Víctor Guarderas Lavalle: Firme y sereno

Víctor Guarderas Lavalle, uno de los mejores zagueros peruanos de la década del treinta, nació en Chorrillos el 25 de julio de 1911. Desde niño se dedicó a jugar al fútbol, su principal distracción. A los dieciséis, su familia se mudó a Lince y fue allí donde Guarderas, junto con otros muchachos, fundó el Club 9 de Diciembre, en el que muchos de ellos se iniciaron. Precisamente en este equipo Guarderas comenzó a jugar como back, fuera por derecha o por izquierda. Al año siguiente, en 1928, fue invitado por algunos amigos a integrar el Nacional del Rímac, equipo de Tercera División, en el que también destacaba un delantero de apellido Rossi, quien incluso llegó a jugar en Unión Española de Chile. Tras un año en el cuadro rimense, Guarderas llegó a los juveniles de Alianza Lima y cumplió una de sus más grandes ilusiones: jugar en un equipo grande.
Sus primeros pasos en tienda blanquiazul los dio en un torneo juvenil en el que participaron también Sport Boys, Círcolo Deportivo Italiano, Independiente de Chosica y Huracán Callao, consiguiendo el subtítulo detrás de los chosicanos. De inmediato, Guarderas se incorporó al cuadro de la Reserva.
Un salto íntimo
Alianza Lima no solo tenía un cuadro poderoso en la máxima categoría; su equipo reservista también destacaba. Guarderas alternó en algunos encuentros del primer equipo, pero sobre todo jugó en Reserva hasta 1932.
En 1933 llegaron buenas noticias para su carrera. La pareja titular en la defensa aliancista la formaban Juan Rostaing y Alberto Soria. Empero, el ‘Doctor’ tuvo diferencias con el club y se fue nada menos que a Universitario de Deportes. Fue la gran oportunidad para Guarderas, quien pasó a formar pareja con Rostaing. Con el retiro del ‘Gaucho’, Narciso León ocupó su lugar, siendo relevado por Soria al año siguiente, quien regresó a Alianza para formar zaga con Guarderas. Fue en ese 1935 que la racha de títulos del ‘Equipo de Oro’ llegó a su fin, pues el campeonato lo ganó Sport Boys tras cuatro años de hegemonía blanquiazul.
Su mejor dupla
Más allá de no haber jugado juntos en la liga peruana, el mejor compañero que Víctor Guarderas tuvo en la zaga fue, según su testimonio, Arturo Fernández. Desde que el hermano mayor de ‘Lolo’ reforzó al cuadro íntimo en la gira a Chile (por la ausencia de Soria), ambos se entendieron a la perfección. Esta dupla, alabada por muchos críticos nacionales, chilenos y europeos, quedó inmortalizada con el apodo de ‘Pareja Tempestad’: causó sensación en canchas chilenas junto con el arquero Juan Valdivieso, Alejandro Villanueva y el mismo ‘Lolo’.
Al año siguiente, Guarderas y Fernández se volvieron a juntar, esta vez en la Selección que disputó los Juegos Olímpicos de Berlín. Tanto prestigio gozó la dupla que, incluso, fue mencionada en la polka Los Tres Ases, escrita por Felipe Pinglo Alva (hincha aliancista), en la cual Guarderas destacaba como un back "firme y sereno".
Su propia tempestad
En aquel 1936 no hubo torneo por la participación peruana en Berlín; al año siguiente, se disputó en Argentina el Sudamericano de Fútbol. Debido a los buenos resultados en la cita olímpica, se esperaba un gran rendimiento del cuadro peruano, pero un incidente cambió muchas cosas.
Para afrontar este torneo se programaron dos amistosos para escoger a los jugadores que nos representarían en canchas argentinas: en uno de ellos, disputado el 8 de noviembre entre Alianza Lima y el Combinado de la División de Honor, Guarderas entró muy fuerte al delantero Jorge Chávez Boza, del Atlético Chalaco. El zaguero no fue expulsado, pero las consecuencias fueron fatales para ambos: luego del partido, Guarderas fue detenido, se le canceló definitivamente el carné de cancha y permaneció algunos días en prisión. Cuatro días más tarde, Chávez Boza falleció luego que le amputasen la pierna para evitar una gangrena, aunque se especula que el delantero del ‘León Porteño’ era diabético. Por la tragedia, los hinchas que antaño vitoreaban al back, pasaron a reprobarlo; fue entonces que Víctor Guarderas optó por el retiro.
De vuelta al barrio
Si bien se retiró de la actividad, Guarderas siguió jugando en equipos de barrio. Empezó en el Defensor Víctor Lavalle, club fundado en su honor, para luego pasar por Talleres Municipales, Transportes Municipales y una especie de equipo máster, el cuadro de la Asociación de Jugadores de Fútbol.
Pasaron algunos años más: a Guarderas, que siempre se defendió de las acusaciones y pasó al retiro por un “motivo injustificado” (según sus palabras), le extirparon un pulmón y falleció el 10 de octubre de 1975, en su casa de la Prolongación Huánuco, en El Porvenir.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Recortes: Libro de Oro de Alianza Lima, El Comercio; libros '¡Arriba Alianza...!' y Goles con Historia, Teodoro Salazar Canaval

Se agradece
Javier L
Fuera de eso, muy buen artÃculo.
Víctor Lavalle dejó su huella en el Estadio Nacional, un lugar donde sus laureles aún resplandecen. Casado con Doña Marina Arguedas Miranda, una mujer formidable, juntos dejaron un legado en el fútbol.
Ese legado fue seguido por su nieto de corazón, Willaim Huapaya, quien siguió su ejemplo jugando para el club Alianza Lima. Como bisnieto, me siento orgulloso de mencionar su nombre en lo alto.
Víctor Lavalle, un nombre que simboliza la pasión, el talento y el legado en el fútbol peruano.
Faltó añadir que era sobrino del puntero derecho aliancista José MarÃa Lavalle, de ahà que muchos medios de ese tiempo lo llamaran Victor Lavalle, siendo Lavalle su apellido materno.
Pero como al final, la costumbre se termina imponiendo......