Más Superdiferencias

Tanto la UEFA como la Conmebol ponen en disputa sendos trofeos que enfrentan al campeón del torneo de clubes más importante del continente frente al monarca del campeonato secundario. Sin embargo, las denominaciones no son las mismas: para el Viejo Continente, se trata de la Supercopa Europea, mientras que por estos lares el trofeo recibe el nombre de Recopa Sudamericana.
Precisiones nominales
La Supercopa Europea se disputa desde 1973. Desde ese año hasta 1997, puso frente a frente al campeón de la Champions League con el vencedor de la antigua Recopa de Europa, torneo que no tenía similitud con su "tocayo" sudamericano y que más bien ponía frente a frente a los ganadores de los torneos locales de copa de los países europeos (Copa del Rey, FA Cup, Coppa Italia, DFB Pokal, etc.). Desaparecido este último certamen, desde 1998 la Supercopa de Europa enfrenta al campeón de la Champions League con el vencedor de la UEFA Europa League.
La Recopa Sudamericana, en tanto, puso desde 1989 hasta 1998 frente a frente al campeón de la Copa Libertadores con el vencedor de la Supercopa Sudamericana, que tampoco tenía similitud con su actual "tocayo" europeo (en Sudamérica, la Supercopa enfrentaba a todos los equipos que habían ganado la Libertadores a lo largo de la historia). En 2003, la Recopa fue relanzada y pasó a enfrentar al campeón de la Libertadores con el campeón de la Sudamericana.
En 2011, DeChalaca comparó la situación de ambos torneos y el escaso atractivo que despertaban en sus respectivos continentes, al aparecer deslucidos en relación con los principales certámenes continentales. Cuatro años después, y no solo porque el Barcelona y el Sevilla hayan ofrecido este 2014 un partido de antología, bien puede decirse que Europa le volvió a sacar ventaja a Sudamérica en un tema comparable.
Un lastre sudamericano
Sin duda, ser campeón de la Recopa Sudamericana o de la Supercopa Europea es un título preciado para hinchas de clubes que siempre buscan sumar un logro más a su palmarés. Cienciano, en el Perú y como campeón de la Recopa en 2004, es el mejor ejemplo. Pero más allá de eso, en Sudamérica el torneo sigue siendo muy secundario debido a factores organizativos.
Para comenzar, la calendarización de los cotejos de la Recopa sigue siendo deplorable. Es errática y, a lo largo de estos años, se ha determinado según la conveniencia de los equipos que la juegan antes que en función de ser un espectáculo para el televidente. En 2013 hubo hasta un increíble cruce de la ida de la Recopa con la final de vuelta de la Libertadores. Este 2015, al ser rivales River Plate y San Lorenzo, se programó los partidos en febrero, casi como parte de la temporada de verano del fútbol argentino, por lo que los cotejos pasaron desapercibidos.
Además, desde 2005 la Recopa Sudamericana se juega a partidos de ida y vuelta, lo que genera menor expectativa para el aficionado neutral. Pero encima de eso, compite con otros torneos: este martes 11 de agosto, la disputa de la Supercopa Europea coincidió con la Copa Suruga Bank, que desde 2008 hace viajar al campeón de la Copa Sudamericana hasta Japón para enfrentarse al campeón de la J-League del país asiático. Un torneo que puede entenderse desde el punto de vista marketero, pero que más bien sí tiene características de exhibición. Así, River Plate, solo seis días después de conseguir la Copa Libertadores, hizo madrugar a sus hinchas para ver el 0-3 sobre el Gamba Osaka.
Un progreso europeo
De la otra orilla, la Supercopa Europea ha crecido en los últimos años. La UEFA ha sabido optimizar el marketing del torneo al calendarizarlo en la fecha más adecuada -exactamente antes del inicio de las grandes ligas europeas-, por lo que por lo general termina siendo el primer partido oficial de la temporada para los equipos que la disputan.
Pero en los últimos años, la medida más importante ha sido llevar la disputa del torneo a ciudades europeas exóticas en las que el aficionado local puede sentir que la UEFA se esfuerza por descentralizar el fútbol de los mejores equipos del mundo. Hasta 2012, por defecto, la Supercopa Europea se disputaba en el estadio Louis II de Mónaco; desde entonces, Praga, Cardiff o -este año- la georgiana Tiflis son las ciudades a las cuales ha llegado el torneo. Trondheim (Noruega) y Skopje (Macedonia) serán las dos próximas sedes.
¿Es más atractivo un Barcelona - Sevilla como el jugado en Georgia o lo habría sido un ida y vuelta en el Camp Nou y el Sánchez Pizjuán en plena pretemporada? ¿Habría sido mejor un River - San Lorenzo en Arequipa, por dar un ejemplo, o atrae más un ida y vuelta en plena temporada de verano en Argentina? Más allá de las diferencias estructurales en los patrones de consumo de ambos continentes, queda claro que en Sudamérica las prioridades de marketing son solo firmar un buen contrato con alguna transnacional que dé nombre al torneo y, fuera de eso, poco o nada más.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
