Un gol sobra, pero no basta
Cuando los blaugranas dan prácticamente por desaparecido el trofeo de Liga en España, cifran sus esperanzas en la Champions League. Ante el Schalke 04, al Barcelona solo le bastó repetir el resultado de ida para sellar una clasificación que había adelantado una semana atrás. Y que si bien no se discute, quizá pueda engañar.
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Fotos: marca.com, schalke04.de
El
Barcelona parece no tener brillo sin sus estrellas principales. Con Ronaldinho
y Messi fuera del firmamento blaugrana, los otros astros se vuelven solo un
grupo de “simples mortales” sin luz que intentarán repetir la hazaña milanesa
del año pasado y salir victoriosos en semifinales ante tres equipos ingleses
con hambre y sed de revancha.
BOJAN HIRIÓ, TOURÉ MATÓ
El Barça, sin convicción y confiado en la gruesa herida que abrió Bojan Krkic a sus rivales en el partido de ida, entró al Camp Nou confiado en mantener un libreto y ver cómo, poco a poco, moría sin darse cuenta un rival adormecido. El Schalke, en el inicio, quiso salirse del libreto e intentó algunos tímidos ataques en profundidad que hicieron peligrar la clasificación de los locales. Pero duró poco la emoción de los azules de Westfalia, ya que el medio campo catalán se encargó de inyectar una nueva dosis de anestesia para mantener la calma de las acciones.
Y si Bojan se encargó de herir de muerte a su rival en Gelserkirchen, un marfilense solo necesitó abrir una pequeña pero significativa yaya en las filas del Schalke para terminarlo. Yaya Touré, disfrazándose de delantero para maquillar la mala noche de Henry y Eto’o, aprovechó a los 43’ un rebote en el área trás un centro de Krkic, para dar la estocada final al partido y poner todo en su sitio.
A partir de
ese momento, el partido volvió a su ritmo. Es decir, un letargo total de las
acciones, un continuo pasar del tiempo sin nada, acciones de ida y venida sin
emociones. El Barça esperando solamente que la anestesia funcione y
viendo cómo se consumía un rival que no se percataba de su herida mortal y que
en 45 minutos más estaría acabado. Con cambios mal planteados que enredaron más
el partido en la mitad de la cancha y el cansancio notorio en sus principales jugadores
que hicieron de las acciones un verdadero trámite burocrático.
HERIDAS Y YAYAS NO SERÁN SUFICIENTES
Barcelona
se acercaba con el pasar de los minutos a una clasificación que había anunciado
en tierras teutonas. Pero para los boixos,
derrotar de esa forma al Schalke no supo a mucho e hicieron oír sus protestas y
pifias contra Rijkaard, de quien desconfían que pueda otorgarles una copa o una
liga este año. 
El descontento se hizo más grande aún cuando el técnico holandés
sacó del campo a Bojan para dar ingreso a Giovanni dos Santos.
Ahora, más que nunca el Barza necesita de la vuelta de Ronaldinho, de la fantasía de Messi, la seguridad de Thuram, la velocidad de Zambrotta y del olfato goleador de Henry y Eto’o para tratar de emular a los Kaká, Seedorf, Inzaghi, Pirlo del año anterior.
En algo coinciden Rijkaard y la hinchada: saben que no es suficiente lo mostrado hasta el momento para intentar batir al Manchester en las semifinales. No son suficientes las heridas que pueda infligir Bojan o las yayas que pueda hacer Touré. El Barça necesitará del brillo y el esplendor de sus estrellas si desea llegar a la final de Moscú en mayo próximo y poder celebrar.
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