Perú - México 1968: Saltitos al cubo

Era el proceso de Didí. Era el último partido del año. Y era una nueva oportunidad para conseguir el primer triunfo de Perú, que con el técnico brasileño no había pasado de los empates como mejor resultado en seis encuentros amistosos desde que asumió el cargo.
Corría el mes de octubre de 1968 cuando a la selección peruana se le organizó un nuevo partido ante un rival exigente como México. Exigente no solo por el nombre, sino porque también venía de ganar de forma consecutiva a Brasil, Chile y Colombia.
La hora loca
Antes de aquel partido ambos se habían enfrentado solo de manera oficial, jugando en dos ocasiones durante los Juegos Panamericanos de Fútbol en 1952 y 1956 desarrollados en Chile y México, respectivamente.
A la escuadra azteca la dirigía Raúl Cárdenas y sus máximas figuras eran el portero Ignacio Cuate Calderón y el goleador Enrique Borja. Precisamente, el duelo entre Borja y Héctor Chumpitaz era uno de los más esperados para aquel choque que se cumplió el domingo 20 a las 15:30 en el Nacional.
Aquella tarde el once inicial de Perú fue casi idéntico al que luego clasificó al Mundial de México: en el arco arrancó Luis Rubiños; en la defensa Eloy Campos, Orlando de la Torre, Chumpitaz y Nicolás Fuentes; en la volante Roberto Chale y Teófilo Cubillas; mientras que en ataque quedaron Julio Baylón, Pedro Perico León, Enrique Casaretto y José del Castillo.
Este equipo dominó casi a su gusto a los mexicanos durante el primer tiempo, que sufrieron con la contundencia de un Loco que por esos días se convirtió en el delantero más lúcido de la selección. Y es que Casaretto venía de anotar tres goles en dos partidos contra Argentina, y esa vez repitió la cifra, pero en una sola etapa. Dos tantos de cabeza (a los 8 y 27), el segundo en complicidad con José Valtolrá, al que algunos medios señalan como autor de un autogol, y uno más en el que se llevó hasta al arquero a los 33 sellaron el 3-0 inicial.
Roja que pica
Durante el complemento, en el primer cuarto de hora se dieron dos acciones que cambiaron todo el partido. La primera fue el descuento de Enrique Borja, que a los 49 también anotó con golpe de cabeza. La segunda fue aún más determinante, pues Julio Baylón se fue expulsado a los 60 luego de patear en una mala reacción a Gustavo Peña, quien antes lo había fouleado.
Esa roja, que a Baylón le salió particularmente cara porque además recibió una multa del Tribunal de Penas de la FPF, alteró los planes peruanos, en el que los cambios en uno y otro cuadro acentuaron su debacle en el segundo tiempo. Cinco minutos después el mismo Peña volvió a descontar para México de un cabezazo, mientras que Ernesto Cisneros decretó el 3-3 a los 83 luego que un pase de Nicolás Fuentes se le quedó corto y al servicio rival para fusilar a Rubiños.
Ni la expulsión de Javier Fragoso a los 67 varió la historia en la etapa final, que tuvo a México enseñoreado sobre un campo con tribunas llenas (43,355 espectadores fue el saldo oficial) que por lo abultado del marcador se fueron satisfechas, aunque la crítica no se lo tomó de igual manera.
El punto más cuestionado sobre el trabajo que hasta entonces cumplía Didí fue por no sostener un equipo base en los amistosos, en los que más bien se dedicaba a probar jugadores. A estos, en cambio, se les machacó su poca actiud para sacar adelante el juego en los momentos complicados.
Como fuere, para Perú ese partido significó uno más dentro de la etapa de preparación, uno con el que le dio vuelta a la página para comenzar la nueva -y buena- que estaba por venir.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diario La Crónica
