La serie rosa y negra
Melgar, con gol de Sergio Ibarra, se hacía nuevamente de un inmerecido triunfo hasta el entretiempo. Pero Boys, con el oportuno ingreso de 'Kukín' Flores, vio traducido su inteligente planteamiento en el empate del paraguayo Carlos Pérez. El 1-1 favorece notoriamente a los chalacos que, punto a punto, se alejan del sótano.
¿Cuándo había sido el último 1-1 entre Melgar y Boys en Arequipa?
Foto: Prensa FBC Melgar
Lo de Melgar es más sorprendente que preocupante. Del equipo batallador, austero y silencioso del año pasado no queda ni la sombra. Este Melgar ya no gana de local. Ya no le ganan los puntos, los regala. Ya no yerra los goles, se los come. Ya no corrige sus errores, se los endosa a la terna arbitral. Su hinchada no se repone, solo insulta. Este es el rostro del equipo dominó 2008.
TRATO 'CHECHO'
Sport Boys entró al Mariano Melgar con las ideas firmes y el libreto aprendido: Los de Bobadilla saldrían con la consigna de liquidar el encuentro en los primeros minutos. Mercado e Ibarra pugnarían desde el inicio, combinando sus facultades e intermitencias. 
Sin embargo, la defensa rosada redundaba en la solvencia ya mostrada ante Cienciano en el Cusco, con Ramos y Ruiz como baluartes. Frente al arco rival, se lanzaron al ruedo los botines de Ramón Rodríguez.
El 'Ratón' aprovechó un contraataque para anotar el gol inicial, anulado por la posición adelantada de Carlos Pérez. Tras la decisión del juez Alejandro Villanueva no solo se encendieron los ímpetus rosados, sino también los rojinegros: al sentir el peligro en el arco propio, fueron en búsqueda de la primera conquista. A los 41 minutos, Sergio Ibarra se hizo presente para alargar su récord goleador. Los instantes finales fueron completamente arequipeños. Casi eternos para la visita. Para su suerte, llegó el descanso.
'PARAGUA' PARA LA TORMENTA
El segundo tiempo fue la repetición del Melgar - Minero de fechas atrás. Los embates arequipeños eran cada vez más fuertes. Se presagiaba la ruptura del cerco defensivo rosado. Pero Salazar no dudó: devolvió al campo a un Boys con las mismas pautas para la segunda mitad. Claro, con un cambio: ingresaría Carlos Antonio Flores Murillo.
Con 'Kukín', Boys comenzó a dar los primeros avisos. El diez chalaco se convierte fecha a fecha en el complemento ideal de Carlos Pérez: juntos propician peligro en arco rival, consolidándose como la sociedad -a la que ocasionalmente se une Quiñónez- más importante de los porteños. Ya para entonces, Melgar se había dormido. La visita adelantó las líneas. Insistió en la fuerza de Pérez. Cargó sobre sus hombros el peso del partido. Todos corrieron, todos metieron. Tenía que llegar la recompensa o la suerte. Lo que sí se sabe es que el remate de tiro libre de Carlos Pérez sorprendió. Nadie conocía al paraguayo en esa faceta.
Melgar tuvo una tibia respuesta, pero los delanteros no concretaban, hundiéndose de a pocos en las lagunas de la desesperación. Pérez casi logra el triunfo rosado, pero su remate fue salvado por Rivelino Carassa. Para el epílogo llegó una “perlita”: Gerardo Gárate se la “devoró” con todo el marco a disposición. Gustavo Bobadilla reclamó furioso. Al delantero, a la fortuna, al árbitro. Incluso, preso de la rabia, casi se estrelló con la baranda de la entrada a los camerinos. Así como el hincha rojinegro con la realidad de su equipo.
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