Lolo, casi celestial

Toto Terry y Héctor Chumpitaz son dos nombres legendarios, que están en el podio de idolatrías de Universitario de Deportes. A pesar de haber vestido la camiseta de Sporting Cristal, donde terminaron sus carreras, el hincha crema guardó siempre respeto y los reproches, si alguna vez los hubo, quedaron en el olvido.
¿Habría ocurrido lo mismo con Lolo Fernández, si se hubiera vestido de celeste? En mayo de 1948, el legendario goleador cañetano estuvo cerca de mudarse al Rímac. Desde luego, no a jugar por Sporting Cristal, que recién fue fundado en 1955, sino por su antecesor, Sporting Tabaco.
Lolo no la había pasado bien en los meses anteriores. La U, en 1947, cumplió una pésima campaña que casi lo castiga con el descenso. En tanto, el Sudamericano de Guayaquil le dio un golpe durísimo: una lesión a la rodilla izquierda lo alejó de las canchas por varios meses. En el plano familiar, su padre enfermó de gravedad y Lolo quedó cien por ciento dedicado a sus cuidados; por esta razón, retrasó su operación a la rodilla y, en consecuencia, su recuperación. El delantero, además, iba a cumplir 35 años, por lo que comenzaba a advertir la hostilidad que cierta prensa acostumbra con los futbolistas veteranos.
Todos los problemas, pues, se le habían juntado al Cañonero. A fines de mayo de 1948, una oferta sorpresiva pareció caerle del cielo: Sporting Tabaco le ofreció 20 mil soles, suma importante en la época, para jugar un año y medio con la camiseta celeste.
El rumor circuló por las redacciones. Un periodista de la revista Equipo, presumiendo que se trataba de un chisme, buscó la versión de Lolo. Para su sorpresa, el Cañonero no descartó la oferta; su contrato con la U vencía el 27 de junio y nadie se había acercado a renovarle. Cuando el periodista consultó como estaban sus relaciones con la dirigencia crema, Lolo respondió Normales, sin gran entusiasmo.
-Tengo que estudiar la propuesta con mucha atención -dijo Lolo-. No tengo por qué ocultar que el club interesado es el Sporting Tabaco. La propuesta que me han hecho es muy interesante y por eso es que la he tomado en cuenta.
El periodista, sorprendido, le preguntó si se imaginaba vestido con otra camiseta. Lolo respondió:
-No quiero ni pensar en lo que significaría para mí dejar el club donde he alcanzado la popularidad y al cual he defendido con todo el cariño. Tantas emociones pasé acá. Pero cada día las cosas cuestan más y el dinero vale menos. Por eso, si el club (Universitario) me ofrece algo equitativo, no vacilaría en continuar defendiendo sus colores. Yo no hubiera querido que llegue este momento, que plantea una situación que es producto de la evolución misma del fútbol.
Por mí, me quedaría en la U hasta el fin, añadió Lolo. La tensión se disipó unas semanas después: la salud de su padre mejoró, el Cañonero respondió al tratamiento y la dirigencia crema le hizo una oferta justa. El deseo de Lolo se cumplió y, como dice un estribillo de la polka Un gran baluarte, nunca se cambió de su gran club.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: revistas Equipo y Sport

www.daleucampeon.4t.com