Teodoro Salazar Canaval: Caballero, como buen Lolo
Teodoro Salazar Canaval, una de las personas que más ha hecho por el rescate de la historia del deporte peruano, falleció este lunes dejando un enorme legado de investigación y pasión por el oficio periodístico. DeChalaca rinde homenaje a alguien que ha sido ejemplo para la construcción de su identidad.
Son días difíciles para decir la palabra adiós. Hace muy poco hubo que escribir en esta misma página sobre Freddy Ternero, alguien tan querido por el fútbol peruano que se marchó intempestivamente. Luego, se lamentó la partida de Humberto Martínez Morosini, referente emblemático de la narración de partidos en el país, antes que cualquier otra de sus muchísimas virtudes periodísticas. Ahora hay que volver a decir hasta luego, y en el caso particular de DeChalaca, de manera aun más sentida.
Más sentida porque don Teodoro Edilberto Salazar Canaval (Cutervo, 25 de febrero de 1932 - Lima, 28 de setiembre de 2015) fue para quienes laboramos en esta marca, especialmente para quienes impulsamos su surgimiento, un auténtico referente. Así como El Veco fue nuestro paradigma de la agudeza periodística y la pluma o la palabra refinadas, don 'Lolo', como era por todos conocido, fue nuestro mejor respaldo en materia de investigaciones históricas. Su vasta obra, compilada principalmente en la Enciclopedia del Deporte Peruano que impulsó desde 1992 de la mano de Editorial Brasa, ha sido, es y será punto de referencia obligado para nuestros artículos de Hemeroteca. Un archivo de primer orden que hemos progresivamente compartido con nuestros lectores a lo largo de estos años en diversos formatos y plataformas.
Pero nuestra relación con don 'Lolo' era mucho más cercana que eso. Desde que surgió DeChalaca, su entusiasmo por atender cada una de nuestras llamadas o recibirnos, siempre con calidez e interés, en el escritorio de su casa, fue enorme. Le encantaba la idea de que un grupo de jóvenes estuviera tan interesado en aprender de historia y difundirla. Y sobre, todo, que tuviéramos un nombre tan cercano a algo que a él le gustaba: la chalaca, no solo por la brillantez de la jugada -sobre la cual dejó escritos algunos textos que, como le prometimos, haremos ver la luz editorialmente-, sino porque se identificaba con un Callao donde él no nació, pero al que aprendió a querer como suyo desde chico por su aprendizaje en el colegio de los Hermanos Maristas.
Las charlas con don 'Lolo' fueron siempre extensas y variadas. De esas que quieres que nunca se terminen porque aprendes demasiado de alguien que vivió todo. Visitó más de cincuenta países, en tiempos en que Internet no existía y había que viajar para conocer in situ los acontecimientos. Antes del Mundial México 1970, por ejemplo, el diario La Crónica lo envió a Alemania, Bulgaria y Marruecos para investigar en vivo y en directo a los rivales que la selección tendría: conocer a los jugadores, sus características, sus sistemas de juego. Épocas de periodismo puro, no de búsqueda simple en Google para hacer copy paste del primer resultado encontrado. Y de periodismo deportivo amplio, porque él sabía tanto de fútbol como de disciplinas como el atletismo, sobre cuya historia en el Perú también dejó un libro inigualadamente completo.
Por esa especialización en el deporte base, alguna vez don 'Lolo' fue distinguido con la medalla de oro del primer Concurso de Periodismo Olímpico organizado por el Comité Olímpico Internacional. ¿Cuántos periodistas deportivos peruanos hoy podrían aspirar a una condecoración de nivel mundial como la que él obtuvo? La pregunta cabe tanto como cuestionarse por qué una trayectoria tan exitosa como la que él registró no resuena tanto para las generaciones actuales. Ingresó a practicar al diario La Crónica en 1955, mientras cursaba periodismo en la Universidad Católica, y desde entonces se mantuvo en su redacción hasta el 22 de diciembre de 1990, día en que Editora Perú decidió cerrar el periódico que fue el mayor referente impreso del periodismo deportivo en el país. Aunque también tuvo incursiones en radio (Ovación) y televisión (América), nunca se identificó tanto con esos medios como con la pluma, en la que erigió su columna Tiros Libres como su sello de presentación.
Por eso, don 'Lolo' fue, como varios de los buenos periodistas antiguos, un auténtico líder de perfil bajo. Que fue tan respetuoso de trayectorias que cuando en 1986 Alfonso Rospigliosi, quien había sido su jefe en La Crónica por décadas, volvió al diario repatriado luego de su salida de El Comercio, cedió el espacio para que 'Pocho' volviera a hacerse cargo por unos meses. No imagino a don 'Lolo' en estos tiempos de figuretismo en redes sociales en otro rol que el del tuit prudente y bien pensado; pero sí lo secundamos en DeChalaca en una reflexión sobre el periodismo deportivo peruano actual que constantemente nos hacía y que en esta marca respaldamos.
No entendía don 'Lolo', pues, por qué diantres hoy en día el periodista se concebía a sí mismo como una especie de adversario o fiscalizador del deportista; por qué el periodista no podía, como en su época, ser amigo del jugador y apoyarlo a ser exitoso. Para don 'Lolo', la gran crisis del periodismo deportivo actual en el país surgió cuando un sector comenzó a ocuparse más de exaltar los aspectos negativos de la carrera de los deportistas que los positivos. Entendía él que eso era incompatible con contribuir a la mejora del fútbol y del deporte en general , y así tener todos quienes participamos de este negocio un mejor ambiente para desarrollarnos y, al fin y al cabo, un producto de mayor calidad para vender.
Es en ese mensaje último que nosotros en DeChalaca queremos reivindicar a don 'Lolo': como un ejemplo del buen periodismo deportivo que se hizo en el Perú y que siempre habría que seguir haciendo. Y por lo demás, quisiéramos darnos muchos gustos como los de él, quien no solo viajó tanto -lo que le permitió abrir mentalidades y expandir horizontes, recomendación que nos hizo- y entrevistó a tanta gente, sino que acabó escribiendo sobre las auténticas pasiones que tenía. Dos de sus libros, quizá, encarnan mejor que nada eso. Por un lado, ¡Vamos Boys!, la obra más completa que existe sobre el club cuyos colores amó. Y por otro, Lolo, ídolo eterno, una de las mejores biografías que se escribieron sobre Teodoro Fernández Meyzán. Porque si don 'Lolo' era 'Lolo' respondía, precisamente, a que además de ser rosado y llamarse Teodoro, se autodefinía como un auténtico lolista, devoto del ídolo de muchísimos peruanos.
Es especialmente difícil, como se señaló al inicio, decir adiós a veces. Aquí creemos haber compilado buena parte de los sentimientos de aprecio, gratitud y admiración que profesionalmente pueden despertar las canas de alguien que tuvo el invalorable gesto de dedicar tiempo a transmitirnos experiencia de vida. Por eso, el mejor homenaje a don 'Lolo' no será el que estas líneas hayan escrito, sino que DeChalaca pueda prolongar su tarea de rescatar la historia del fútbol peruano y las formas de hacer periodismo deportivo que jamás debieron trastocarse. Más que una promesa, es un compromiso de caballeros con el que fue un enorme caballero del deporte.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: libro '¡Vamos Boys!' / Teodoro Salazar Canaval; Recortes: diario La Crónica
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