Cabeza bien fría
¿Algún lector recuerda alguna agresión de parte de un jugador a un árbitro en el fútbol peruano? Más aún, ¿acarreándole alguna lesión al perjudicado? Lo sucedido el último sábado en Chancay fue una de esas manchas que degradan a un torneo que, con el correr del tiempo, ha ganado interés en todos los aspectos.
Sin duda, es difícil encontrar un antecedente directo, acaso lo más cercano pueda ser aquel cabezazo que le empalmó el técnico interino del Sport Águila en 2009, Elmer Castro, al juez asistente Ricardo Céspedes (dejándolo inconsciente) luego del cotejo ante Atlético Minero, por la última fecha de la Segunda División. Si se quiere retroceder más, habría que evocar el concierto de puñetes y patadas de Ramón Quiroga -asistente de la ‘U’ por ese entonces- contra el árbitro Carlos Montalván en un clásico por la Liguilla del Descentralizado de 1988. Salvo en nuestro fútbol amateur, donde se suscitan estos hechos a raudales, es de data complicada encontrar una agresión jugador-árbitro.
El último sábado, durante el cotejo entre Coopsol y San Marcos en el Rómulo Shaw Cisneros, las acciones estaban equiparadas y el 1-1 era fiel reflejo de la intensidad del compromiso. Sin embargo, sobre los 74’, cuando un integrante coopsolista se encontraba tirado en el césped, el asistente Cotty Carrera le informa sobre la infracción al árbitro principal, Jhon Rocca, señalándole que el local había recibido un codazo por parte de Raúl Robles, jugador granate. En el instante en que el juez decide mostrarle la cartulina roja al volante sanmarquino, este recibe de parte suya un cabezazo sobre la nariz, el cual terminó generándole una fractura al tabique nasal.
Tras ello, el cotejo fue suspendido por impedimento físico (así está especificado en el informe del árbitro) y derivado a la Comisión de Justicia de la ADFP-SD. Sin embargo, existe un detalle muy peculiar en el reglamento: solo se suspende un partido por falta de garantías, razón por la cual el desarrollo de las acciones debió seguir su curso con la presencia del cuarto juez, aunque bien el concepto podría obedecer a otras razones propias del momento. Igual, el último martes, mediante la Resolución 052, se oficializó el fallo que se veía venir: dar como ganador del cotejo a Deportivo Coopsol por 3-0. Empero, en una decisión benevolente, se sancionó a Raúl Robles con solo seis fechas de suspensión y una multa de 450 soles.
Esta última decisión, pues, dista de otros castigos interpuestos con rigurosidad, como el caso de Sergio Ibarra, quien en 2000 fue suspendido durante seis meses por una supuesta acción obscena contra el árbitro Carlos Hernández durante un Deportivo Pesquero - Melgar, y la recordada inhabilitación a Luis Guadalupe y Gregorio Bernales en 2004 (4 y 3 meses, respectivamente) luego de un partido de la ‘U’ ante Cienciano en Urcos, por aparente agresión al juez Manuel Garay.
Raúl Robles, jugador que se forjó en Universitario y que luego recaló en César Vallejo y Cienciano, la sacó barata. No se sabe cual será su destino en San Marcos, pese a alegar de manera increíble que todo fue parte de la calentura y que nunca tuvo intensión de agredir al juez principal. Por lo pronto, el árbitro Jhon Rocca ya le interpuso una demanda y el tema podría concluir por el conducto legal.
Recorte: diario El Comercio
Foto: diario Primicia de Huancayo
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