¡Chanfle!
San Martín complicó seriamente sus aspiraciones en la Copa Libertadores al dejarse voltear el partido por el América de México. Tras una formidable primera media hora, el equipo resintió los estragos de la altura y dejó el camino abierto para el 3-1 de las Águilas. Rivera no pudo replantear el partido. Los mexicanos pusieron toda su artillería en la segunda mitad.
¡Míralo eh! ¡Míralo eh!: Silva fue la figura santa
Fotos: MEXSPORT, EFE
Esos primeros 30'. Pocas veces un equipo peruano se enseñoreó tanto y convocó al aplauso. El América parecía una presa accesible: levitaba de izquierda a derecha, condensando al medio todas sus imprecisiones. Estaba a años luz de aquella temible fiera que en 2007 se devorara a Cristal con un criminal 5-0. Roberto Silva había puesto temprano el 0-1: driblaba ‘Wally’ Sánchez, asustaba Leguizamón, se lucía Edwin Pérez. El 0-2 de San Martín parecía cuestión de tiempo. Pero el reloj también juega malas pasadas.
¿MA’, POS ORA?
Pasados los primeros 1,800 segundos de partido, algo cambió. El América dejó de ser ese equipo que devanea en la liga mexicana y que se presentaba repleto de suplentes. La intensidad de sus tonos amarillos acabó cegando a la San Martín, que se replegó innecesariamente. Comenzó a cargar culpas pasadas y ajenas, acabando por comportarse a la altura de cualquier equipo peruano: faltando cinco minutos para el intermedio, recibió el gol del empate.
Un pelotazo desde la izquierda cayó a los pies del joven delantero mexicano Márquez. Guillermo Salas se metió al área, en vez de cubrir por fuera (este error es película repetida). A Butrón no le habían llegado en todo el partido y a la primera que lo inquietaron, decidió no salir. La pelota lo fusiló. Era el 1-1.
Con el empate decretado, solo hacía falta que la espiral derrotista hiciera mella en la autoestima del campeón peruano. Esta responde a un axioma básico: si se recibe un gol al final, se recibe otro al inicio. Y si viene con un error arbitral, mejor. Así se exacerba la impotencia, se nublan las mentes y el partido se transforma por completo, adecuándose a ese sinsabor que ya resulta tan familiar cuando surgen retos mayores. Algunos le llaman decepción.
YA LES CAYÓ EL CHAHUISTLE
Y llegó el error arbitral a los tres del inicio. Cobró el América un tiro libre y la peinó el defensor mexicano Cervantes en evidente posición adelantada. Los jugadores albos no reaccionaron y Butrón se las arregló para evitar que la fatalidad llegara con unos microsegundos de anticipación. Después de dos tapadas a boca de jarro, sin nadie que se animara a ayudarlo en su lucha contra los rebotes, Iñigo puso el 2-1.
Rivera no pudo replantearlo más. Pedro García ingresó cuando el marcador ya estaba abajo. Ya no habían contragolpes para aprovechar su velocidad. El argentino Díaz fue una nulidad y la técnica de Fernando Del Solar no pudo encontrar complemento en las otras veinte piernas, ya muy cansadas. Apenas Roberto Silva, inauditamente el mejor del equipo de Santa Anita, se batió para llevar peligro por alto, ganando casi todo. Pero no alcanzó. Bastó que entrara Salvador Cabañas para revivir las pesadillas del verano anterior: un zurdazo inalcanzable facturó el 3-1.
SI SERÁS, ¡SI SERÁS!...
Se sabía que, entre los tres equipos peruanos, San Martín había corrido con el peor azar. Las circunstancias y, sobre todo, aquel impecable triunfo sobre River sobredimensionaron ilusiones. Ahora depende en exceso de sus visitas a Santiago y Buenos Aires para arañar una clasificación que se ha puesto cuesta arriba. Aún así, no es momento de desanimarse, aunque el cliché ya agote: San Martín debe pelear hasta el final. Ya lo dijo alguna vez, con precisión y sustancia, aquel sabio mexicano conocido en el mundo todo como Don Ramón: “No te arrugues cuero viejo, que te quiero pa’ tambor”.
Leer más...
¡Míralo eh! ¡Míralo eh!: Silva fue la figura santa
¿Alguna vez un equipo peruano ha salido sin derrotas del Azteca?
escrito por pelotapagana , March 14, 2008
Habra que esperar a San Martinsito, para que nos de la bendición aunque creo que no querra oir nuestras plegarias.