La liguilla del sueño
Kenny Romero | @kenny_romero Director Periodístico |
Hace cuatro décadas atrás, era común observar a una selección peruana arrasadora y que su objetivo de llegar a un Mundial era casi una obligación. Es cierto, aquel grupo que llegó a México 1970 y que fracasó al no obtener el acceso a Alemania 1974 ya entraba en una etapa de renovación, pero aun así los compromisos previos y su performance post título de la Copa América de 1975 le otorgaban ese grado de responsabilidad del que no podía escapar.
Para las Eliminatorias a Argentina 1978, Perú dejó en el camino a Ecuador y Chile en la fase de grupos, y ello le valió clasificar a una segunda fase a la que accedieron tres selecciones y en el que las dos primeras iban directo a la máxima justa (y el tercero jugaba un repechaje). Así, pues, la blanquirroja se estrenó con una derrota 0-1 ante Brasil, pero gozaba con la chance de, en caso ganar su siguiente partido, de todos modos se metía al Mundial.
La tarde del 17 de julio de 1977, la selección dirigida por Marcos Calderón era archifavorita para derrotar a Bolivia, que venía de recibir ocho goles de parte de la 'Verdeamarelha'. Y si bien tal premisa quedó plasmada en el terreno de juego del Pascual Guerrero de Cali, la sede de esta liguilla premundialista, en lo futbolístico quedó una gran deuda más allá de la andanada de anotaciones que convirtió la bicolor.
Perú goleó a los altiplánicos por 5-0, con goles de Teófilo Cubillas (2), José Velásquez (2) y Percy Rojas, lo justo y necesario para -aun sin gustar- inscribir su nombre por tercera vez en la historia de los mundiales, sin imaginar por esos tiempos que los procesos clasificatorios, luego de la conseguida cuatro años más tarde a España 1982, iban a convertirse en un martirio difícil de cristalizar.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
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