Foto: ConmebolVallejo quedó tempranamente eliminado de la Libertadores al caer 2-0 ante Caracas. Los poetas fueron al frente y hasta controlaron el balón, pero su exceso de juego fuerte y las limitaciones de su nómina -agudizadas por la irresponsable expulsión de Vásquez- los condenaron.
Luis Alfonso Garcés | @lgarces_01
Redactor

Los problemas en la Universidad César Vallejo empezaron, en principio, minutos antes del inicio del encuentro en el Olímpico de la UCV. Los poetas estaban efectuando el calentamiento previo cuando, lamentablemente para sus intereses, Jairo Vélez -el mejor futbolista de la Liga1 2020 según los promedios de DeChalaca- sufrió una lesión que lo marginó de la oncena inicial. Fue tal la confusión que causó esta inesperada baja en tienda poeta que en un primer momento se anunció a Élsar Rodas como reemplazante, pero a último momento José del Solar decidió alinear a Ronald Quinteros.

Lo cierto, no obstante, es que la ausencia de Vélez no era la primera de peso que Vallejo debía sufrir en esta llave. A la ausencia de Donald Millán por problemas documentarios, se sumó la lesión de Christian Ramos, quien no pudo viajar a Venezuela por un desgarro de abductor. Todo eso condujo a que el elenco poeta solo contara en Caracas con siete suplentes en el banco -dos de ellos arqueros-, condición agudizada por la decisión del club de mantener -como en 2020- un plantel corto y solamente inscribir a 25 futbolistas para esta Copa Libertadores cuando la Conmebol ha habilitado el registro de hasta 50 futbolistas esta temporada en el certamen continental.

Como fuere, y a pesar de la lesión de Vélez, el conjunto trujillano repitió el dibujo de la ida (3-4-2-1). Además de Quinteros, iniciaron acciones Rodrigo Cuba, Emiliano Ciucci y Santiago Silva, quienes habían sido suplentes en la ida. El mencionado esquema permitió, de hecho, que la Vallejo mantuviera incluso de visita el dominio de la posesión de balón: a pesar de lo trabado del juego, áspero desde un primer instante, los circuitos que pasaban por Frank Ysique como eje permitían un traslado de balón con el que no contaba Caracas FC.

El capitán Echeverría fue fundamental en el tránsito de Caracas hasta que se fue lesionado. Aquí encara la salida de Garcés. (Foto: Conmebol) 

Sin embargo, lo que falló en el plan poeta fue que los delanteros Yorleys Mena y Santiago Silva, indudables referentes de área, casi no generaron disparos limpios hacia el arco rival. Lo curioso es que no se trató tanto de su demérito o impericia como de la firmeza de la zaga local, antes que para repelerlos, para evitar que les llegaran balones. Así, Víctor Cedrón -mientras estuvo en cancha- y los balones parados fueron, por el contrario, los principales aliados ofensivos de la Vallejo.

Noel Sanvicente, en cambio, repitió el mismo once presentado el miércoles pasado en el Monumental, aunque con un libreto más convencido de atacar. Ese impulso canalizó una genial jugada elaborada entre Jorge Echeverría y Richard Celis, que ocasionó un penal que el mismo Echeverría -capitán a sus prometedores 21 años- se encargó de transformar en gol. Con la ventaja en el marcador, el conjunto local decidió retroceder sus líneas y eso permitió que la Vallejo se adueñara del todo del encuentro.

Pero cuando el intenso trámite del complemento sugería que el empate estaba a punto de llegar, ocurrió la absurda expulsión de Jersson Vásquez, quien en un córner a favor (¡!) no tuvo mejor idea que propinarle un puñetazo en el estómago a Diego Osío; sin duda, una irresponsabilidad que varió radicalmente el curso del partido. Los jugadores de Sanvicente aprovecharon los espacios que dejó el mermado cuadro poeta en defensa y generaron muchas ocasiones de gol, lo que transformó el último cuarto de hora en un constante ida y vuelta. En uno de estos ataques locales apareció libre Richard Celis, quien marcó el 2-0 final y se terminó de erigir como la figura del encuentro.

Celis celebra su tanto ante la desazón de Rabines. El 2-0 liquidó a Vallejo. (Foto: Conmebol) 

Más allá de la derrota vallejiana, no puede negarse que el ánimo del equipo de 'Chemo' fue tomar riesgos en todo momento y luchar con ímpetu hasta el último minuto. El problema fue que esa intensidad fue confundida y reflejada en faltas en diversas ocasiones, lo que generó un total de nueve amarillas y una roja de parte del árbitro boliviano Gery Vargas. Finalmente, la falta de efectividad y errores puntuales -como la tonta expulsión de Vásquez- terminaron poniendo anticipado fin a la participación poeta en Libertadores, que sin duda tiene sabor a muy breve a la luz del buen fútbol practicado por el equipo en la Liga1 2020.

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