Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comArgentina ya no depende de sí misma para avanzar en el Mundial después de ser atravesada por una de sus peores vergüenzas: la ordenada -y efectiva- Croacia hizo notar la improvisación esquemática albiceleste y la vapuleó por 0-3, con lo que clasificó a octavos.

    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

Este jueves 21 de junio de 2018, sin duda, va a ser recordado en toda la Argentina como la efeméride de una tragedia. Una estocada que se insertó en lo más hondo de la afición albiceleste a partir de la inoperancia de sus piezas más rimbombantes. Porque ahora todos sí están en el mismo saco. Lionel Messi y compañía, pasando por Jorge Sampaoli y hasta las altas esferas de la AFA, con Claudio 'Chiqui' Tapia y ese timón de inestabilidad que se privó de la palabra proceso.

A Argentina la humillaron en Nizhny-Novgórod, y más allá de las particularidades que rodearon al partido, como que el uzbeco Ravshan Irmatov también fue el árbitro de la última goleada que había recibido la albiceleste en los mundiales (el 4-0 ante Alemania en Sudáfrica 2010), fue presa del deseo y sobre todo incapaz de reponerse tras un horror de su portero Wilfredo Caballero. Y por ende más bien se desarticuló y se resignó un resultado que, por donde se lo quiera ver, futbolísticamente la sitúa en la lona de este Mundial.

Es cierto que Jorge Sampaoli reincidió con su 3-línea-3 y pretendió romper esquemas con Lionel Messi, Sergio Agüero y Maximiliano Meza, pero las alertas que encendieron fueron notoriamente solucionadas por una pareja de centrales que dio la talla y a la que Croacia le debe su eficiencia en las dos primeras jornadas: la conformada por Dejan Lovren y Domagoj Vida. Los dos zagueros lucieron impenetrables, en ocasiones incluso por vías rudimentarias, y configuraron el sostén de una selección que pasó del apuro al éxito de un tiempo a otro.

Willy Caballero y el sufrimiento tras el blooper que abrió el camino de la goleada croata. (Foto: FIFA) 

Esto último se reafirma con la grandilocuente performance de Luka Modrić, y sus socios en el esquema ofensivo de Zlatko Dalić: Ivan Rakitić, Ivan Perisić y Ante Rebić, este último el afortunado extremo croata que se encargó de romper el cero gracias al mencionado grosero error que cometió 'Willy' Caballero producto de una mala recepción tras un pase de Nicolás Otamendi. Lo cierto es que ese instante, momento Kodak para los balcánicos, desalineó las brechas y expuso las carencias de una albiceleste dependiente y desordenada.

Por esa razón los ingresos de Gonzalo Higuaín, Cristian Pavón y Paulo Dybala resultaron desperdicios, y más bien se entremezlaron con el pánico que generó su adversario ante cada incursión en territorio sudamericano. Era pánico, pero también impotencia ante una superioridad notoria y que permitía avizorar un marcador más contundente, como el que finalmente se dio. Modrić, con espectacular remate de larga distancia, y Rakitić, en una acción que lindó con la humillación fulbitera, sentenciaron un 0-3 que incluso dejó la sensación de ser corto.

En Nizhny-Novgórod, Croacia le demostró al planeta que es una selección batalladora y física y técnicamente dotada, a la que con su garantizada clasificación a octavos debe mirársele con mucho respeto, más si está siendo infalible de cara al gol. Lo diametralmente opuesto ocurre con Argentina, que está en el ojo de la tormenta y con todos los dardos apuntando a Jorge Sampaoli. Y ahora que ya no depende de sí misma para soñar con la clasificación, deja la lección a todo el planeta de cuáles son los resultados de un trabajo cuando la palabra proceso queda al margen y tan solo se busca solucionar los problemas cambiando a un técnico por otro como si de fusibles se tratara.

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El Resumen

 

Los Goles

Fotos: FIFA


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