La primera huella del tigre
Y llegó el día en que salió humo blanco desde la Videna. El momento más esperado desde aquel 18 de diciembre de 2014 en el que el electo presidente de la FPF, Edwin Oviedo, le bajó el pulgar como técnico de la selección peruana, en plena conferencia de prensa, a Pablo Bengoechea.
Hoy, 2 de marzo de 2015, dos meses y medio después del recordado y poco asesorado desenlace, la blanquirroja presentó en el mismo lugar, y también con la misma expectativa, a Ricardo Alberto Gareca Nardi (Tapiales, Argentina, 10 de febrero de 1958), quien hizo gala de su sencillez y, a la vez, mínima tolerancia -siempre con respeto- de las cosas que no corresponden desobordarse de la interna.
Ricardo Gareca y Juan Carlos Oblitas, quien hizo posible la venida del 'Tigre' a @TuFPF. Ambos lucen la @blanquirroja pic.twitter.com/ntGumZVBmD
— Kenny Romero (@kenny_romero) marzo 2, 2015
En línea con lo expuesto, la presentación de Ricardo Gareca como nuevo entrenador de la blanquirroja, lejos de lo que muchos pretendieron escuchar o amoldar para citar la frase cliché que bien podría servir dentro de alguna portada, fue más bien aleccionadora de cara a lo que pretende desarrollar el nuevo estratega de la selección: el 'Tigre' demostró que su paso -de casi año y medio- por Universitario no solo le sirvió para ser parte de la baraja dentro de las posibilidades de dirigir a Perú, sino también que su escala por nuestro país le permitió asimilar cuál podría ser el tratamiento a recibir, ya sea desde la parte dirigencial hasta por los medios de comunicación.
Gareca estuvo casi un año y medio en Perú. Nos dice varias verdades.
— Jair Villanueva (@Jair_Villanueva) marzo 2, 2015
Por esa razón Gareca, esta tarde, no titubeó ni cedió mínimo terreno al momento de ser abordado por las interrogantes postpresentación. Fue directo. Frontal. Sin rodeos. Restó importancia a las frases armadas y repetitivas y que tienen carácter demagogo. De esas que supuestamente espera la afición pero que no se las asume como tales desde donde provienen.
Así, lo suyo solo fue profundizar, superficialmente, una perspectiva de lo que va a ser su trabajo con el grupo, el cual, dicho sea de paso, va a tener un mismo tratamiento pero dentro de lo netamente futbolístico; es decir, no sugirió -lo que popularmente se esperaba- que desbarranque de la blanquirroja a fulano o mengano. Para él cualquier jugador con la nacionalidad peruana, en nivel para integrar una selección e indistintamente de la edad, va a ser siempre convocable. Las suposiciones en torno de ello -como lo dijo entrelíneas- no le interesan.
Las cosas más importantes que logró el Perú fueron aquellas en que no se hizo caso a la mayoría. Ojalá Gareca tenga espacio para trabajar.
— Roberto Castro (@rcastrolizarbe) marzo 2, 2015
Y así como también señaló que su comando técnico va a estar integrado por el uruguayo Sergio Santín (asistente técnico), popularmente conocido como 'Bocha' y con quien se conoció como jugador en su paso por América de Cali, y por su compatriota Néstor Bonillo (preparador físico), el 'Tigre' Gareca sugirió la posibilidad de integrar a un peruano en su grupo de trabajo. Pero tampoco dio la magnitud necesaria (solo porque se lo preguntaron) a algo que no tendría que ser un must, de la misma manera en que le restó importancia a antojadizos momentos de la historia -su gol a Perú en las Eliminatorias a México 1986- que, más allá de la trivialidad, no aportan en la coyuntura actual.
El sueño de muchos de nosotros sería tener hinchas y prensa más cultos y menos tropicales. Sin educación no será posible cambiarlo.
— Roberto Castro (@rcastrolizarbe) marzo 2, 2015
Peru por fin tiene a su entrenador. No es el A-1 con el que soñaban los "optimistas" o -lo que es lo mismo- los vendedores de ilusiones. Y lo mejor de todo es que demostró mucha honestidad y sapiencia para darle una bofetada, con clase, a lo inservible. A los que buscan darle una palmadita en la espalda, luego patentarlo en un billete de cien soles y más tarde condenarlo a los santos demonios.
El 'Tigre', felizmente, ya está curado de eso. Lo conoce muy bien. Y tiene la virtud, a diferencia de Markarián, de no perder la paciencia. De no ser el dardo perfecto para, más adelante, con los resultados desalentadores (que no tendría por qué ser un termómetro dada nuestras circunstancias), convertirlo en fusible y en actor antagónico. Desde el saque, Gareca evidenció que va a hacer oídos sordos al qué dirán y va a tener mucho tacto para detectar a la mala intención. Y eso es positivo más allá de lo que se coseche futbolísticamente: esa es una historia que recién se construirá en los próximos días.
Ricardo Gareca deja su huella en el primer contacto con la prensa: no pisa el palito. Sabe qué esquivar. Conoce bien el medio @DeChalaca
— Kenny Romero (@kenny_romero) marzo 2, 2015
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com