Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com

Decíamos en DeChalaca hace unos días en esta misma sección que en el fútbol peruano muchas historias felices son fruto de la casualidad. La que acá se presenta es más bien una que denota esfuerzo y consecuencia; pero que a la vez, recibió un guiño del destino para pararse en el momento y el lugar correctos debajo de los tres maderos.

Sucede que a Guillermo Jorge Pardón García (Arequipa, 4 de marzo de 1905 - Lima, 19 de diciembre de 1977) difícilmente le iba a corresponder participar de un encuentro que forma parte de la antología del fútbol mundial. Residente en la capital desde 1926, cuando se había incorporado a la disciplina del desaparecido Deportivo Nacional, su continuidad en el arco de Sporting Tabaco y la experiencia previa con la selección nacional en los Sudamericanos de 1927 y 1929 le había permitido ganarse el llamado de Francisco Bru para la disputa de la primera Copa del Mundo de la historia. Sin embargo, estaba claro no solo que era el suplente de Juan Valdivieso sino que existía relativa confianza en sus capacidades, ya que dos semanas antes del viaje a Montevideo había reforzado al Combinado Chalaco que enfrentó a Olimpia de Asunción -de gira por Lima- y cometió un blooper grosero al introducir el balón en su propio arco y permitir el empate visitante a un minuto para el final.

Pero el azar hace que los errores no sean excluyentes. En el debut peruano en el Mundial ante Rumania, el 'Mago' Valdivieso falló hasta en dos de los goles rivales, por lo que Bru decidió hacer el cambio en el arco. Así se gestó la jornada consagratoria del 'Patrón de la Pelota', quien literal y sencillamente tapó de todo: intervenciones arrojadas, voladas espectaculares y bloqueos oportunos. Incluso en el gol de Héctor Castro, su espectacular estirada a los pies del 'Manco' estuvo a punto de evitar la única caída de su valla.

Pardón tapó bocas, pues más de un medio de comunicación -inclinado a promover la titularidad de Valdivieso- se había mostrado crítico con la opción de que la titularidad en el seleccionado volviera a recaer en sus manos. La prensa arequipeña, orgullosa de su crédito, se desquitó semanas después del empate en el Centenario con una glosa del cronista que firmaba como Umpire: “Cuando se quiera hacer una crítica, hay que saber hacerla, hay que dominar el pasionismo interesado…”. Cosas del fútbol y las convocatorias que a la luz de la historia son secundarias respecto de jornadas históricas: ser la figura en la inauguración de una catedral del fútbol mundial, en un partido que quedaría en todos los libros y como muralla más difícil de franquear por el que sería el primer campeón del torneo más codiciado del planeta.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com, sobre la base del lápiz de Raúl Valencia para el semanario Sport


Leer más...

Lo Justo, Tío: Jorge Pardón, el patrón mistiano del arco

El gol de Héctor Castro en el Uruguay - Perú de 1930: El primero de muchos

Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy