Foto: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.comSiguen cayendo los invictos, pero de los que aún no sabían lo que era ganar: ahora le tocó a Boys y Minero, rivales en la sexta fecha. Otro que ganó fue San Alejandro, que en Pucallpa llenó tribunas con hinchas y frustración, la misma que se dio en Villa El Salvador, donde las rojas volaron.

 

PAGARON CON PUNTOS. Ver a un equipo invicto en una tabla de posiciones suele ser síntoma de que algo bien están haciendo, pero si ese invicto está en la cantidad de partidos ganados es para preocuparse. Si hace una semana le pasó a Torino y Pacífico, en esta fecha el turno fue de Boys y Minero, que se sacaron de encima una mala racha que los tenían en la parte media y baja del torneo, respectivamente. Para los rosados el triunfo llegó lejos de su tierra, por lo que resulta más meritorio el haber goleado a Walter Ormeño, que más bien, se metió en una crisis de resultados en la que ni el cambio de técnico le sirvió para mejorar. Para los de Matucana ganar cayó en un momento oportuno, ya que los dos puntos que acumulaba en el torneo resultaban poca recompensa por todo el trabajo previo realizado antes del inicio del torneo. El gol de Germán Carty, que con 45 años encima le rehuye a las críticas por su edad, auyentó los malos vientos que comenzaban a dispersarse por Matucana en torno al plantel, al que incluso se le dio una advertencia a través de sus redes sociales, porque si no ganaban no les iban a pagar. Más allá de si este mensaje haya sido real o hecho como un peculiar estilo de motivación hacia los jugadores, lo cierto es que no todos los equipos van a poder cumplir de inmediato con las expectativas cifradas en el campeonato.

LOCALÍA EXTREMA. Ya no es novedad la buena respuesta que muestra el aficionado de Pucallpa cuando juega el San Alejandro como local, las buenas asistencias en el Aliardo Soria Pérez son una constante desde que el cuadro de Irazola ingresó a la Segunda División, pero de la misma forma, lo que comienza a ser una mala costumbre es el exaltado grado de respuesta que tienen las tribunas cuando a su equipo no se le da un partido fácil de encarar. Esta vez les tocó enfrentar a Mannucci, equipo que por su mal momento salió a la cancha dispuesto a arriesgar solo lo necesario para tentar un triunfo, pero que terminó buscando sacar al menos un punto. Todos los ataques del equipo que dirige Javier Arce no tuvieron destino de gol hasta que Anthony Rossel aprovechó un rebote para marcar el 1-0 final en los descuentos. Tener paciencia le rindió frutos a ‘La Fuerza del Cacao’ para seguir en la cima junto a Alianza Universidad, muy distinto a lo que hacen sus seguidores, que desde los primeros minutos ya fustigaban a los árbitros por no cobrar faltas a su favor, coincidiendo con lo hecho en la primera fecha, cuando comenzaron a caer objetos al campo al creer que los jueces favorecían a la visita. Lo curioso del caso es que, ya con los tres puntos asegurados, quienes fueron en busca de Michael Espinoza y compañía no fueron los jugadores o el comando técnico del conjunto local, sino los del equipo trujillano, que protestaron por sentirse perjudicados. Hay partidos en los que a los árbitros no les queda más que aceptar las consecuencias de su función, con la que nadie parece estar contento salvo cuando se gana (o a veces ni eso).

FRANJAS BIEN ROJAS. El partido con más historia de la jornada lo protagonizaron Municipal y Gálvez en Villa El Salvador, donde se cumplió con el esperado choque de dos fuerzas parejas en el campo a las que les urgía ganar para no quedar relegados en la tabla. Pero de tanto choque y choque el encuentro acabó con menos jugadores de los que se empezó con el pitazo inicial de Jorge Panta, cuya labor terminó complicada por las cinco expulsiones que sumaron entre ambos. Con esta cifra se alcanzó lo hecho hace dos fechas por Alfonso Ugarte en Huánuco, que también sufrió cinco rojas, aunque en esa ocasión todo pasó en un solo tiempo. Sin llegar a ser lo que a veces se da en la Copa Perú, en la Segunda División hay encuentros en los que la pierna fuerte se está imponiendo por sobre el juego con el balón, lo que resulta todo un riesgo para cualquier equipo por las amonestaciones que surgen como medida correctiva. Entre los errores arbitrales y el juego brusco, no debería sorprender que en el resto del torneo se repitan encuentros así, llenos de tarjetas y reclamos airados. Ante esto, y sin mucho más por escoger en el medio peruano a la hora de formar las cuartetas que dirijan los partidos, ¿será hora de traer árbitros extranjeros para la Segunda? No tendría que ser necesario, pero parece ser la única solución en caso de no aceptar el juego como tal, con errores de árbitros, jugadores y técnicos (y de dirigentes también).

Foto: Miguel Koo Vargas / DeChalaca.com

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