Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLuego de un martes con resultados sorpresivos, por qué entre Bayern y Bayer hay poco más que una letra de diferencia.

Decía Valdelomar que el Perú era Lima, Lima el Jirón de La Unión, el Jirón de la Unión el Palais Concert y el Palais Concert él mismo. Parafraseando al poeta, se podría bien decir que hoy el fútbol es Alemania, Alemania el Bayern, el Bayern es su colectivo y su colectivo es Guardiola. Un equipo en el que el DT -a diferencia de lo que le ocurría al mismo 'Pep' en el Barcelona, en el que nadie opacaba al rutilante Messi- brilla más que los demás porque la estrella es el equipo.

Pero mientras esa máquina de demolición, esa orquesta que hace que la destrucción de un edificio de 45 partidos sin derrotas como el que el incauto Dinamo Zagreb llevó al Allianz Arena resuene como canción de cuna a lo largo de media hora de fútbol fantástico y veleidoso regalaba un concierto en Baviera, justamente en Barcelona se jugaba otro fútbol alemán. Uno que no era del Bayern sino del Bayer. Acaso más modesto, pero igualmente aplicado y metódico. No aplanador, pero sí efectivo. Y con el colectivo como figura.

Personalidad le sobró al equipo de Roger Schmidt en el Camp Nou. Con dos teóricos del fútbol contemporáneo basado en la primera línea: Kramer y Bender, prototipos del volante central moderno que va, viene y controla. Mientras el Bayer fue lo que ellos quisieron, maniató a un Barça al parecer todavía resaqueado por la lesión de Messi ante Las Palmas, por la Liga. No lo puso contra las cuerdas, pero sí lo enredó en las suyas.

El Bayern estuvo intratable y aplastó al Dinamo Zagreb. (Foto: AFP) 

Para intérpretes puede haber diferencias, pero eran lo de menos. Sí, en Baviera tienen adoptado a Lewandowski, y claramente ese tipo podría resumir su apellido en la palabra gol y para todos la vida sería más sencilla. Pero en Westfalia más bien se buscaron un apellido foráneo más complejo pero igualmente efectivo: Papadopoulos llegó desde atrás y puso no solo a Bayer, sino a todo Europa a soñar con un batacazo.

El mayor mérito del equipo de Schmidt, al fin y al cabo, es haber logrado desesperar tanto al Barcelona que lo acabó haciendo jugar como sea. Riñendo con sus cánones y buscando el gol a la desesperada, más por lucha y galardones que por convicciones. La barrida de Sergi Roberto, con el último aliento, fue el reflejo de ese recurso ulterior al que se tuvo que apelar en la noche catalana para salvar el trámite. Pero ya en ese momento, si de evitar resultadismos se trata, el Bayer había logrado lo más importante: hacer perder los papeles al rival.

Claro, se dirá que luego Suárez sí recurrió a los cánones y cerró un 2-1 casi instantáneo. Sí, es cierto: y principalmente por eso el Bayer no es el Bayern. No le faltó solamente gasolina para aguantar los 15' finales, esos que en Playstation son de barra roja in crescendo. También jerarquía, convicción, automatismos; más apego al libreto exitoso del primer tiempo y menos temor al rival superior, a ser protagonistas de la hazaña. Le faltó, en suma, ser un equipo un poco más alemán, con "n" al final.

Orejona a la Música

¿La sorpresa? El triunfo del Olympiacos en el Emirates Stadium. (Foto: AFP) 

COMEDIA GRIEGA. La hazaña que no pudo concretar el Leverkusen sí fue la del Olympiacos en el Emirates Stadium. Un "pégame que te pego el doble" bien entendido por Cambiasso y compañía ante un Arsenal que se fue amargo como tantas noches londinenses en las que lo que parecía obvio fue vuelto accidente por la camiseta gunner. Bregó Walcott para empatar, se tiró Fortounis encima de Ospina: gol y ventaja nueva inmediata. Se estiró con todo lo que su 1.68 le permitió Alexis Sánchez para empatar de cabeza, se metió con todo a fulminar el islandés Finnbogason: gol e inmediata ventaja definitiva. Todo muy griego.

TRAGEDIA ROMANA. Que a las luces de los primeros minutos debió ser aún de mayores proporciones. Sczcsezny, contagiado de las peripecias de sus excompañeros del Arsenal, concedió un gol escandaloso y por eso en Borisov antes del cuarto de hora la ciudad estaba revolucionariamente alborotada. El BATE se fue 3-0 al descanso y ciertamente sufrió en el complemento con el doble descuento y alguna pelotera del final, pero logró escribir su propia historia de éxito sorpresivo. La Roma, después del inicio auspicioso ante el Barcelona, tropieza como favorita y, así como el Arsenal, una vez más se resiste al éxito europeo.

AD PORTAS DE UN GOLAZO. La grilla de batacazos se completó en Porto, con el local pasando por encima de un Chelsea al que la capacidad de reacción le alcanzó para equilibrar el primer tiempo al estribo de irse al vestuario con un gol de Willian, pero no para el segundo. Mourinho se fue masticando bronca en su regreso al Do Dragao, a diferencia de lo que ocurrió en Lyon con el argelino Sofiane Feghouli, protagonista del golazo de la jornada de martes: recogió el testimonio del carrerón de Piatti y la mandó a guardar en primera. El Valencia ganó en el Gerland y comienza a sacar provecho de las ventajas que le concedió un sorteo favorable.

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AFP


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