nuestro fútbol que se resume en el "qué más da si da lo mismo" de los tiempos en que un googleo simple de cualquiera no hacía fácil presa de la opinión pública a quien daba una declaración errada.
Las riendas de la ADFP quedó en manos de Julio Pastor (Foto: futsal.pe)
El tema que subyace a lo anterior es que la frontera generacional entre dirigentes e hinchas en el fútbol se ha acentuado. Y eso es lo que a la clase que gestiona nuestro fútbol le cuesta tanto comprender que solo resta pensar que deberá llegar una nueva generación de dirigentes, cada vez más nativos digitales, que entiendan por dónde hay que ir llenando esa brecha. Hoy, por ejemplo, queda a cargo de la ADFP Julio Pastor, un dirigente para nada exento de cuestionamientos y tampoco precisamente un joven, pero alguien de quien se sabe que, por lo menos, ha sido uno de los alumnos más asiduos y preocupados del último master de gestión deportiva del Instituto Johann Cruyff. Saber que un dirigente está buscando capacitación ya es un bastante sano avance en el establishment del fútbol.

Es claro, pues, que el fútbol necesita renovación dirigencial. Pero no mediante el típico borrón y cuenta nueva que propone el discurso altisonante de los medios, sino construyendo a partir de la base que deja un legado como el de Luis de Souza Ferreira.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: revista Flash Deportivo, futsal.pe


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