Pedro Dellacha: Filo técnico
Roberto Gando | @Roberto_Gando Editor |
A Pedro Rodolfo Dellacha (nacido en Lanús, Argentina, el 9 de julio de 1926 y fallecido el 31 de julio de 2010) se lo conoció en su época de jugador como ‘Don Pedro del Área’. No era un apodo gratuito, pues por su capacidad para defender se lo consideró en su momento como uno de los mejores futbolistas argentinos.
Destacó como un recio zaguero tanto con Racing Club (con el que fue campeón en 1958) como con la selección albiceleste (con la que ganó los Sudamericanos de 1955 y 1957, este último en Lima), y tras el retiro en México jugando por Necaxa en 1963, se dedicó durante las siguientes tres décadas a ejercer el cargo de entrenador.
La gloria del estilo
Lejos de los que se podría pensar por su desempeño como jugador, como técnico Pedro Dellacha inculcó a sus equipos el gusto por el buen toque al balón, además de procurar siempre un juego ofensivo con el arco rival como principal objetivo. Sus primeros pasos en el cargo los dio con Necaxa apenas colgó los botines, siendo Ferro Carril Oeste quien lo hizo volver a la Argentina en 1965, pero fue recién en Lanús ese mismo año con el que empezó a armar un cuadro a su gusto.
Dos temporadas le tomó destacar como DT con el granate, pero lo hizo con una campaña en la que acabó quinto del Torneo Metropolitano y reforzando con su estilo de jugar los elogios que los llevó a ser nombrados como ‘Los albañiles’. Su carrera continuó luego en Platense, San Lorenzo y Newell’s Old Boys, pero fue recién con Independiente que obtuvo su mayor reconocimiento en el banco.
Para comandar a los ’Diablos Rojos’ llegó en 1972 y los hizo ganar la Copa Libertadores en una final en la que venció a Universitario, pero más importante aún para los de Avellaneda, fue que ese año Dellacha hizo debutar a Ricardo Bochini, el mayor ídolo de su historia. El éxito en su país lo hizo recibir una oferta del Celta de España, que lo sumó para dirigir la temporada 1972/73, aunque los resultados no lo acompañaron.
Rojo a los extremos
A Independiente volvió en 1975 para cerrar el ciclo más glorioso del club, pues por cuarto año consecutivo ganó la Libertadores con un plantel en el que destacaban los peruanos Eleazar Soria y Percy Rojas. En 1976 pasa por Racing Club sin mayor suceso y en 1977 retoma la senda de los títulos, pues saca campeón del fútbol uruguayo a Nacional.
Millonarios de Colombia lo contrata en 1978 y también lo saca campeón dirigiendo la última etapa del torneo, mientras que en la siguiente temporada volvió a Nacional, aunque ya sin alcanzar el éxito de su primera campaña. Luego partió hacia México, donde Monterrey lo tuvo en el campeonato de 1980/81, dejando al equipo al no clasificar a la Liguilla por el título.
En el fútbol argentino Dellacha reapareció dirigiendo a Huracán en 1986. Lo hizo cuando el club atravesaba un momento crítico, pues estaba seriamente comprometido con el descenso. Al quedar penúltimo en la tabla de promedios, el ‘Globito’ debió disputar el Octogonal de Reclasificación a Primera, en cuya final a dos partidos empató con Deportivo Italiano. El desempate se jugó en la cancha de Vélez Sarsfield, perdiendo por primera vez la categoría al caer en la tanda de penales.
Íntima debilidad
La última etapa de Pedro Dellacha como técnico la vivió en el extranjero. En febrero de 1992 llegó a Perú, donde Alianza Lima le asignó la misión de continuar la tarea que cinco meses antes comenzó el yugoslavo Simo Vilic, pero que dejó inconclusa al fallecer en su país. El primer problema que afrontó el argentino fue tener que reducir a cuatro el número de extranjeros en el plantel, pues de la campaña anterior estaban el chileno Parko Quiroz, el brasileño Rosinaldo Lopes y el búlgaro Jordan Petrov; mientras que ese año llegaron los uruguayos Pablo Fuentes, Julio de Souza y Jorge Villazán.
Tras una evaluación que incluyó amistosos ante Nacional, Cruzeiro y Deportivo Cali, además de un choque con Universitario, el nuevo DT solo se quedó con el arquero Fuentes y con Rosinaldo, mientras que Villazán sufrió una fractura en el clásico que lo alejó del equipo. Así fue que comenzó la temporada, debutando de forma oficial el domingo 12 de abril en el estadio Heraclio Tapia, donde empató 0-0 con León de Huánuco.
Una semana después recibió a Sport Boys en Matute, siendo el resultado otro empate sin goles. Luego le tocó visitar en Cajamarca a UTC, que con Roberto Chale como DT ganó 1-0 con gol de Adrián Torres. La crisis se hizo sentir de inmediato en La Victoria, pues la urgencia de buenos resultados se resumió prácticamente en la falta de un goleador. Ese jugador apareció recién en la fecha 4 cuando el 2 de mayo jugaron con San Agustín en el Nacional.
El final para Dellacha fue caótico, pues pese a que Rosinaldo se reencontró con el gol, el resultado fue un 1-1 con el cuadro canario que había abierto la cuenta mediante el argentino Rubén González. Desde las tribunas no cesaron los insultos para el técnico aliancista, quien sin más remedio ante la presión acabó por renunciar durante la semana, dejándole así el cargo a su asistente César Cueto.
Apenas un mes después el DT argentino volvió a la Primera División del fútbol mexicano. Lo hizo a cargo del Santos Laguna, pero la suerte tampoco lo acompañó, ya que solo dirigió siete partidos de los que ganó uno y perdió cinco. De vuelta en Argentina, Pedro Dellacha pasó sus últimos años lejos de la actividad futbolística, aquejado por una enfermedad que lo alejó aún más de la vida que conoció y que lo dio a conocer como un personaje al que no pocos calificaron como ‘Maestro’.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Foto: diasdehistoria.com.ar; Recortes: diarios La Crónica y Ojo