Foto: revista Gol y GolEl Mundial Chile 1962 vio a una de las mejores selecciones de Yugoslavia, que fue capaz de superar por un claro 3-1 a Uruguay en primera fase. Un gran goleador, Drazan Jerkovic, selló el resultado a los 49'; pero indirectamente, ello ocasionó la trágica muerte de un joven chileno.

 

En la segunda fecha del Grupo A del Mundial 1962 se veían las caras dos grandes selecciones de fútbol del momento: Uruguay y Yugoslavia. Los charrúas venían de derrotar a la debutante Colombia; en tanto, los yugoslavos habían caído ante la poderosa Unión Soviética. Igual, el encuentro generaba expectativa entre la población de Arica, ciudad que había recién estrenado su estadio Carlos Dittborn, llamado así en homenaje al gran impulsor de la organización de la Copa, fallecido apenas tres meses antes del inicio del certamen.

El cotejo tenía bastante nivel desde el saque, así como pierna fuerte. A los 19', un cabezazo de Ángel Cabrera venció la valla de Milutin Soskic y Uruguay se puso arriba en el marcador. Sin embargo, la respuesta de Yugoslavia no se hizo esperar: sobre los 25 minutos, una entrada de Drazan Jerkovic dentro del área charrúa derivó en una falta penal que a Josip Skoblar aprovechó para poner el 1-1 parcial. Pocos instantes luego, un rebote cedido por el portero Sosa fue recogido por Milan Galic, quien logró añadir el balón y voltear el encuentro. Pero había espacio para bastante más.

Minuto 49

Yugoslavia no podía estar tranquila y necesitaba liquidar el partido. Así, que tras algunas jugadas de peligro en el arranque del complemento, un centro desde el sector derecho fue bien conectado por Jerkovic, quien de fuerte cabezazo derrotó a Sosa y puso cuesta abajo a Uruguay cuando corrían 49'. Luego, los plavi manejaron el marcador y solo perdieron los estribos a través de un conocido del Perú: Vladimir Popovic, quien luego de una agresión del 'Pepe' Sasía al golero Soksic, perdió los estribos y se trenzó a golpes con el delantero de Peñarol. Ambos fueron expulsados por el juez checoslovaco Galba, aunque luego se desató una vergonzosa batalla campal.

No obstante, aquel suceso no fue lo más lamentable de esa jornada. Un joven chileno de tan solo 17 años, llamado Manuel Molina, era conserje del Motel del Valle de Azapa, que servía de concentración a Uruguay. Fue tal la identificación que alcanzó el muchacho con el plantel charrúa que se convirtió en su hincha acérrimo. No pudo ir al estadio aquella tarde del cotejo ante Yugoslavia, y se quedó en el motel escuchando el partido por radio. Fue sufriendo como suyos los goles de los europeos y apenas luego de escuchar cómo el gol de Jerkovic sentenciaba el cotejo, se desvaneció producto de un paro cardíaco fulminante que acabó con su vida. En la mano, empuñaba un banderín de Uruguay.

El plantel charrúa sintió profundamente la pérdida del joven Molina y participó en pleno de su sepelio. Como fuere, dicha triste anécdota no empaña para nada la traza de un notable delantero como Jerkovic, uno de los seis goleadores que tuvo el Mundial chileno, todos con con cuatro tantos. Nacido en Croacia cuando esta era parte del territorio yugoslavo, jugó 21 partidos y anotó 11 goles para los plavi, además de 142 cotejos y 96 tantos para el Dinamo Zagreb. Luego hizo carrera como técnico, y como tal fue el primer seleccionador nacional de Croacia en 1991, tras la escisión de esta de Yugoslavia. Falleció en 2008 en olor a multitud, producto, ironías de la vida, de un paro cardiaco.

Foto: revista Gol y Gol

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