Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEl bicampeón de goleo del fútbol mexicano, sin llegar a hacer una Eliminatoria a plenitud de su potencial, fue uno de los puntales de la clasificación por el solo hecho de ofrecer una garantía al proceso de Ricardo Gareca: si no estaba Paolo Guerrero, decía presente la 'Pulga'.

Paul Arrese | @paul_arrese
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Raúl Mario Ruidíaz Misitich (Lima, 25 de Julio de 1990) es a estos tiempos un jugador consolidado y goleador por excelencia. Lo ratifica su presente en la competitiva Liga MX con la casaquilla de Monarcas Morelia, como goleador por dos años consecutivos, después de haber sacado chapa de ídolo tras salvar a la 'Monarquía' del descenso. Lo suyo, se sabe, no es lo mismo que ofrece Paolo Guerrero; pero sí es, sin dudas ni murmuraciones, el primer jugador en quien la afición ha pensado en estos años como carta de gol cada vez que el 'Depredador' no estuvo, y también como su primera opción de compañía en el ataque.

DeChalaca conoció a la 'Pulga' antes que la mayor parte de la afición. Fue viéndolo desde 2008 en los campos de la Segunda División, allí donde su velocidad y gran capacidad de definición se hicieron notar de manera rápida. En su primera temporada salvó del descenso al América Cochahuayco, pero en 2009, con un equipo más compacto con jugadores de experiencia y juveniles asentados en la categoría como Wilkin Cavero, Luis Flores, Yersinio Saldaña y Edson Chacaliaza, Ruidíaz se convirtió en figura de la plantilla dirigida por Ágapo Gonzales. Sus actuaciones llamaron la atención de Juan Reynoso, entrenador de Universitario, y así pasó a formar parte del plantel principal merengue, en el que de modo muy rápido comenzó a ganar protagonismo y convertirse en el mayor referente de gol con la 'U' en el pecho en la segunda década del siglo.

Si bien Ruidíaz es categoría 90, en ningún momento pasó o asomó siquiera como parte de la generación de los 'Jotitas'. Su momento con la selección peruana estaba, pues, reservado para retos mayores. Como ocurrió el 24 de marzo de 2016, cuando Perú caía 0-2 ante Venezuela a falta de 30' para el final y Ricardo Gareca decidió jugarse el todo por el todo. En emblemática sustitución, sacó del campo a Claudio Pizarro y lanzó a los leones al goleador crema. Rápidamente, tras pase de Ruidíaz, Guerrero marcó el descuento, pero el momento célebre llegó al minuto 94: un centro de Flores para que la 'Pulga' se anticipara al cierre de Wilker Ángel, empatara el marcador e hiciera estallar a los aficionados aún presentes en el coloso de José Díaz.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com 

Esa postal del Ruidíaz salvador en Eliminatorias se eclipsó, acaso, en otro momento clave del ciclo: la Copa América Centenario, cuando Perú logró ganarle un partido oficial a Brasil tras más de cuatro décadas gracias a la combinación mano-muslo de la 'Pulga' y con la complicidad del equipo arbitral que por varias semanas fue noticia a nivel mundial. Con fortuna o más que eso de por medio, es indudable que su nombre merece mejores recuerdos que solo ese instante, que por otro lado fue además su catapulta para llegar al balompié mexicano.

El Mundial será la vitrina perfecta para que la 'Pulga' pegue el salto, acaso, a alguna liga europea en la que pueda consagrar del todo su carrera goleadora. Con Guerrero algunos meses más forzadamente fuera de la selección, las chances están allí para que su menudo comparsa, uno con olfato de gol igual de grande pero a la vez bastante distinto, se haga una vez más el espacio y cause picazón a los rivales de turno.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com


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