Seduce, pero no enamora
En el Día del Amor, Cienciano regaló su primer triunfo en la Copa. Pero dejó la imagen de un equipo que no ofrece mucho más que la localía como arma de competencia. Con poco fútbol y apretando los dientes ante un rival disminuido y extenuado, sacó un 2-1 vital sobre Nacional. Sin embargo, hace dudar a futuro, cuando las circunstancias no resulten tan favorables como hoy.
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Hoy la imagen es todo. Para el amor, para el éxito y para otras necedades. También para el miedo y para el respeto. Por eso, y al margen de haber conseguido un resultado importantísimo en el debut, preocupa que el triunfo de Cienciano haya obedecido más a las circunstancias adversas del rival que a un buen juego de conjunto. Que no se haya mostrado temible, arrasador, inexpugnable. La Libertadores la pasan en toda Sudamérica.
El esfuerzo de Sawa, la solidez de Marengo, las proyecciones de Guizasola y los goles de Vasallo: estos, aparte de la altura, fueron los principales argumentos que mostró Cienciano. Pero ni aún así llegaron a funcionar en equipo: tan solo individualidades convertidas en pequeños bastiones de un triunfo facilitado por la irresponsabilidad de un jugador rival.
VIRAJE A FAVOR
Los mejores minutos de Cienciano fueron entre los 8' y 20' de la primera mitad: en ese lapso sumó hasta cuatro ocasiones de gol (dos de Julio García, una de Sawa y otra de Guizasola). El equipo de Navarro avasallaba. Pero Pelusso, viejo zorro, corrigió su error inicial, reordenó a su equipo y varió el 3-4-1-2 por un 4-4-1-1, bajando un poco al Chengue Morales y fortificando una pared de contención que parecía colapsar. Con ello, Cienciano perdió espacios y claridad.
Por eso fue decisiva la expulsión del central Adrián Romero sobre el final del primer tiempo, por una patada artera, sin balón, contra García. De no haber sido por esa roja, Cusco entero estaría lamentando un empate o una derrota. Descompensó a Nacional, que ya tan solo pudo apelar al trajín y a que el descanso del mediotiempo pasara lo más lentamente posible. Las piernas dejaron de responder y el cerebro se agotó: así, una desconcentración del conjunto uruguayo permitió que de un lateral servido por Sawa se abriera el marcador: Guizasola recibió el balón, centró rasante, y Vasallo la anidó apenas con su pierna izquierda.
Pero no llegó el vendaval. Por el contrario, el Chengue Morales pudo empatar el partido tres minutos después (a los 58), cuando su remate se le escurrió a Flores y pegó en el primer palo, tras lo cual el balón se paseó por la línea del arco. Y Cienciano, como principal mérito, no perdonó: un tiro libre cobrado por García desde la derecha permitió que Vasallo, con un testazo frontal, venciera al golero Viera y sentenciara el partido a los 67. Después no hubo más. El partido parecía cerrado cuando el central Victorino descontó con un soberbio tiro libre, casi sobre el final. Los minutos de alargue pusieron cierta angustia en el Garcilaso, pero también sellaron un marcador demasiado escueto para todas las comodidades que tuvo Cienciano a lo largo del partido.
EL PROBLEMA: NO ASUSTÓ
Ojo que ni Flamengo ni ningún equipo brasileño es pan comido en la altura. Ya Sao Paulo les ganó una vez a los rojos por un cómodo 0-2 (Copa del 2006), por lo que la lección debe estar aprendida. La gran ventaja del conjunto cusqueño, y de su fortín, es jugar con el sudor frío de sus rivales. Ese que había mostrado Flamengo con declaraciones poco oportunas y pedidos de veto en los últimos días; un miedo que seguramente se ha atenuado tras observar el partido de hoy. Dentro de lo bueno que significa arrancar con un triunfo, el encuentro dejó, como secuela perjudicial, el que Cienciano no se haya mostrado como un cuco.
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