Antesalas traspapeladas
Cada vez que arranca una Eliminatoria -o Clasificatoria, como quieren llamarla los nuevos gurús del optimismo-, el debut de Perú monopoliza la atención del hincha y el trabajo de la prensa. En las siguientes líneas, el archivo se desempolva para ofrecer un repaso de cómo se vivió la previa a cinco de los procesos premundialistas más recordados.
1957, apachurrante abril.- El Perú todavía era el Jirón de la Unión y el afrancesamiento de las clases altas solo cedía ante los febriles compases del mambo o las películas mexicanas de Pedro Infante. Llegado abril de 1957, el fútbol hacía que los apachurrantes años cincuenta dejaran de ser metáfora de una época: Lima congregaba dos eventos tan destacados como apachurrados. A principios de aquel mes, todavía seguía jugándose en la capital el Sudamericano de fútbol (certamen antecesor de la Copa América) y antes de la quincena se recibiría a Brasil en el partido de ida del repechaje clasificatorio a Suecia 1958 en la primera eliminatoria que Perú jugaría en su historia. El técnico de la selección era el húngaro Gyouri Orth, bautizado por la prensa nacional como “Jorge" Orth para evitarse mayores complicaciones.
Perú enfrentaría a Brasil por la Eliminatoria el 13 de abril, solo una semana después de haber vencido al campeón Argentina por 2-1 (goles de ‘Toto’ Terry y 'Vides' Mosquera) en el último partido de aquel Sudamericano. Días antes, el 31 de marzo, Perú había enfrentado al Scratch por el mismo torneo, y cayó por 0-1 en un muy polémico partido. A los 73 minutos, el réferi, Sir Ronald Lynch, cobró un dudoso penal de Willy Fleming sobre el brasileño Pepe -inefable futuro técnico de nuestra selección, a quien mencionaremos en los párrafos posteriores- y Didí -otro posterior DT de la blanquirroja, antípoda de Pepe en la psiquis y en el cariño patrios- anotó el gol del triunfo para los visitantes. Inmediatamente, el árbitro inglés suspendió el partido por falta de garantías, ante la arremetida de unos hinchas -camuflados como periodistas- contra su persona. De colofón, el juez expulsó a los peruanos Víctor Salas y Carlos Lazón.
Las crónicas de la época cuentan también que algunos reclusos del Penal de Arequipa causaron destrozos al interior de la cárcel cuando un súbito apagón les impidió seguir escuchando por radio las incidencias de aquel encuentro. La Guardia Republicana intentó disuadirlos con disparos al aire, pero el fanatismo futbolero pudo más: vidrios y servicios higiénicos quedaron completamente destrozados.
Los ánimos estaban caldeados antes del debut eliminatorio. Sin embargo, más que el mismo partido, la noticia la concitó el probable traspaso de Juan Seminario a Boca Juniors. La prensa le dio amplia cobertura a la angustia del joven delantero de Municipal. Siendo Seminario aún menor de edad (le faltaban tres meses para los cumplir 21 años que por entonces exigía la ley), el contrato debía contar con la firma de su padre, quien vivía en Piura. 
El retraso de las comunicaciones con la ciudad norteña terminó por acabar con la paciencia de la directiva xeneize, lo que frustró la incorporación del joven delantero de Municipal y futura estrella del Zaragoza y el Barcelona español. Posiblemente este sea el motivo por el que el técnico Orth no lo incluyó en los partidos eliminatorios frente a Brasil, dado que había sido titular en todos los encuentros del Sudamericano. Seminario no debía andar de muy buen ánimo. Lo reemplazó Óscar Gómez Sánchez.
La selección permaneció concentrada en el hotel Alcázar, en el Jirón Camaná. Los brasileños también decidieron permanecer en Lima luego del Sudamericano ante la cercanía del arranque eliminatorio. La prensa cuestionaba la escasa preparación del equipo nacional, cuyo entrenamiento en días previos se había circunscrito a trotes ligeros y suaves ejercicios, sin jugarse partido de práctica alguno.
