Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa 'Sombra' recibió la mejor recompensa posible para cerrar un ciclo completo marcado por el esfuerzo: después de pasar por las selecciones nacionales de todas las categorías y esperar con paciencia como suplente eterno su chance de afirmarse como titular en la blanquirroja, anotó el gol de la soñada clasificación a una Copa del Mundo.

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Vamos todos a bailar, al estilo africano. La invitación hecha a un estadio furioso mediante un remate todavía más furioso. A boca de jarro, en el área chica; implacable y voraz. Como una sombra cerniéndose sobre Nueva Zelanda y Oceanía entera.

Christian Guillermo Martín Ramos Garagay (Lima, 4 de noviembre de 1988) tenía por qué andar furioso. En julio de 2011, de hecho, quien escribe lo estaba tanto o más en el palco de prensa del Malvinas Argentinas de Mendoza, en el cierre de la fase de grupos de la Copa América. Perú acababa de encajar ante Chile una derrota de último minuto merced a un autogol de André Carrillo originado a partir de un muy mal despeje al medio de Ramos, al bulto, con un cabezazo al medio. Y la conversación con Nicolás Rey, el otro enviado especial de DeChalaca, era implacable: "A ese chico le ha venido pésima la transferencia a Alianza".

Y sí. Ramos fue el capricho de una dirigencia en Matute que, ese 2011, pagó un sobreprecio inaudito por su pase para sacarle sus servicios a la Universidad San Martín, casi en acto de venganza por el fichaje que el año anterior el cuadro de Santa Anita había consumado al contratar a Aldo Corzo. Acaso tamaña presión había venido jugando en su contra, y por eso no se veía una 'Sombra' tan prolija como la que había acostumbrado a la afición al despeje oportuno y el cabezazo certero desde su debut con camiseta de Sporting Cristal en 2007.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com 

César Amaut, un ojeador de talentos, le abrió las puertas del fútbol grande al llevarlo desde la cancha de barrio en San Juan de Miraflores en la cual se mostraba a las divisiones menores del cuadro cervecero a los trece años. Eso le permitió jugar en las selecciones peruanas Sub-17 de 2005 -discreto papel en el Mundial de la categoría, en dupla en la zaga central con Carlos Zambrano- y Sub-20 de 2007 -alternando posición con Kerwin Peixoto-. Pero con la blanquirroja mayor su rol, definitivamente, era el de suplente: desde su debut en 2009 quedó tan convertido en el defensa central que casi por obligación completaba la lista de dieciocho que el dorsal '13' le quedó tatuado en la espalda.

Pero él, ante que la espalda, ponía siempre el pecho. Para lo que fuere. Y por eso, las lesiones de Alberto Rodríguez lo convertían en líbero; y las expulsiones de Carlos Zambrano, en stopper. Durante el ciclo de Sergio Markarián en la selección, la 'Sombra' fue el soldado que estuvo para tapar las ausencias de otros y, casi siempre, quedó en la sombra del servicio a la comunidad. Así completó 7 partidos en el camino trunco a Brasil 2014 y, con esas mismas ínfulas de defensa auxiliar, comenzó a participar en la ruta a Rusia 2018. Hasta que llegó el dislate de Zambrano en Santiago por Copa América y, al poco tiempo, ese partidazo consagratorio que, pese a la derrota, se jugó Ramos en Montevideo ante Uruguay por Eliminatorias, para confirmar que no había mejor socio del 'Mudo' Rodríguez que él y sus recortes.

Con chamba, con vocación de auxilio a los demás, se convirtió en insustituible. Así acudió al rescate de una blanquirroja que necesitó de su cabezazo en la Copa América Centenario, cuando por muy poquito estuvo a punto de cerrar un triunfo agónico sobre Colombia que habría conseguido el pase a semifinales. Y lo volvió a hacer, pero esa vez con fortuna, meses luego en el Defensores del Chaco, para equilibrar un partido que se perdía ante Paraguay y que acabó confirmando una históricamente inédita victoria de la blanquirroja en esa cancha y la primera en condición de visita por Eliminatorias en doce años.

Por todo eso, se merecía más que nadie Christian Ramos mandarla así, con furia, al arco de Stefan Marinovic y ponernos a todos a bailar, al estilo africano, por un sueño escrito en ruso. Él, servicial como sí solo, dijo luego que celebró así por su hijo, fanático de Spiderman desde bebé. Porque su 'Sombra', esa que hoy ilumina a un país entero y brilla como campeón en Ecuador con Emelec, está presta a desplegarse siempre por alguien más.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com


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