Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com

La historia del fútbol peruano es una repleta de azares y casualidades. Sobre todo con aquellos protagonistas que alcanzaron hitos a lo largo de ella, muchas veces convocados casi de modo tangencial a los hechos para acabar siendo actores estelares de ellos.

Uno de los casos que no constituye excepción a la regla es el de Luis Emilio de Souza Ferreira Huby (Lima, 6 de octubre de 1908 - Callao, 29 de setiembre de 2008). Ingeniero graduado, había sido importante en la campaña del primer título de la entonces Federación Universitaria en la Primera División Amateur de Lima y Callao en la temporada 1929; pese a ello, a diferencia de varios de sus compañeros no había sido considerado para la selección peruana que disputó el Sudamericano jugado en Buenos Aires. De cara a la participación blanquirroja en la primera Copa del Mundo en Uruguay en 1930, tampoco gozaba de las preferencias del seleccionador nacional, Francisco Bru; de hecho, según los medios más críticos del estratega español, en algún momento de la preparación para el certamen 'Paco' incluso había manifestado críticas públicas contra las capacidades del puntero izquierdo.

Pese a ello, De Souza Ferreira fue finalmente incluido en la nómina que viajó a Montevideo a expensas de dos cupos concedido a la Federación Universitaria para que esta, como campeona vigente, nominara a sendos futbolistas para completar el seleccionado y corriera con sus gastos -el otro fue Arturo Fernández-. Así se sumó al plantel y acabó recibiendo la chance de ser titular. Y contra Rumania, el ingeniero inscribió su nombre en la historia grande del fútbol peruano: a los 75 minutos, midió con precisión su ubicación ante un desborde de su compañero Pablo Pacheco por la banda derecha. Desplazándose en paralelo, se ubicó en el área para poder empalmar de volea, con pierna derecha, un remate que se hizo imposible para el golero rumano Ion Lapusneanu.

Rumania terminó anotando dos goles más en los últimos 15' y para De Souza Ferreira no resultó una jornada ni siquiera feliz en lo individual, pues en un cruce fuerte acabó fracturando al rumano Adalbert Steiner, quien salió en camilla. Pero, nuevamente, es el azar el que determina a veces quién y por qué queda en la historia. Su nombre, luego perennizado también en Universitario como diseñador de la obra de ingeniería civil que permitió edificar el estadio Lolo Fernández, quedó también inscrito para siempre en la blanquirroja como autor de su primer gran capítulo en el que sería el torneo más importante de la pasión deportiva principal de los seres humanos de 1930 en adelante.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com, sobre la base del lápiz de Raúl Valencia para el semanario Sport


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Lo Justo, Tío - Luis de Souza Ferreira: Primero, el ingeniero.

Perú - Rumania 1930: estreno gráfico

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