La eliminatoria, sin embargo, se resolvió de forma muy pareja, empatando Perú 1-1 en Lima y cayendo 1-0 en el Maracaná, con espectacular tiro libre de ‘’hoja seca" de Didí. El partido en nuestra capital, aunque a estadio lleno, no llegó a concitar la atención completa del aficionado y la prensa. Los cables que llegaban desde México despistaron la expectativa generalizada: el avión de Pedro Infante se había estrellado en Yucatán.
1969, la gente está en la Luna.- El final de julio hizo que el alunizaje de Neil Armstrong relegara a segundo plano las fiestas patrias, el primer 28 con Velasco, la parada militar y el fútbol. Los dirigidos por ‘Didí’ entrenaban pujantemente en Ancón, pero la prensa apenas le dedicaba media página a su esfuerzo, pese a encontrarse ad portas el partido inaugural de la Eliminatoria a México 1970 frente a Argentina.
Sin embargo, había síntomas de que el fútbol peruano mejoraba, al menos en imagen. Una semana antes del debut eliminatorio, pisaron suelo peruano diversos equipos extranjeros. El Radnicki de Yugoslavia llegó a Lima para medirse con Municipal, al que venció 0-2 en la despedida de ‘Tito’ Drago de los campos de fútbol. El Santiago Morning de Chile visitó Arequipa y cayó 3-1 ante Melgar, mientras el Wanderers del mismo país viajó a Trujillo para empatar sin goles con el Carlos A. Mannucci. Entre tanto, Chiclayo también concitaba la fiebre futbolera, al recibir la visita del Olimpia de Paraguay, que cayó 1-0 ante el Juan Aurich. Sin embargo, apenas 13 mil personas vieron a Perú enfrentarse al combinado de Porto Alegre en el Estadio Nacional -triunfo 3-0 con goles de Gallardo, ‘
Perico’ León y Eloy Campos- en el último partido previo al partido frente a los argentinos. Los periodistas rioplatenses llegaron a Lima con una semana de anticipación y poca expectativa con su equipo. No les iba a faltar razón.
Tres días antes del partido, el general Velasco recibió a los seleccionados en Palacio de Gobierno, saludando a todos con un apretón de manos y deseando infinitos parabienes. Fue uno de los primeros casos de fino aprovechamiento político del balón.
Y así, el 3 de agosto Perú le ganó a Argentina con el ‘gol fantasma’ de ‘Perico’ León. ¿Por qué ‘gol fantasma’? Porque hasta ahora nadie ha visto un video de él, en oposición a los goles de ‘Cachito’ Ramírez en La Bombonera, repetidos hasta la indigestión. Para quienes nunca pudieron gozar de este tanto, aquí se les muestra la foto, treinta y siete años después.
1977, ¿vienen los goles de Cubillas? - National Tours instaba a la gente a sacrificar su verano viajando a las alturas quiteñas para alentar a la Selección en su primer paraje eliminatorio. Humberto Horacio Ballesteros aprovechaba el tiempo libre que le dejaba su estadía en la banca para promocionar el tour con impecable sonrisa. El fútbol ya vendía. Pero para los que no conciliaban del todo con la fiebre futbolera, sin embargo, el Cine Roma preparaba una maratónica jornada dominguera con películas de Greta Garbo, anunciando en su publicidad que contaba con aire acondicionado importado para sofocar los calores de febrero.
La preocupación unánime residía en Teófilo Cubillas. Recientemente repatriado por Alianza, el Porto exigía que el club blanquiazul pagara por su carta pase; de lo contrario, prohibiría su inclusión en el debut eliminatorio frente a Ecuador, pactado para el 20 de febrero. Naturalmente, Alianza pagó y el ‘Nene’ alineó. Aunque una cosa no tenía que ver con la otra, así funcionaban el "cabeceo" y el chantaje futbolero de aquellos tiempos.
