Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.comAunque su trayectoria no fue extensa, el paso de Antonio Arnao por el arbitraje permanece en el recuerdo por su rigurosidad y por su meteórico ascenso, desde su estreno en Primera hasta sus nominaciones internacionales. Acá, un repaso a la carrera del hoy asesor de árbitros en la Departamental de Lima.

 

Nunca le picó el bichito ni mucho menos tuvo a una figura referencial por el arbitraje, como para emularlo. Y a partir de eso su llegada al referato fue mera coincidencia. En realidad, a Antonio Arnao Ortega (Nasca, 13 de junio de 1953) lo que siempre le gustó fue el fútbol, pero para jugarlo. Así, desde los 16 años, tuvo la ocasión de jugar la Copa Perú a nivel distrital: defendió al Bolognesi y al Oropesa de Nasca, al Sport Pisco y al Bielich, ambos de Pisco, y luego dio el gran salto al arribar al Callao y defender al Nuevo Callao en 1973, cuando se quedó para siempre a radicar en la Provincia Constitucional. Y ese mismo año, cansado por los estragos del fútbol, decidió colgar los botines.

Lo suyo fue como un flechazo: un día vio a dirigir a un árbitro del Callao apellidado Mesarina. Le gustó su conducción, y el juez le explicó como hizo para relacionarse en el mundo del arbitraje. Desde entonces comenzó su maratónica -y a la vez corta- carrera arbitral, desde su paso por la Tercera, Segunda y Primera hasta su nominación como árbitro FIFA en épocas en las que tenía que alternas con rostros populares como Alberto Tejada Noriega, Fernando Chappell, Luis Seminario y José Arana, entre otros. Como es obvio, el detalle que también marcaba la diferencia en Antonio Arnao era el hecho de ser un árbitro de color.

Maratónico ascenso

Como ocurre con la totalidad de los árbitros, Antonio Arnao se inmiscuyó en este mundo desde el nivel amateur, dirigiendo en Ligas Distritales desde 1974 hasta 1983. Posteriormente, en 1984, se afilió a la entonces Coreja (hoy Conar) y se convirtió en árbitro de Tercera hasta 1986. De 1987 a 1990 tuvo la denominación de árbitro de Segunda y, ese mismo año, ya con la insignia de Primera, hizo su estreno absoluto en la máxima categoría del fútbol peruano: fue en un ADT - Deportivo Junín por el I Regional de 1990.
Antonio Arnao inflexible hasta con los más díscolos jugadores, como con Carlos 'Kukín' Flores para mostrarle una amarilla (Recorte: diario Ojo / suplemento deportivo Super Crack)
Más adelante, en ese mismo año, dirigió dos partidos más, pero por el Regional II de la Zona Metropolitana: el Sport Boys - Meteor y el San Agustín - Internacional. En 1991 también dirigió tres partidos: el Octavio Espinosa - Alianza Lima, el Universitario - Melgar y el Municipal - Alianza Lima. Para la Coreja, no habían dudas de que era una de las promesas del arbitraje nacional: tenía 38 años y por ese entonces la edad límite para dirigir era hasta los 50 años. Así fue como transcurrió el arranque arbitral de Antonio Arnao. Y se reforzó aun más en 1992, con 15 partidos dirigidos, y en 1993, año de su estreno como árbitro FIFA, con 19 encuentros bajo su conducción.

Aquella temporada, sin duda, fue significativa para su carrera, no solo por su nuevo estatus, sino tambien porque tuvo la ocasión de dirigir su primer gran partido, el Universitario - Cristal de la fecha 19, aunque antes, en la fecha 6, había dirigido su primer partido con la credencial de FIFA: el Sipesa - Melgar. Si bien todo parece ser color de rosa, para Arnao también hubo momentos complicados que, según él cree, recibió ayuda divina.

