Brackets de diamante

La San Martín está viviendo el año más difícil desde su aparición; más difícil aún que 2004, de inicio tan catastrófico, que no tenía, sin embargo, las expectativas que los títulos y el protagonismo de años recientes le han dado. San Martín, por el prestigio ganado, hoy tiene mayores responsabilidades; una de ellas es escalar el precipicio en el que ha caído.
Julio César Uribe ha sido designado como tercer técnico del año para una institución que había destacado su paciencia hacia los proyectos. La pésima campaña liquidó el proceso de un DT histórico para el club (Aníbal Ruiz) y sacrificó a otro DT líder en sus divisiones menores (Orlando Lavalle). ¿Podrá el ‘Diamante’, personaje desligado de la historia del club de Santa Anita, sacarlo a flote?
Lo que dicen los números
Julio César Uribe ha dirigido a siete equipos peruanos, distribuidos en trece diferentes temporadas. Tiene un título de torneo corto (con Cienciano en el Clausura 2006) y su mejor campaña, a nivel de números, fue relativamente reciente (60% de efectividad con Unión Comercio en la segunda rueda del Descentralizado 2011).
De esas trece temporadas, en cinco Uribe estuvo envuelto en peleas con el descenso.
Su debut como DT ocurrió en una circunstancia límite: dirigió los últimos ocho encuentros de un Mannucci que parecía condenadísimo a la baja. En ese tramo final, con un 56% en números, los ‘carlistas’ remontaron la diferencia que les llevaba CNI, que se desplomó, y zafaron del descenso. Corrió, eso sí, con la ventaja de jugar siete de esos ocho encuentros en condición de local, por rarezas del fixture de esa época. Uribe regresó a Mannucci en la segunda rueda de 1993 y tampoco lo hizo mal, pues clasificó a la pre-liguilla, donde lo eliminó Sport Boys.
En cambio, en 1994, el ‘Diamante’ inició la campaña con el cuadro trujillano y la historia fue muy distinta: ese año Mannucci bajó, aunque Uribe solo lo dirigió hasta antes del receso por el mundial de EEUU 94 (es decir, menos de la mitad del torneo).
En 1999 volvió a pelear la baja, con Juan Aurich. Fue despedido en la segunda fecha tras solidarizarse con una huelga de sus jugadores y luego fue recontratado en la fecha 9. En la primera rueda del Apertura, terminó último, pero supo revertir esos malos números y Aurich salvó del descenso con cierta holgura.
En 2010, Uribe tuvo que afrontar, con José Gálvez, una experiencia similar a la de Mannucci en 1994. Planificó la campaña desde el principio y se fue anticipadamente; esta vez dejó el cargo en la fecha 20, tras ser goleado (0-3) por Universitario. Gálvez, a fines de ese año, descendió.
En 2011, tomó a Unión Comercio cuando los riojanos eran candidatos a la baja. Los recuperó de manera considerable y los clasificó a la Copa Sudamericana con un 60% de efectividad. Pero no corrió con la misma suerte en el arranque de 2012, apenas alcanzando el 37%.
Patrones, visiones y misiones
Vemos un patrón: cuando le tocó planificar una campaña (Mannucci 1994, Gálvez 2010, Comercio 2012), a Uribe no le fue bien; cuando tomó equipos sobre la marcha (Mannucci 1992, Cienciano 2006, Comercio 2011), casi siempre obtuvo mejores resultados. Naturalmente, hubo excepciones (como cuando terminó de desbarrancar al Alianza Lima de 1995 o a la selección rumbo a Corea/Japón 2002); pero el patrón, al menos cuando involucró peligros de descenso, funcionó; esto no lo destaca, sin embargo, como un característico técnico ‘salvavidas’.
Ello no quita que la llegada de Uribe a San Martín cause asombro: el propio ‘Diamante’, pese a perorar sobre ética y disciplina, no suele ser convocado por las instituciones más serias (explíquese de otra forma, cómo jamás llegó al club del cual es ídolo: Sporting Cristal). ¿Es correcto asumir la conducción de un club luego de haber criticado a uno de sus antecesores -Ruiz- en su faceta de comentarista televisivo? A Uribe, además, la desesperación lo involucró de forma desprolija con algunos proyectos (como cuando abandonó Municipal y tomó al día siguiente la conducción de Alianza en 1995, o cuando aceptó el llamado a la selección en 2007 cuando el trato estaba cerrado con Juan Carlos Oblitas) y esto dañó su imagen. Asimismo, su personalidad (frontal para él, conflictiva para nosotros) le jugó en contra al momento de sostener proyectos; tal vez los roces, en San Martín, sean menores al tener un plantel con muchos juveniles y con pocos ‘consagrados’ con quienes chocar.
Si algo reclamó Uribe a lo largo de su carrera como DT, con una victimización que orbitó el mal gusto, fue tener la oportunidad de dirigir a un club serio. Hoy la tiene, junto con una misión compleja, tal vez la más compleja que haya tenido que encarar: salvar a un equipo que, hoy por hoy, no permite la menor esperanza.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Diario de Chimbote, Revista Goool de Oro de Tarapoto; Recortes: diario Ojo, revista Don Balón Perú

POR QUE NO EMPIEZAN POR RECONOCER QUE SE EQUIVOCARON AL DESMANTELAR AL EQUIPO DEL AÑO PASADO, DESDE EL ARCO CON LEAO HASTA ARRIOLA EN LA DELANTERA.Y DEJARSE DE ORGULLOS TONTOS QUE NO CONDUCEN A NADA , ESO SI QUIEREN VERADERAMENTE HACER LAS COSAS BIEN
DEBERIAN REPATRIAR A TODOS LOS QUE DEJARON IR QUE ESTAN IDENTIFICADOS CON EL EQUIPO Y EMPEZAR DE NUEVO, PROBABLEMENTE SOLO ASI SE VERAN LOS FRUTOS