Foto: Platense a lo Ancho

La esperanza ofensiva para Alianza Lima en el Torneo Clausura proviene del Platense de Argentina. Pero, al contrario de lo que se suponía, no nació en ese país, sino en Paraguay. Los goles de Juan Ignacio Acosta Cabrera, de 22 años de edad, tienen detrás una historia que contar.

Carlos Carpio, gerente deportivo aliancista, fue a Buenos Aires a contratar al nuevo atacante y este aceptó la oferta -previa charla con su representante William Pichling- y puso su firma en el contrato que lo unirá al popular equipo de La Victoria hasta diciembre del 2007. Acosta, pues, fue presentado en el estadio de Matute ante una cantidad respetable de hombres de prensa. El futbolista dijo emocionado: “Vengo a ayudar a Alianza a ser campeón con mis goles. Nunca había visto tanta gente a mi alrededor solo para cubrir mi llegada”.

Algunos colegas argentinos comentaron que se trata de un delantero que se mueve por todo el frente de ataque, que es efectivo en el juego aéreo y que domina los dos perfiles sin problemas. Lo que pocos sabían es que Acosta, quien se expresa con un marcado acento gaucho, nació en la localidad de Santa Rosa, muy cerca de Asunción, en Paraguay, el 8 de marzo de 1985. Ha jugado en el club Fernando de la Mora de su país natal y en los últimos años (2002-2007) ha defendido con éxito la camiseta de Platense.

Más de un medio en Lima (esta misma página incluida) informó equivocadamente que Acosta era argentino y el propio jefe de prensa de Alianza Lima, Eduardo ‘Lalo’ Archimbaud, presentó al futbolista con esa nacionalidad. Sin embargo, el mismo jugador confesó que es paraguayo y explicó, entre otras cosas, que su acento gaucho se debe a que vivió en una zona que queda en la frontera que une a Argentina con Paraguay y que está llena de guaraníes que hablan con dejo del Río de la Plata.

Acosta es el quinto delantero paraguayo en vestir la camiseta de Alianza Lima, y el único de ellos que nunca ha sido seleccionado de su país. El primero fue Ricardo Quiñónez, quien, luego de haber sido figura estelar en el título logrado por la selección de su país en el Sudamericano de 1953 disputado en Lima, culminó su carrera en el Perú a inicios de los ’60 vistiendo la blanquiazul y la camiseta alba del Centro Iqueño. Otros dos guaraníes llegaron al ataque aliancista en 1972: Aurelio Martínez y Vicente Cabral, ambos identificados con el Nacional de Asunción, la llamada Academia del fútbol paraguayo. El último de la lista fue Arístides Rojas, quien había incluso disputado el Mundial de Francia ’98: llegó a La Victoria como gran refuerzo para la temporada 2000, pero apenas hizo dos goles y erró cientos -es especialmente recordado uno con el arco vacío en un empate 0-0 ante Sporting Cristal en Matute-.

 

Arístides Rojas gritó gol solo dos veces en Alianza (Foto: Once)

El delantero guaraní no ha llegado solo a Matute. Juan Carlos Mariño le hizo compañía en la presentación. El ex jugador de Cienciano del Cusco, un volante ofensivo con buena técnica, es el otro refuerzo de los blanquiazules para el Torneo Clausura. La coincidencia entre Acosta y Mariño es que, pese a que ninguno nació en Argentina, ambos hablan como ciudadanos de ese país. Mariño vivía en La Victoria, jugaba en la Academia Deportiva Cantolao y a los 14 años se fue a jugar a Atlético Lanús, con el que debutó en Primera División en 2002. El mediocampista tuvo breves experiencias en Dínamo de Tirana (Albania) y en Argentinos Juniors antes de volver al Perú en julio del 2006 para ponerse la camiseta roja. Y, aunque vive hace un año en el Perú, sigue hablando como argentino. Tiene el acento gaucho intacto. 

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