En 1991, Perú goleó a Venezuela en su único triunfo en la floja Copa América que hizo en Chile. En aquella jornada, acaso la última en que la blanquirroja mostró abrumadora superioridad sobre la 'Vinotinto', el conductor peruano fue el autor del segundo tanto: el desaparecido César 'Ratón' Rodríguez.
Auspicio Hyosung Perú

 

SANTIAGO, CHILE, 12 DE JULIO DE 1991. Poco público en las tribunas del Nacional de Ñuñoa para ver a los dos equipos más débiles del grupo A de la Copa América. Perú y Venezuela, derrotados en sus dos primeras presentaciones, chocan en el que posiblemente sea su partido de consuelo en la competición. Y así como en Brasil 1989, las cosas parecen comenzar muy parejas entre ambos: la blanquirroja se pone en ventaja con gol de Eugenio La Rosa, pero casi de inmediato el 'Pollo' Miguel Echenausi, con complicidad de 'Chemo' del Solar, conquista el empate.

 

 

A los 21 minutos, sin embargo, alguien se encarga de que la historia tome tinte bicolor. Él ha vuelto a la titularidad luego de haber estado ausente ante Chile, y solo ahora muestra el talento que le ha dado galardones de conductor. Se llama César Rodríguez y pertenece, ese año, a Alianza Lima, aunque su cerebral juego y control de balón están asociados con la franja de Deportivo Municipal, y sobre todo con un apodo: 'Ratón'. Jorge Hirano, como es su costumbre, desborda por izquierda; el niséi amaga y ante la llegada de Laureano Jaimes, se recoge y lanza el centro en puñal, tipo pase de la muerte, hacia atrás: a la boca del área grande. Allí ingresa Rodríguez, para pegarle al esférico con un zurdazo potente y raso; la pelota choca ligeramente en Robert Cavallo y se cuela por debajo del golero Franco Fasciana, pero es gol del 'Ratón'. El 2-1 para Perú.

Más adelante, La Rosa, Del Solar y Hirano rubricaron una goleada categórica para el Perú de Miguel Company. Que tuvo su punto de quiebre en aquella definición del recordado 'Ratón', futbolista que solo vistió la blanquirroja entre 1989 y 1991, en 16 ocasiones, y llegó a convertir tres tantos con ella. Al año siguiente, se convirtió en uno de los pocos futbolistas en la historia en pasar directamente de Alianza a Universitario, con el que obtuvo el único título de su carrera. Y años luego, después de brillar como conductor en aquel León orientado por Ramón Quiroga en 1994, tuvo temprana muerte producto de una penosa enfermedad que segó su talento. Un volante desequilibrante de familia futbolista -su hermano menor Paul militó luego en Melgar y otros clubes del sur del país-, de esos pericoteros, como sugería su apelativo.


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