Perú - Uruguay: Historia conocida
La frecuencia: CMD
Daniel Peredo estuvo a cargo de los relatos y Alberto Beingolea participó en el análisis de las principales jugadas. El trabajo de la dupla estuvo complementado por Fernando Egúsquiza y Pedro García, quienes se encargaron de brindar los detalles a nivel de campo. En líneas generales, destacó la correcta lectura que dieron de los planteamientos, así como el hecho de tratar de esperar con ilusión el desenlance final. Y pese a que no se pudo lograr la clasificación, transmitieron un optimismo contagioso, que hizo guardar esperanzas en todos los que siguieron las incidencias. El único punto negativo se presentó en el primer tiempo, cuando la narración del encuentro llevaba un par de segundos de adelanto con relación a las imágenes que se emitían. Luego, se solucionó aquella falta de sincronización.
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La pizarra: Sin secreto alguno
Para este compromiso, los estrategas no introdujeron mayores novedades en sus oncenas estelares. Los dueños de casa apostaron por un 3-línea-2-1, enfoque que se implementó con la finalidad de buscar mayor profundidad ofensiva. En el ataque, Joazinho Arroé quedó situado como referente, aunque retrocediendo en reiteradas ocasiones para asociarse con Jorge Bazán y Christian Cueva. En la medular, Renato Zapata y Diego Donayre intentaron sumarse por los flancos, sin descuidar las labores de marca. La contención quedó delegada para Ángel Ojeda y Giovanny Morales, quienes desempeñaron un papel aceptable. En la línea posterior, destacó nítidamente el accionar de Jorge Bosmediano como uno de los dos stoppers. Por su parte, los uruguayos optaron por utilizar su clásico 4-2-3-1, propuesta que han empleado usualmente en el certamen. En la zona de recuperación, Ricardo Pereyra y Ángel Cayetano se multiplicaron para cumplir a cabalidad su tarea, especialmente cuando sus compañeros acusaban cierto agotamiento por el rigor del cotejo y la altura arequipeña. Dicha tarea también fue sostenida por Adrián Luna y Matías Jones, quienes cumplieron en el ida y vuelta cada vez que podían. Como único punta quedó Luis Enrique Machado, quien no estuvo en su mejor noche y desperdició ciertas ocasiones de gol.
Los cambiazos: Soluciones espontáneas
Para la etapa complementaria, se alteraron las disposiciones iniciales. En tienda nacional se dieron los ingresos de André Carrillo y Osnar Noronha, tratando de fortalecer la ofensiva. Sin embargo, ambos volvieron a caer en los mismos trotes intrascendentes y no significaron mayor aporte. En tanto, en el conjunto charrúa, las entradas de Nicolás Prieto, Sebastián Gallegos y Maximiliano Olivera se dieron básicamente para refrescar sus líneas y, de paso, darle actividad a jugadores que aún no habían visto muchos minutos en el torneo.
El capo: Jorge Bosmediano
El defensor perteneciente a las canteras de la San Martín, alcanzó a ser incluido en la alineación principal de la blanquirroja por la lesión de Pedro Requena. Sus oportunos cruces y su solidez, sobre todo en el juego aéreo, lo erigieron merecidamente como lo más resaltante de este choque. Una lástima por que su debut significó a la vez la despedida nacional de este torneo. Y es que con tan buena presentación, hubiera gustado ver más de este joven valor en el bloque posterior.
El extraviado: Claudio Torrejón
Ingresó como último relevo de la bicolor y le bastaron algunos minutos para encajar a la perfección en este rubro. Impreciso en los pases, desordenado a nivel táctico y sin poder entender la misión que le encomendó Gustavo Ferrín. El corolario de su desastrosa actuación llegó sobre los 88': con todo el tiempo posible, recibió una habilitación que lo dejó solo frente al golero Salvador Ichuza. Y denotando una falta de temple increíble, definió con timidez al poste derecho, pasando el balón cerca del poste derecho. Se perdió el 3-0 y, con ello, mandó a la borda toda ilusión en una epopeya peruana.
Jailaits
Arequipa a sus ojos: En el arranque, los charrúas manejaron el balón e insinuaron detalles interesantes en su engranaje colectivo. Aquel inicio presagiaba un mejor panorama para los orientales, más aún porque Perú lucía desorbitado y sin conexión alguna entre sus líneas. Empero, Ángel Ojeda, mejor valor de la contención nacional, recuperó un balón oportuno en una salida rival y tras un intento defectuoso de Bazán, tomó el rebote y la mandó a guardar. Era el 1-0, apenas a los 14', y el milagro parecía empezar a construirse.
Otro buen valor: Tras el tanto inaugural, la bicolor volvió a caer en las lagunas de todo el torneo y dejó espacios en el fondo. Los mismos que sirvieron para que los uruguayos contaran con opciones para nivelar la cuenta. Sin embargo, la paridad no llegó, fundamentalmente, por otro descubrimiento que hizo Ferrín sobre la marcha: las manos del portero Cáceda, quien respondió a gran altura cada vez que fue requerido.
Sueños nada más: En la complementaria, los celestes cedieron toda iniciativa a los locales, quienes pese a su habitual desorden, le ponían ímpetu a cada embestida. Así, llegaría la segunda diana, gracias a un servicio largo de Carrillo, que Donayre supo resolver ante la salida de Ichuza. Era el 2-0, la clasificación estaba a dos goles y aún restaba por jugarse 20'. No obstante, con chances desperdiciadas por Carrillo y, especialmente, por Torrejón, aquellas esperanzas se vinieron abajo. De esa manera, se cosechó una victoria en la despedida, que no borra -en lo absoluto- el enorme sinsabor causado por esta decepcionante participación.
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escrito por marco guillen , January 31, 2011