Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPerú fue una decepción en la rama de fútbol en los Juegos Panamericanos Lima 2019. ¿Cómo este resultado puede afectar a la imagen de este deporte en el país.

    Jorge Frisancho | @wolfs_venom15
    Redactor

En la previa de la presentación del seleccionado Sub-22 , DeChalaca reflexionó lo que significaba para la selección nacional -sobre todo, para la que va a presentarse al Preolímpico Sub-23 que se llevará a cabo en Colombia en 2020- el buen papel que pudiera desempeñar en la fase de grupos de los Juegos Panamericanos Lima 2019, pues podía ser la base sobre la cual se conformaría el equipo para el próximo año. Si bien no se daba por descontado que se obtuviera una de las tres medallas en juego, se pensó que, a priori, el Perú podría clasificar a las semifinales al superar a Honduras y Jamaica, rivales que -en el papel- tendrían un nivel similar o inferior al peruano. Sin embargo, la realidad le aplicó un knock out a la selección dirigida por Nolberto Solano, que solo pudo sumar una unidad y quedó última en el grupo B. Como premio consuelo -y totalmente intrascendente, vale decir- Perú superó a Ecuador en tanda de penales y se quedó con un insulso séptimo lugar.

A toda vista, este resultado es un golpe muy severo a una industria como la del fútbol que partía con muchos más pergaminos que otros deportes panamericanos que tienen menor o casi nulo apoyo económico, tales como, por ejemplo, los casos de squash y atletismo que llegaron a obtener medallas de oro. En una realidad en la que algunos bandos critican la organización de los Juegos Panamericanos y repiten la cantaleta de que "se debería apoyar más a otros deportes que al fútbol", la participación de la selección nacional Sub-22 no hizo más que fortalecer su egos y empezar a agudizar todos los ataques a este deporte.

Dentro de los principales errores que se identifican en este proceso encabezado por Solano resalta el poco tiempo de preparación con el que contó el equipo, pues solo luego de la participación en la Copa América el 'Maestrito' empezó a trabajar con los jugadores que se quedaron en la lista definitiva. Si bien se llevó a cabo un par de microciclos de manera previa, era quizá preferible que Solano no fuera a Brasil y se quedara entrenando con los seleccionados, pues sus rivales -conformados básicamente por jugadores Sub-20- ganaron bastante tiempo de entrenamiento y ya venían de jugar sus respectivas Eliminatorias para el Mundial de la categoría.

Tiempo de pensar para Gareca y Solano. (Foto: Prensa FPF) 

Sea por desidia o por una cuestión de exceso de confianza, la planificación estuvo muy por debajo de lo meramente deseado y ello repercutió en el desempeño del equipo. En un evento en el que el Perú era organizador, es algo más que reprochable que no se hayan tomado todas las previsiones para hacer una buena campaña. Más allá de los nombres que pudieron estar y de aquellos que quizás eran prescindibles, nunca se pudo encontrar el equipo ideal debido al visible poco tiempo de trabajo.

Otro aspecto que jugó en contra -y que está relacionado con la conformación del plantel- es que Solano no pudo contar con algunos jugadores debido a que los clubes no estaban obligados a cederlos (un caso emblemático fue Sporting Cristal: dado debía jugar los octavos de final de la Copa Sudamericana, y solo permitió la presencia de dos jugadores, postura válida al fin y al cabo). A diferencia de este torneo, se espera que en el Preolímpico venidero no haya este problema, pues en el mes de enero no habrá competencia oficial que se cruce.

A la luz de los resultados, convendrá que dentro del equipo de trabajo de las selecciones peruanas se evalúe la conformación del comando técnico de cara al Preolímpico; pensar, por ejemplo, cuánto podría potenciarlo la presencia como complemento de Carlos Silvestri o de algún otro profesional con mayor rodaje en el fútbol de élite -al fin y al cabo, Solano sólo ha dirigido a Universitario y José Gálvez entre 2012 y 2013-. En esta línea, vale la pena acotar que la generación que debería afrontar este torneo no viene precedida de buenos resultados, pues la selección Sub-20 que participó en el Sudamericano de la categoría en el presente año tuvo una actuación bastante floja al quedar última en su grupo con solo 3 puntos y, en el caso del Sudamericano Sub-17 de 2017 -la misma generación que hoy es base de esta Sub-23-, se fue del torneo sin sumar una sola unidad.

 

En el caso del fútbol femenino, el casi nulo apoyo jugó en contra de un equipo que dio todo lo que pudo por hacer una buena campaña, pero aún está muy lejos de poder competir contra países que tienen hasta una liga profesional. Se espera que, a partir de este torneo, crezca el número de auspiciadores y sobre todo la FPF mejore las condiciones en las que se practica el torneo local femenino, muy parametrado por normativas amateurs que no promueven su mejorar.

Si bien la industria del fútbol ha sido golpeada y opacada por este rotundo fracaso y por el éxito de otros deportes como atletismo, squash y surf, está en manos de la misma gestión de laFPF hacer los correctivos necesarios. Nótese que son casos diferentes: mientras en el fútbol masculino existe gestión pero esta fue desafortunada, en el caso del fútbol femenino es la ausencia de gestión adecuada la que explica el mal resultado. Son dos variantes de un problema con eje común en la Videna. 

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Prensa FPF


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