En el cenit de su historia
El Zenit de San Petersburgo se consagró campeón de la Copa UEFA tras vencer por 2-0 a un Rangers ensimismado. Fue un partido aburrido que tuvo, en las dos anotaciones, los únicos dos chispazos de buen fútbol del encuentro. Los dirigidos por Dick Advocaat fueron superiores -aunque no brillantes- y se alzaron con los 15 kilos de platería por vez primera en su historia.
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Fotos: dailymail.co.uk
A los 44 minutos de la primera fracción, la transmisión televisiva de ESPN se interrumpió con una pantalla negra que leía ‘Poor Quality Signal’. Valgan verdades, tranquilamente aquella pantalla podría haber dicho ‘Poor Quality Match’ (partido de pobre calidad) y nadie habría protestado.
La primera mitad de la final de la Copa UEFA hipnotizó de aburrimiento hasta al más hincha con la torpeza en el accionar de sus protagonistas. El artillero francés del Rangers escocés, Jean-Claude Darcheville -una suerte de Andrés Mendoza con sobrepeso- desperdiciaba ocasiones y parecía tener pereza de desmarcarse de la defensa rusa. 
Al otro extremo del campo, el turco Fatih Tekke buscaba ser el héroe de la jornada sin entender que su pierna derecha no es tan talentosa como la de Hasan Sas o Hakan Sukur. El ‘9’ del cuadro ferrocarrilero se ahogó en solitario, amarrando la bola y aletargando el juego hasta la desesperación de la minoritaria hinchada del Zenit que se dio cita en el City of Manchester Stadium.
TACAÑERÍA A LA ESCOCESA
Lo del Rangers fue, por decir lo menos, mezquino. Mandó al campo un solo punta y llenó el medio sector con hombres de marca que enmarañaron el juego y no tuvieron la claridad necesaria para arremeter sobre el arco defendido por Vyacheslav Malafeev. Irónicamente, además, fue el Zenit, con menos hombres en el medio para controlar el balón, el que tuvo la iniciativa y controló el balón el 59% de la primera mitad.
El internacional ucraniano y capitán de la escuadra de San Petersburgo, Anatoly Tymoschuk, fue el bastión del cuadro albo y manejó bien los tiempos de su equipo, distribuyendo bien para las escapadas del incisivo Andrei Arshavin y el empeñoso Viktor Fayzulin por las bandas de ataque. La oncena de Advocaat, a diferencia de la escocesa, entendió que se trataba de una final y planteó un tridente ofensivo que desnudó falencias pueriles en la retaguardia del Rangers. Sin embargo, pases equivocados y lucha infructuosa por la redonda fue todo lo que dejó el primer tiempo.
Para la segunda mitad, se esperaba ver un planteamiento más atrevido del cuadro azul, al menos en retribución a los más de 100,000 hinchas escoceses que movilizó a la ciudad de Manchester, muchos de los cuales se quedaron sin entrar al estadio. No obstante, la realidad no fue tal. El técnico Walter Smith se demoró una eternidad en hacer ingresar a Nacho Novo y Boyd -hombres que podrían haberle dado mayor profundidad al ataque del cuadro de Glasgow-. El Zenit, trabajando con orden y reconociendo sus propias limitaciones, se hizo nuevamente con el balón y Tymoschuk se convirtió en manija silenciosa del encuentro.
BRILLO EN EL CIELO
Y de repente, el luchado pero somnífero encuentro de Copa UEFA regaló un instante de brillantez al mejor estilo de la Champions League. El Zenit descargó desde la medular un balón que Fatih Tekke logró controlar con inteligencia, y este mismo cedió con astucia entre la estática defensa azul para Ivan Denisov. El volante de 24 años se desmarcó bien y definió con frialdad al primer palo del meta Alexander, cuando todos esperaban el remate cruzado. Así, el Zenit coronaba la inexistencia del cuadro escocés, que en 72 minutos no despertaba de la resaca de haber clasificado a la final misma.
De ahí en más, el partido tuvo más de lo mismo: un Zenit que, con limitaciones técnicas y tácticas pero disciplina, le ganó el duelo a un conjunto del Rangers que parecía nunca haberse dado cita a las 19.45 (hora local) en Manchester. En los descuentos, y con el Rangers aún en otro lado, el cuadro blanco de Rusia terminó de servirse el caviar y, tras una maniobra inteligente entre Arshavin y Zyrianov, decretó el segundo para levantar la primera platería continental de su historia futbolística.
Justo premio para una escuadra que derrumbó a grandes de la talla del Bayern Munich y el Villarreal en el camino y que se dio maña para sacar el partido adelante sin su principal figura y goleador del certamen con 10 anotaciones, el delantero Pavel Pogrebnyak. La Copa UEFA, una competencia que siempre ha vivido (y siempre lo hará) a la sombra de la Champions, llegó a su fin con una merecida sorpresa, con un campeón digno que le demostró al mundo que a los grandes clubes y nombres, por más historia que tengan, nunca hay que temerles.
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