En 1989, el fútbol ecuatoriano escribió un punto de inflexión en su historia al derrotar a Uruguay en la Copa América de Brasil. El autor de aquel simbólico tanto, a falta de solo 2 minutos para el final del cotejo, fue Ermen Benítez, goleador histórico de la Primera División del país norteño y padre del años después fallecido Christian 'El Chucho' Benítez.
Auspicio Hyosung Perú

 

GOIANIA, BRASIL, 2 DE JULIO DE 1989. Ha comenzado el Grupo B de la Copa América con un partido de esos que, en las pollas previas en papel cuadriculado de la época, figuraban como resultado fijo: el campeón vigente, Uruguay, contra el habitualmente débil y comparsa Ecuador. El estadio Serra Dourada, sin embargo, ha visto algo diferente: un equipo físicamente impecable, potente, veloz y peleador. Que le ha hecho partido a la celeste de Oscar Washington Tabárez y que, más que resistir para que no llegue el esperado gol uruguayo, está pugnando por llegar a su propio gol. El responsable está en el otro banco: proviene de la Yugoslavia por entonces todavía unida, se llama Dusan Draskovic y tiene un as bajo la manga: ha hecho ingresar a falta de 13 minutos para el final a Ermen Benítez, delantero de El Nacional de Quito.

 

 

A los 88', Kléber Fajardo roba un balón en su campo y logra dar un pase largo, bombeado, a Raúl Nei Avilés, quien corre suelto por izquierda. El delantero -que años luego jugaría en Cristal- ve a Benítez entrando al área: la cruza con lo justo para que Ermen, a la carrera, la pique y eluda el cruce del golero Javier Zeoli. Balón y delantero entran raudos al arco: Ecuador, a falta de 2 minutos, da el golpazo en el inicio de la Copa.

Aquel gol de Benítez significó un punto de quiebre estructural para la historia del fútbol ecuatoriano. Aquel fue el día en que el equipo tricolor dejó de ser comparsa en todo torneo Conmebol para pasar a ser uno siempre respetable, uno para tener cuidado. Draskovic, luego criticado como todo técnico que llega a hacer transformaciones estructurales al fútbol de un país y hoy reconocido como indudable gran revolucionario y gestor de un proyecto, demostró que el trabajo científico rinde frutos. Ermen Benítez, no por nada el mayor goleador de la historia de la Primera División ecuatoriana, fue simbólicamente el encargado de escribir el momento histórico. Y en cierta forma, garantizar que su apellido, al que su hijo Christian hizo sumo honor hasta que un trágico incidente cardiaco le quitó la vida, pueda perdurar por siempre asociado a momentos felices del fútbol ecuatoriano.

Video: Youtube / Usuario: sp1873


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