Un 'Apache' entre los lobos
El Manchester United le planteó un partido ordenado e inteligente a una Roma que se ahogó en su intento de hacer historia. El solitario gol de 'Carlitos' Tévez sentenció una llave que el conjunto inglés superó sin mayor desgaste, aunque demostrando gran solidez. No sorprende a nadie, entonces, que haya tres oncenas inglesas en semifinal: la calidad de sus clubes lo merece.
¿Tévez ya le había marcado un gol a Doni?
Fotos: asroma.it, dailymail.co.uk
Es una lástima que el fútbol no sepa de justicia, y
que, además, la justicia no lleve puesta un reloj de pulsera. Porque de haber
sido así, un gol para la Roma en los primeros veinte minutos de cada mitad
hubiera sido, a todas luces, merecido. El conjunto de Spaletti remó fuerte en
ese lapso contra una corriente de dos caras: la del marcador global adverso y
la de la ausencia, nuevamente, de su brillante timonel Francesco Totti.
SIN COMPASIÓN
Sin embargo, el Manchester no fue, en absoluto, un equipo pasivo ante los inicios incisivos de los romanistas. Planteó un partido notablemente abierto desde el principio y mandó al verde del ‘Teatro de los Sueños’ a un elenco de actores secundarios que, no obstante, actuó de forma estelar. El escenario fue testigo del vértigo y la ofensiva frontal de un equipo que se dio el lujo de mantener a Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney en la banca, así como de una Roma persistente y sólida, pero confundida de tres cuartos de cancha en adelante.
Sin duda, las bandas de ambos lados fueron las áreas más trajinadas de la primera mitad en Old Trafford. Con Wes Brown y Mikael Silvestre de un lado y Marco Cassetti y Christian Panucci del otro, el primer tiempo fue de constante ida y vuelta en las líneas de cal laterales, y también de precisos pases largos y verticalidad para las apariciones importantes de Giggs y Park Ji Sung -para los Red Devils-, y Taddei y Mancini -para la oncena italiana-.
Con el partido en un nivel de intensidad digno de Moscú, la responsabilidad creativa recayó en los botines de Daniele De Rossi para la Roma y de Michael Carrick para los de casa. Cuando el protagonismo del primero se hacía sentir un poco más fuerte, llego una inmejorable oportunidad para encandilar hasta al más pesimista capitalino en Italia. Brown trabó inocentemente una diablura del brasileño Mancini para darle a De Rossi la llave de la recuperación. Sin embargo, al rubio trequartista le quedó enorme la responsabilidad y le regaló el balón a la tribuna que aplaudía la falta de experiencia del jugador, mientras en la tribuna opuesta más de uno comenzaba a pedir, nostálgico, al gran Francesco.
PECADOS DE MEZQUINDAD
Para la segunda mitad, Spaletti cometió el error de no hacer ingresar al movedizo Ludovic Giuly para aprovechar los espacios que el planteamiento táctico de Ferguson le cedió al conjunto visitante. Mantuvo a David Pizarro como segundo hombre de contención, cuando lo que debía era apostar por el gol propio y no por evitar los goles en contra. Esa mezquindad táctica ayudó a que todas las líneas del Manchester se asentaran y fortalecieran con el pasar de los minutos, y que el luchador montenegrino Mirko Vucinic quedara solo en ataque, con Mancini y Taddei obnubilados por la solidez de la retaguardia local. De ese momento en adelante, la Roma se desinfló paulatina e irreparablemente.
Fue entonces que el 'Apache' Tévez, que había encarado sin cesar en la primera mitad, recibió el premio a su esfuerzo desde la izquierda, con un centro perfecto de Owen Hargreaves. El petiso argentino se zambulló con la viveza característica de un artillero latinoamericano y cruzó el testazo magistralmente a la derecha de Doni. A partir de ello, el Manchester untó su propio campo con la pasta de grande que le sobra, le bajó el ritmo al partido y borró del radar futbolístico a De Rossi y compañía. De la Roma no se supo más por el último cuarto de hora y hasta Ferguson pudo darle minutos en campo a Rooney y al histórico Gary Neville, que reapareció luego de una lesión a comienzos de 2007.
Si la Roma ofreció destellos de fiereza y claridad futbolística
en instancias pasadas, hoy el gol en contra y la versatilidad del cuadro local
se encargaron de borrarlas del recuerdo. El Manchester United no solo consiguió
el pase a la semifinal, sino que, además, convenció hasta al más escéptico de
que el fútbol de Old Trafford merece el frío Luzhniki Stadium. Hasta dicen por ahí
que Cristiano Ronaldo y compañía ya se animan a soltar una que otra palabra en
ruso. El tiempo lo responderá, acaso en catalán.
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Frankie dice: Solo hubo un partido
escrito por el pelusa , April 10, 2008
escrito por Fonchi , April 11, 2008