Fallecimiento de Ángel Vicente Avilés: Los sorprendió un ángel

Se jugaba la fecha 20 del campeonato de 1975 cuando se pactó un doblete en el estadio Nacional. En el preliminar, a las dos de la tarde, Defensor Lima recibió a FBC Melgar; mientras que en el partido de fondo Atlético Chalaco enfrentó a Deportivo Junín.
En aquel partido, luego de jugar 20’ y con el marcador aún sin goles, Ángel Vicente Avilés Bolaños corrió en busca de tomar un balón cualquiera, pero que terminó por cobrar tal relevancia que fue el último que importó aquella tarde. Y es que mientras el delantero del Junín corría, detuvo su carrera de forma abrupta y cayó sobre el gramado.
Las postales
Cuando Avilés cayó, la primera reacción fue la de un aguatero, que salió en busca del infortunado jugador y le echó agua para intentar reanimarlo. Tal acción solo provocó un reflejo del espigado jugador, que se intentó reincorporar, pero con una mano sobre el pecho y la otra sobre el campo, volvió a caer víctima de un infarto.
Un ataque del equipo huancaíno durante el primer tiempo, cuando nada hacia presagiar el destino de Ángel Avilés. Recién en aquel instante fue que el resto de jugadores se dio cuenta de que algo estaba mal. El siguiente en reaccionar fue Eloy Martín, portero y técnico del cuadro huancaíno que detuvo el juego. Fue entonces que hizo su ingreso a la cancha el médico de los porteños, que lo atendió, y al no encontrar pulso, pidió el ingreso de la camilla para llevarlo hacia el tópico del estadio. Ahí, un balón de oxígeno fue insuficiente para hacer algo que cambie la situación. Sin mucho más por hacer, finalmente se lo llevó a una clínica en la que solo se certificó su deceso.
Pero mientras todo esto pasaba fuera de la vista del resto, el partido en el Nacional se reanudó y continuó hasta culminar el primer tiempo. Recién entonces fue que los jugadores se enteraron del fatal desenlace y decidieron por mutuo acuerdo no salir a jugar la etapa final. El árbitro Pedro Reyes, sin estar enterado de tal decisión, no tuvo más remedio que suspenderlo al no encontrar a los equipos en el césped.
Cabizbajos y con grandes muestras de dolor se retitan del campo los jugadores del Junín. Su muerte sorprendió a todos, ya que venía jugando de manera regular y tan solo dos semanas antes le había anotado su último gol a Sport Boys en Huancayo. Aún así, ya era conocida la dolencia que afectaba su corazón, ya que cuatro años antes tuvo que dejar una selección pre-olímpica a cargo del húngaro Lajos Baroti al detectarle una afección coronaria.
Para Avilés, con 27 años, la vida pasó muy rápido mientras jugó en Primera División con Defensor Arica, CNI y Deportivo Junín, donde actuó más por necesidad, ignorando el riesgo que corría al seguir ligado al fútbol. Esa misma semana se lo sepultó en el cementerio de Surquillo, y a fin de mes se completó lo que faltaba de aquel partido que acabó con triunfo por 4-0 del ‘León Porteño’. Lo que tardó aún más tiempo fue equipar de manera adecuada el servicio médico en los estadios, pues se tuvo que esperar hasta 2013 -cuando volvió a fallecer otro jugador-, para que la presencia de un desfibrilador se vuelva una obligación.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: diarios Extra, El Comercio y libro 'Anécdotas y Episodios Singulares del Deporte' / Teodoro Salazar Canaval

En la foto que acompaña al artÃculo, se puede apreciar, estoy seguro, con la camiseta N° 6 al volante tarmeño Isaac Correa (en el año 1979 le anotó un gol olÃmpico al Deportivo Municipal en el estadio Nacional y el periodista don Lolo Carrera Salazar, creo yo, en el diario La Crónica le dirigió su columna con el tÃtulo "¿Nace una estrella?"); Félix Chueca (talentoso volante de armado, un tipo tan sencillo y atento a nuestro saludo, yo lo consideraba mi mejor amigo) con la N° 7; no recuerdo al jugador con la N° 17; más allá, con la N° 2, el gringo Francisco 'Pancho' Narducci, que provenÃa del León de Huánuco y en 1976 fue contratado por Alianza Lima; finalmente con la N° 3 está Guiuria (no recuerdo su nombre). Todos ellos apesadumbrados y embargados por el dolor por la pérdida fÃsica de un amigo y compañero de equipo; Isaac Correa llora desconsoladamente. El utilero del Deportivo JunÃn que fue el primero en atenderlo fue Antonio Chuquillanqui (Toño), y el médico del Atlético Chalaco que le brindó los primeros auxilios fue el Dr. Numa Pompilio. Recuerdos muy tristes, pero a la vez para reflexionar que en los estadios del paÃs, al menos en donde se juega la Primera y Segunda División y la misma Copa Perú debe contar con un tópico equipado, donde no debe faltar un desfibrilador (recordemos que ese aparato salvó la vida de Joao Contreras cuando un rayo lo fulminó en pleno césped del estadio Mariscal Castilla de Huancayo). También, cuando en Huancayo jugaba de local el Deportivo Pesquero Wanka, el delantero brasileño Marcio Dos Santos falleció después de un encuentro jugado en el Estadio Huancayo, creo que fue frente a Alianza Lima, al que se impuso: le dio un infarto cardÃaco en la habitación del hotel donde se hospedaba, cuando lo auxiliaron fue demasiado tarde. Gracias amigos de DeChalaca por este recuerdo a un sencillo futbolista que jugó por llevar comodidad y tranquilidad a su familia sin medir los riesgos de su salud afectada.