Vallejo - Melgar: Cuto, cachete y cabeza

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A Luis Guadalupe lo conocemos todos. Tiene experiencia y en el medio local, su tamaño siempre le ha servido para desequilibrar por arriba. Pero también le juega malas pasadas: tiene poca conciencia, o dígase manejo de su propia anatomía, y por eso, cuando comete faltas, resultan vistosamente torpes. Es como si no supiera que por el tamaño que tiene, es fácil que sus brazos o piernas choquen a los rivales y los traben. O como si no se percatara de que apoyándose en ellos, caerán y muy posiblemente le cobrarán falta. Por eso ganó Melgar.
A Ysrael Zúñiga lo conocemos todos. Es un delantero de larga trayectoria de efectividad y al que ninguna camiseta le sienta mejor que la sangre y luto. No es solo mañoso para inducir penales, sino también para ejecutarlos. Tranco corto, pierna lo suficientemente levantada como para que Libman piense que el remate será franco, violento, a lo 'Cachete'. Pero no: es tan mañoso el goleador rojinegro -quien llegará al centenario dominó erigido en el máximo ídolo en actividad del club- que la pica, a lo Zidane. Por eso ganó Melgar.
A Juan Reynoso lo conocemos todos. Es un técnico al que los partidos que le acomodan son los cerrados, mordidos, trabados; pero que cuando no se presentan así, tiene el mérito de saber envolver al rival en la maraña que haga que el juego vaya tomando ese cariz. Uno que ha sabido conformar un grupo que entiende lo importante que es cambiar de ritmo una vez que el rival ya no tiene la pelota y se logró penetrar su línea media. Con un generoso derroche físico de una volante en la que nadie recupera más de lo que proporcionalmente genera: si atacan equis, todos marcan doble equis. Por eso ganó Melgar.
A la Vallejo la conocemos todos. Es un equipo serio que planifica, que intenta hacer las cosas bien nuevamente cada año. Que se refuerza mejor que casi cualquier otro equipo y que cuando se la juega por una base, como Quinteros-Chiroque-Pando-Tejada, la respeta como pocos otros equipos porque confía y sabe que en algún momento dará fuego. Pero también es un equipo que, más allá de los nombres, ya lleva varios años fallando cada vez que tiene que dar el salto definitivo hacia la grandeza. Este partido era uno decisivo, determinante: había caído en Huancayo el líder del grupo (INSERTAR LINK) y el que ganara no solo iba a pegársele a San Martín sino que iba a bajarse a un competidor directo. A Vallejo le ocurrió lo que suele pasarle en esas circunstancias. Por eso ganó Melgar.
Y ganó Melgar porque justamente, es al que menos reconocemos todos por estos días. Sí, claro: Butrón es siempre garantía de seguridad, como en los varios disparos de Ciucci -el único que entendió en tienda poeta que si no puedes llegar al área hay que patear desde fuera- y alguno de Chiroque. Pero en el resto de la cancha, es un equipo ambicioso, de gente polivalente como Villamarín o los Quina y con el suficiente carácter como para reponerse de un golpe duro -perder ante un equipo que no había ganado en todo el torneo ante tu gente y con estadio lleno- y a la semana siguiente volver a estar en la pelea, como parece estará hasta el final de este Torneo del Inca. Un plantel que piensa con la cabeza y pega con el cachete, y que ni le pongan un 'Cuto' al frente.
Fotos: diario La Industria de Trujillo
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