De otro lado, que los seleccionados se encontraran en Cusco aclimatándose no fue óbice para que el campeonato local transcurriera libérrimo. El mismo día del partido con Ecuador, Alianza visitó al CNI de Iquitos, mientras en la noche previa se había protagonizado un doblete Municipal-Universitario y Boys-Cristal en el Nacional. Tres días después del encuentro, incluso, Cristal empleó a sus flamantes seleccionados Ramón Quiroga, Percy Rojas, Héctor Chumpitaz y Juan Carlos Oblitas, entre otros, para jugar un amistoso ante Independiente de Avellaneda. La calendarización era aún un concepto etéreo.
Tras el auspicioso 1-1 en Quito (gol de Oblitas), resultado que sería decisivo para la clasificación a Argentina 78, el ministro de Educación, general Otto Eléspuru, felicitó a los jugadores, mientras la empresa Maraveco anunciaba como premio una refrigeradora para cada seleccionado. Eran tiempos inocentes, cuando aún no se inventaban los cheques gigantes.
1981, el ballet de ‘Patrulla’.- Colombia, dirigida por Carlos Salvador Bilardo, nos esperaba el 26 de julio en Bogotá. La delicia de la prensa deportiva fue la divulgación de que el técnico argentino entrenaba a sus equipistas haciéndolos combatir con adiestrados ninjas, augurando una masacre contra los dirigidos por el viejo ‘Tim’. Sobre todo a Cueto y La Rosa, baluartes del Atlético Nacional colombiano, y a los que Bilardo había culpaba de algunas noches de insomnio. No le faltó razón al ‘Narigón’, pues fue el ‘Tanque’ precisamente quien decretó con un soberbio cabezazo el 1-1 final en 'El Campín'; el primer paso rumbo al último mundial jugado por Perú.
El diario Ojo se encargó de avivar la polémica haciendo un parangón entre ‘Patrulla’ Barbadillo y Willington Ortiz, la estrella cafetera, por el simple hecho de que Bilardo declarara que Ortiz le parecía mejor jugador. Ojo llegó a la exageración, al titular que 'Patrulla’ era "un ballet como para el Teatro Municipal” y que una malformación congénita le había dado el carácter "cuchareante" de su prodigiosa pierna derecha. 
Desatendía problemáticas de mayor fuste, como la escasez de agua en Lima, que un día llegó a un extremo tal que ni en Palacio de Gobierno hubo con qué bañarse. El retorno a la democracia tambaleaba entre caños secos, pero para Ojo solo existía ‘Patrulla’.
La otra polémica estuvo enfocada en el pedido colombiano de antidóping para el partido. No se harán mayores comentarios al respecto. Basta observar la imagen anexa.
1989, la devaluación.- En su corta estadía por el Perú, el entrenador brasileño José Macía (a) ‘Pepe’ logró un prodigio: desviar hacia su persona, aunque fuera por unas semanas, el repudio unánime contra el primer gobierno aprista. La previa del debut al peor desastre 
eliminatorio de nuestra selección -cero puntos- le daba aún, sin embargo, cierto margen de duda. Algunos se aferraban al recuerdo de Didí o Tim. Eran épocas difíciles. Creer o no creer era todo un riesgo.
Con miras al debut en La Paz, la selección se aclimataba en Cusco y enfrentaba a los mejores sparrings que podían conseguirse por entonces: Melgar, Aurora de Arequipa y Cienciano. Empezaban a circular los billetes de 50 mil intis, aquellos rosados con la cara de Haya de la Torre. Subía el precio del trigo, el aceite y la leche en polvo. Los padres de los ‘jotitas’ se alistaban a concebir a los héroes del presente. Era agosto de 1989.
El vigésimo día de aquel mes Bolivia recibió a Perú y ganó ajustadamente por 2-1, tras haber volteado el encuentro luego del tanto inicial de ‘Chemo’ Del Solar. Nada auguraba, sin embargo, la catástrofe posterior, incluida una derrota en casa ante los bolivianos. Muy acorde con los tiempos que se vivían.
Gloria, pena, garbo y huachafería han pasado por este artículo. El autor no se hace responsable. Es la historia y hay que aceptarla con la sensatez que exigen las horas previas a este nuevo debut eliminatorio.
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Sinceramente,
Hugo Arnao
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