El viaje que casi cambia su destino

En 1992, y con varios partidos en Primera División a cuestas, Antonio Arnao era uno de los aspirantes a obtener la categoría de árbitro FIFA. Estaba en la órbita y, desde luego, la Coreja seguía al milímetro sus actuaciones para seguir reforzando tal idea. Pero eso no solo estaba ligado a lo que ocurría dentro de la cancha, sino también fuera de ella, y esto último estuvo a punto de desbarrancarse por una experiencia increíble antes de dirigir un partido por el Descentralizado de aquel año. Cuando aún no se terminaba de construir la tribuna de oriente en el estadio de Chorrillos, Antonio Arnao controla una situación de peligro en la visita que Melgar le hizo a Municipal en 1994 (Recorte: revista Estadio)
Corría la fecha 28 y Arnao iba a dirigir el Cienciano - Unión Minas en el Cusco. Su vuelo estaba programado para las 6 de la mañana del domingo 1 de noviembre de ese año y el partido era el mismo día, pero a las 15:00 de la tarde. Si bien vivía en el Callao, tuvo el infortunio de quedarse dormido y despertar recién a las 5:40. Pese a que se dirigió en el acto al aeropuerto, la situación parecía perdida: el vuelo ya estaba cerrado y por su cabeza solo pasaban las explicaciones que tendría que ofrecer a la Coreja por su lamentable desliz.

Aquella vez Arnao iba a viajar con Jorge Torres, quien iba a oficiar de cuarto árbitro. Pero lo increíble ocurrió cuando el embetunado juez, mientras deshojaba margaritas en el hall del aeropuerto por más de 40 minutos (tras el despegue de su vuelo), se topó con un jugador del Unión Minas, y enseguida con el propio 'Pellejo' Torres. ¿Qué había pasado? El tren de aterrizaje del avión no podía subir y, por ende, tuvo que retornar a Lima. Todo quedó en un susto por el riesgo de exponerse a un castigo (perder la categoría de Primera) y, eso sí, le granjeó la experiencia de viajar en la cabina del piloto.

Experiencias internacionales

Como ya se señaló, Antonio Arnao se convirtió en árbitro FIFA en 1993, pero fue recién al año siguiente cuando tuvo la ocasión de sacarle lustre a su categoría arbitral. Su primer partido a nivel internacional fue el recordado clásico del 2 de marzo de 1994, en el que Alianza Lima derrotó 0-1 a Universitario en el estadio Nacional con gol de Juan Carlos Kopriva. Aquel fue el único duelo entre íntimos y cremas que dirigió en toda su trayectoria arbitral. Lo anecdótico fue que, atípicamente, el mismo Arnao fue designado para dirigir el duelo de revancha, el 23 de marzo en Matute; pero al final la Conmebol, 48 horas antes del partido, decidió reemplazarlo por Fernando Chappell.
En el tradicional sorteo con los capitanes Antonio Arnao aparece junto a Jorge Amado Nunes y Marco Valencia antes de iniciar el único clásico que dirigió (Recorte: diario Ojo / suplemento deportivo Super Crack)
En ese mismo año, Antonio Arnao condujo su primer partido en el exterior: fue por la Copa Conmebol, en el empate 1-1 entre Minerven y Botafogo. Al año siguiente, tuvo la que él considera su mejor actuación arbitral: en el Atlético Cerro - Independiente de Avellaneda en Montevideo, también por la Conmebol. Asimismo, si bien no tuvo la ocasión de dirigir un partido por Copa América o Eliminatorias, Arnao estuvo presente en el Sudamericano Sub-20 de Bolivia y en el Sub-17 que se desarrolló en Lima y Trujillo, ambos en 1995.

No obstante, por desavenencias con la Coreja, Arnao decidió retirarse del arbitraje en esa misma temporada, en el pico de su rendimiento. Y su último partido fue el recordado Melgar - Alianza Lima del 30 de julio de 1995, cotejo con el que se inauguró el estadio Monumental Virgen de Chapi de Arequipa. Posteriormente, su suerte siempre estuvo ligada al arbitraje, aunque con una pausa previa: se dedicó a algunos negocios personales entre 1995 y 2000, año en el que Alberto Tejada entró a la Conar y lo convocó para desempeñarse como instructor. Y desde 2007 hasta la actualidad cumple las mismas funciones con el exárbitro César Mongrut, además de ser asesor, en la Liga Departamental de Lima.

Pasan los años y el recuerdo de Antonio Arnao en el arbitraje permanece intacto. Y eso que su periplo, en realidad, fue corto. Un indicativo de que su trayectoria, más allá de las críticas que tiene todo aquel que se dedique a esta profesión, fue intachable.

Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario Ojo / Suplemento deportivo Super Crack, revista Estadio


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