Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPerú no es más el equipo a cuyo destino el azar le depara sonrisas porque le pasan cosas. Una blanquirroja sólida pasó por encima de una dura Islandia, le ganó 3-1 en la fría noche de New Jersey y confirmó que Rusia puede esperar a un equipo metódico que ejecuta los planes que se propone.

 

    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Enviado especial a Harrison

¿Cuál es la mejor lección que puede extraer la selección peruana de su muy claro triunfo sobre Islandia en el Red Bull Arena?

En la práctica, la misma que rondaba como cuestionamiento al final del primer tiempo. Esa lección que indica que Perú sigue, incluso con todas sus mejoras producidas en la coordinación de la zaga central y la muy positiva irrupción de Ánderson Santamaría con la blanquirroja, siendo un equipo especialmente vulnerable cuando le tiran pelotazos cruzados desde los lados hacia el corazón del área. Y que con rivales de buen juego aéreo como esta Islandia tácticamente disciplinada, eso pasa factura, como en el gol de empate marcado por el cabezazo letal de Birkir Bjarnason.

¿Por qué DeChalaca tiene que empezar esta crónica de un amistoso brillantemente ganado por la selección con una crítica? Porque para eso, Cristóbal Colón, para eso sirven los amistosos. En ellos los resultados no interesan. Sirven, primero, para ver qué se hizo bien y pulirlo; y sobre todo, para observar los errores, escudriñarlos y diseñar planes para corregirlos.

Entonces, las conclusiones pragmáticas para Perú con el 1-1 del primer tiempo son parecidas a las del partido en la alforja con el 3-1 puesto. Dicho esto, cabe señalar las fortalezas desarrolladas por un equipo con techo cada vez más elevado, varias de las cuales terminaron de graduarse en la fría noche de Harrison, una de clima islandés (3ºC) pero ritmo peruano.

 

EL EQUIPO ES MÁS FUERTE QUE SUS NOMBRES. No está el capitán y goleador, y no faltan liderazgo (Renato Tapia) ni goles (Raúl Ruidíaz). Juega muy bien Farfán, el solista de todo este siglo, pero esté de punta o de enganche los automatismos no varían. Falta Yoshimar Yotún, el director de la orquesta de pases, y ya hay un libreto aprehendido como plan B: retrocede Édison Flores y lo demás se toca poco. Luis Advíncula le da una palmada en el hombro a Aldo Corzo, Corzo se la da a Advíncula, Advincula vuelve a dársela a Corzo. Piezas intercambiables en un país que no exportó jugadores a equipos top del mundo en esta década: mérito indubitable de un entrenador serio y trabajador.

EL CRÉDITO DEL TÉCNICO. Ricardo Gareca, en ese sentido, tiene todo el margen para ensayar y errar que hoy querría cualquier político en el país. La citada apuesta por retroceder a Flores no ha sido necesariamente exitosa, pero ya es difícil rebatírsela a esta altura: al ‘Tigre’ le gusta ganar metros en la salida así con ‘Oreja’ en esa función sacrifique marca. O por ejemplo, su cuestionado -por tardío- timing para los cambios: para darles minutos a Cristian Benavente y Luiz da Silva se tomó su tiempo. Pero los hechos sugirieron que a ambos futbolista les costó, jugaran lo que jugaran, cobrar el protagonismo necesario para exigir algún lugar en la lista para Rusia. Hay dos meses por delante aún, pero lo único que está clarísimo es que la decisión que tome un entrenador con crédito será mejor que la del resto de los mortales.

LA CONFIANZA LLEGA AL ARCO. Usualmente proviene de él, pero en este caso es bidireccional. Porque Gareca deja el mensaje claro al sistema de que los arqueros, así como tienen grandes tardes, también yerran y no por eso dejan de ser fiables. La comidilla es quedarse con la foto de la salida de Carlos Cáceda en el gol de Islandia, cuando en realidad el problema central en esa jugada no es lo que hizo el golero de Deportivo Municipal, sino -como se señaló al inicio de este texto- que los islandeses hayan podido centrar tanto de manera cruzada y que la respuesta de la zaga no sea aún la óptima en los balones aéreos. Como fuere, está también claro que para Gareca hay golero #2 después del lesionado Pedro Gallese y se apellida Cáceda.

 

EL FACTOR CARRILLO. El rendimiento de la ‘Culebra’ es lo mejor que han dejado los amistosos en Estados Unidos. Un jugador que se ha decidido por él mismo a sacar provecho de su talento, olvidando la maldita costumbre de dar siempre el pase a alguien más y creyéndose capaz de resolver cuando se lo propone. Hoy, André Carrillo es auténticamente ese MVP del FIFA 2018 que siempre amerita un hexágono dorado: es la gran figura que derrama quiebres que dejan en ficha a islandeses recios como Rúrik Gíslason o el lateral izquierdo Ari Skúlason, gente noble para el despliegue de energías pero impotente ante la habilidad de un jugador con la flechita verde para arriba como el hombre del Benfica.

Después del tour estadounidense, Perú lleva doce partidos invicto y ya alcanza la mejor racha de su historia. Pero, una vez más, esos números importan poco cuando de amistosos se trata. De cara al Mundial habrá tres más, y en esta ruta ya es posible afirmar algo: esta blanquirroja saldará su regreso a las Copas del Mundo después de 36 duros años con la mejor campaña que le sea posible. No puede esperarse menos de un equipo entregado a la mejora constante, a la autoexigencia hecha progreso, al refrán que reza que mañana será un día cada vez mejor.

Los Goles

Fotos: prensa FPF


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