Honores divididos

La temporada de 1935 fue de gloria para Sport Boys del Callao, pues ganó el título en la Primera División de Lima y Callao; pero a los porteños les fue muy mal al comenzar el año, pues cayeron derrotados con un lapidario 0-5 a manos del Alfonso Ugarte de Chiclín. El partido se jugó en enero de ese año, como preliminar del choque entre Uruguay y Argentina, el último del Sudamericano que proclamó campeón al cuadro charrúa.
La sed de revancha, pues, quedó instalada en el primer puerto, la cual tuvo ocasión de ser cobrada cuando en noviembre los chiclinenses anunciaron su regreso a Lima en busca de enfrentar al campeón. Los ‘Diablos Rojos’ venían jugando en el torneo de la Liga del Valle de Chicama y se alistaban para actuar también en el Campeonato Nacional de Fútbol, en representación de su localidad.
Las postales
Para llegar a la capital -y a diferencia de la primera vez que jugaron en el Nacional, cuando en 1933 abordaron un barco-, los de Chiclín cumplieron la travesía en un camión de propiedad de la Hacienda que los acogía. Así, con todos metidos en la parte posterior del vehículo -que más que transportar a futbolistas parecía movilizar mercadería por su estructura de madera- el viaje les tomó largas 39 horas. Una vez en Lima, las buenas artes para el masaje del histórico Juanito Delgado les devolvieron las fuerzas en su alojamiento a tres días del encuentro pactado.
Como para pensarlo dos veces: así viajó Alfonso Ugarte de Chiclín para jugar ante Sport Boys en 1935. Para entrenar, el plantel del Ugarte contó con la ayuda de la ‘U’, que les cedió sus instalaciones en el Campo Universitario y que además les sirvió de oponente con su equipo principal, con ‘Lolo’ Fernández incluido. La gran novedad en las prácticas fue la ausencia por enfermedad de Sergio Otiniano -su arquero titular-, que víctima de una fiebre tuvo que ser reemplazado a último momento por el ascopano Juan Honores, quien desoyó el pedido de la Liga de Trujillo para no viajar: el 'Chueco' no debía actuar porque formaba parte de la selección trujillana que de igual forma se preparaba para el Campeonato Nacional.
El partido, que se jugó el domingo 10 de noviembre ante 9,729 espectadores, no pudo arrancar mejor para el Ugarte de Chiclín, pues a los tres minutos un tiro libre de Luis ‘Choquilla’ Salavarría desde unos veinte metros venció al arquero Óscar Oxley. Cinco minutos después se volvió a gritar otro tanto, obra de Alberto Lauro, pero fue anulado por offside. A Sport Boys, pese a contar con toda su plana titular, le costó sobremanera recuperar terreno, lo que logró con faltas a favor y remates de larga distancia en los pies del ‘Pibe’ Alberto Baldovino.
Por alto o por bajo, a Juan Honores le tocó cumplir una gran actuación en su presentación a estadio lleno en Lima. La presencia de Honores en la portería fue el mayor atractivo del encuentro, pues en el segundo tiempo su intervención fue abrumadora para contener la carga ofensiva de los rosados. A tanto llegó el reconocimiento que incluso se lo comparó con el ‘Mago’ Juan Valdivieso. Ni Prisco Alcalde ni su hermano Jorge lo pudieron superar, y el golero llegó al punto de lucir fintas a costa de dejar mal parados a los porteños, pero consagrando su presencia al gusto de las tribunas. Un penal, sin embargo, acabó con el invicto del 'Chueco', quien cayó derrotado por el disparo de ‘Campolo’ cuando se cumplían 81’.
En el tramo final Boys casi logra voltear el marcador con un nuevo remate de ‘Campolo’, pero en la línea Valentín Sánchez salvó la acción. Luego, nada varió. Fue 1-1, resultado que dejó más que satisfechos a los espectadores, mas no a los equipos protagonistas. Y es que en Boys se tomaron el empate como una nueva derrota; mientras tanto, en Alfonso Ugarte se quedaron con la desazón de una falta de penal que consideraron como casual por un resbalón.
Peor aún para los de Chiclín fue que un día después tuvieron que abordar otra vez el camión del viaje para emprender el regreso. No había otra pues una semana después jugaban por Chicama ante Trujillo, solo que ahora su compañero se iba a convertir en rival: un arquero llamado Juan Honores, quien en Lima escribió su primera gran historia.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica
